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CRÍTICA

'Théo & Hugo, París 5:59': Amor al primer polvo

Crítica de 'Théo & Hugo, París 5:59', la nueva película de Olivier Ducastel y Jacques Martineau. Estreno en cines el 15 de julio.

Por Javier Parra González 15 de Julio 2016 | 14:41

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La cámara se adentra en un club nocturno de París y acompaña a un tipo desnudo hasta el sótano, donde a golpe de música techno se entrelazan una serie de cuerpos en una suerte de bacanal bajo la luz escarlata del lugar. Hombres, carne, sudor, jadeos y pasión se escampan por la atmósfera hasta que somos conscientes de la mirada de Théo (Geoffrey Couët), un joven que observa detenidamente a otro que está en plena actividad sexual. Hasta que ambos se encuentran con la mirada y surge algo especial.

Téo & Hugo, París 5:59

Esa bien podría ser la sinopsis de 'Théo & Hugo, París 5:59', la nueva película de Olivier Ducastel y Jacques Martineau, quienes inician la historia con toda una declaración de intenciones, poniendo toda la carne en el asador en uno de los títulos más polémicos de la temporada.

Igual que otros pequeños grandes títulos como 'Shortbus', 'Weekend' o 'El desconocido del lago', el sexo explícito se convierte en una de las singularidades de un film que se convirtió en ganador del Premio del Público en los Teddy Awards entregados en la Berlinale 2015, que seguramente luchará por el título de película más polémica del año.

Téo & Hugo, París 5:59

Destacando la naturalidad de sendos protagonistas, entre quienes se establece una química inquebrantable desde el momento en que la mirada de Théo sea correspondida con la de Hugo (François Nambot), Ducastel y Martineau juegan a contarnos la eterna historia de amor, pese a que lo hagan comenzando por el final. El esquema básico del "chico conoce a chica, se enamoran y cuando hagan el amor veremos fuegos artificiales", cambia por el de "dos chicos se enamoran cuando se descubren follando el uno con el otro".

Porque si algo tiene 'Théo & Hugo, París 5:59' es que, además de no andarse con remilgos a la hora de representar la desnudez y la práctica sexual, pervierte a la perfección el motivo principal de las películas románticas, hablándole directamente a una nueva generación y colectivo. Pese a eso, y aunque pueda parecer destinada a agradar únicamente a un público gay, aquellos que sepan ver más allá comprobarán que estamos ante uno de los títulos más interesantes de la temporada.

Téo & Hugo, París 5:59

En Théo y Hugo, convertidos en dueños y señores de las calles nocturnas de París, vemos reflejados los ideales y los miedos de una sociedad que parecía haber perdido la fe en el amor, y que para más inri, y por obra y gracia de la pareja de directores, acabará encontrándolo en uno de los lugares parisinos más inesperados.

Una mirada al futuro y la felicidad en el rostro de dos personas que parecían estar destinadas a conocerse, cuya empatía para con el público viene impuesta desde el momento en que la cámara parece querer convertirnos en testigos directos de la acción, pues la sensación de estar viviendo algo en tiempo real acota las distancias entre la pareja de amantes y el espectador.

Salvando las distancias (por lo que al género se refiere, pues el dispositivo de grabación se asemeja bastante), estamos ante el mejor paseo nocturno por una capital europea desde la apabullante 'Victoria'.

Nota: 8

Lo mejor: Théo y Hugo. Hugo y Théo.

Lo peor: tristemente, habrá quien solo la recuerde por los primeros veinte minutos de sexo explícito.