Los multiversos están de moda. La Fase 4 del Universo Cinematográfico Marvel nos ha sumergido de cabeza en la locura de las líneas temporales alternativas con sus últimos títulos, pero en realidad, la temática multiversal no es ni mucho menos exclusiva del cine de superhéroes, sino que tiene cabida en relación a otros géneros y puede tomar mil y una formas diferentes. De eso se trata precisamente, de las posibilidades infinitas que nos brinda el sinfín del espacio-tiempo. Y nuestra imaginación.
No solo Marvel ha tratado recientemente eso de las variantes y los universos paralelos, sino que también lo hemos podido explorar a través de las nuevas temporadas de las series 'Muñeca rusa' y 'Undone'; a las que se suma uno de los últimos fenómenos de taquilla de Estados Unidos, 'Todo a la vez en todas partes', comedia de acción del aclamado estudio A24 que nos devuelve a los directores de aquella flatulenta rareza que es 'Swiss Army Man', Dan Kwan y Daniel Scheinert, al máximo de sus capacidades artísticas y narrativas. El tándem, que se hace llamar Daniels colectivamente, firma aquí una de las películas más originales, apasionantes y estimulantes que el cine nos ha dado en bastante tiempo.
Esperar lo inesperado
'Todo a la vez en todas partes' llega precedida de críticas excelentes y un triunfal paso por cines estadounidenses, donde se ha convertido en la película más taquillera de A24 (la productora detrás de títulos como 'Hereditary', 'Lady Bird' o 'Diamantes en bruto'). En poco tiempo se ha desarrollado a su alrededor un culto que se reserva únicamente para unas pocas elegidas. Y no es para menos, Scheinert y Kwan han elaborado una obra desbordantemente creativa y llena de momentos memorables que se quedan grabados en la retina.
Protagonizada por la gran Michelle Yeoh ('Tigre y dragón', 'Crazy Rich Asians'), la película gira (y gira, y gira) en torno a una inmigrante china en Estados Unidos que se ve envuelta en una aventura salvaje a través del multiverso, donde descubrirá que ella es la única que puede salvar al mundo de su total y absoluta aniquilación. Todo comienza como un día cualquiera, Evelyn Wang (Yeoh) regenta una lavandería con su marido, Waymond (Ke Huy Quan). Los dos tienen una hija adolescente, Joy (Stephanie Hsu), que no se lleva del todo bien con su madre, y luchan por sacar el negocio adelante a pesar de sus problemas económicos. Una visita a Hacienda para solucionar sus problemas con la declaración de la renta será el inesperado punto de partida de una odisea a través de los infinitos mundos del multiverso, donde Evelyn se encontrará con múltiples versiones de sí misma y los suyos mientras trata de controlar sus poderes para viajar entre dimensiones y detener a una arrolladora amenaza que pone el destino de toda la existencia en sus manos.
Digamos que ese es a grandes rasgos el argumento de 'Todo a la vez en todas partes'. Pero como bien indica su título, hay mucho más. Se aconseja pues adentrarse en ella sabiendo lo menos posible de su historia, y así dejarse llevar por una de las propuestas más impredecibles y excitantes que hemos visto en muchísimo tiempo en la gran pantalla. Una película en la que cada escena nos depara una sorpresa diferente, donde lo predecible no entra dentro de sus posibilidades, que propone una experiencia en la que lo único que se puede esperar es lo inesperado.
Que 'Todo a la vez en todas partes' es una película original es indudable. Pero los Daniels no la han creado de la nada, sino que se han apoyado en otras obras de la ciencia ficción, concreta y especialmente en 'Matrix'. Los cineastas reconocen que la revolucionaria cinta de las hermanas Wachowski fue su principal influencia y que, en cierto modo, su película es una respuesta, dos décadas después, al impacto sociocultural de 'Matrix', cuya onda expansiva se pudo sentir en todos los ámbitos y llega hasta nuestros días. 'Todo a la vez' posee ese mismo espíritu inquieto a través del que nos empuja a cuestionarnos nuestra propia realidad, pero lo hace desde una perspectiva totalmente diferente, con una historia que nos conduce por derroteros inexplorados, llevando sus posibilidades al límite de lo posible y lo imposible.
Ante el panorama del cine comercial actual, donde las propuestas más pequeñas y sin vínculo a propiedades intelectuales predeterminadas lo tienen cada vez más difícil, 'Todo a la vez en todas partes' nos traslada a una de las épocas más fértiles y emocionantes del cine moderno, la comprendida entre finales de los 90 y principios del nuevo milenio, una etapa en la que el cine de Hollywood era mucho más heterogéneo y mostraba una inquietud que se reflejaban en trabajos decisivos e influyentes como la mencionada 'Matrix', 'El club de la lucha' o 'Donnie Darko'. 'Todo a la vez en todas partes' podría haber formado parte de esa cosecha perfectamente, pero qué suerte tenemos de que nos haya llegado ahora, cuando se necesitan más películas como esta.
Carta de amor a Michelle Yeoh
'Todo a la vez en todas partes' transciende etiquetas para moverse dando saltos triples mortales entre la acción comercial y el cine experimental. En la película hay una clarísima influencia del cine de kung fu, de la animación y el cómic, pero no se instala definitivamente en ningún género o forma artística, sino que dedica a mezclarlos de las formas más radicales, jugando con diferentes estéticas y retorciéndose constantemente, sin miedo a pasarse de rosca y sin límites. Cualquier idea es buena, y ninguna es demasiado extraña o ridícula. Pero ojo, si bien su compromiso con lo absurdo y lo surrealista es total, por muy loca que se vuelva (que es mucho, y luego más) todo tiene una conexión, todo tiene un anclaje emocional que mantiene unidas las piezas de un puzzle que parece imposible de contener. Habría sido fácil perder a sus personajes en favor del espectáculo y el alarde de acción, pero la película no pierde de vista la humanidad que la define.
Los Daniels se encargan de que en el centro de su huracán de ideas, imágenes y estímulos haya un corazón que dé sentido a la historia, encontrándolo principalmente en la relación maternofilial entre Evelyn y Joy. Como en 'Red', la reciente cinta animada de Pixar, aquí también se exploran los frágiles lazos entre una hija que se siente rechazada e ignorada, que no se siente aceptada por lo que es y quiere desaparecer, y una madre que necesita abrir los ojos y estar ahí para ella. Es precioso cómo los directores construyen alrededor de ese conflicto todo un concepto rocambolesco y ramificado de ciencia ficción que utilizan para hablar del amor familiar y recordarnos cómo las personas a las que más queremos mantienen unidos los fragmentos de nuestras caóticas existencias.
Y aquí es donde tenemos que arrodillarnos ante la estrella de la película, Michelle Yeoh, una actriz magnífica que nos ofrece su mejor interpretación hasta la fecha, un glorioso catálogo completo de su talento multidisciplinar para la acción, la comedia y el drama que, si hay justicia, será reconocido en todos los certámenes de premios. 'Todo a la vez en todas partes' no es solo un vehículo hecho a medida para la icónica actriz de origen chino, sino también un sentido homenaje a su trayectoria en el cine y su estatus como icono de la acción y las artes marciales. La película definitiva de Michelle Yeoh.
Pero el resto del reparto no se queda corto. A destacar a Ke Huy Quan, el actor que dio vida a Tapón en 'Indiana Jones y el Templo Maldito' y Data en 'Los Goonies', que regresa después de mucho tiempo alejado de la pantalla con una interpretación cargada de sentimiento y uno de los personajes más entrañables del año -la relación entre Evelyn y Waymond es el otro pilar principal del film; a Stephanie Hsu ('La maravillosa Sra. Maisel'), que encuentra aquí un trampolín a medida de su energía interpretativa de alto voltaje; y por último, pero no por ello menos importante, a una inconmensurable JamieLeeCurtis, en una interpretación loquísima y desatada que nos recuerda que es un regalo para el cine y la humanidad.
Clásico instantáneo
Si hubiera que sacarle una pega a 'Todo a la vez' es que puede llegar a ser una experiencia agotadora. Aunque ni siquiera esto puede considerase del todo negativo. La película está siempre al 200% y nos pide estar constantemente al mismo volumen, lo cual requiere un ejercicio considerable de entrega que, sí, nos recompensa con una experiencia vertiginosa e inolvidable, pero también se arriesga a perdernos por momentos, en los que Kwan y Scheinert llevan todo tan al extremo que el sobreestímulo puede dejarnos exhaustos. Ahora bien, como decía, si a veces corre el riesgo de irse de las manos (tampoco es que pretenda contenerse, la verdad), siempre acaba encontrando la constante que la mantiene conectada a nosotros, la emoción, culminando en un clímax precioso en el que la catarsis se abraza a la locura y todo cobra sentido.
'Todo a la vez en todas partes' es una oda monumental a lo impredecible y aleatorio de la vida, un tratado delirante y existencial que nos invita a reflexionar sobre lo que podría haber sido, a imaginar cómo sería si pudiéramos cambiarlo y, en última instancia, a aceptar la realidad que nos ha tocado. Con escenas de acción increíbles, un sentido del humor muy inspirado y deliciosamente demencial, un montaje sencillamente magistral y una conmovedora banda sonora cortesía de la banda experimental Son Lux, la película roza la perfección artística en todos los aspectos.
Acompañando a Evelyn por el multiverso, puedes sentir cómo se expande tu mente en un mindfuck cargado de emoción a flor de piel. Estamos ante una de esas raras películas que logran captar la esencia caótica de la vida y nos recuerdan en dos horas que el sentido de todo esto a veces se puede encontrar en una pantalla, que el cine tiene el poder para revelarnos y dar sentido a lo absurdo de nuestra existencia. Por todo esto, 'Todo a la vez en todas partes' permanecerá en el tiempo como una constante a la que muchos querremos volver una y otra vez.
Nota: 9
Lo mejor: Su escala épica perfectamente mezclada con su carga emocional. Y Michelle Yeoh, increíble.
Lo peor: Hacia su recta final pierde un poco de impulso y corre el riesgo de saturar.