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CRÍTICA

'Todos queremos algo': Joven Linklater

Richard Linklater vuelve a las carteleras con 'Todos queremos algo', deudora espirirtual (o secuela, según el director), de 'Movida del 76'.

Por Daniel Lobato Fraile 1 de Julio 2016 | 12:51

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Gracias a su trilogía 'Antes de...' protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpy y a su "experimental" obra 'Boyhood (Momentos de una vida)' (en la que también participaba Hawke), el cine del texano Richard Linklater se ha terminado convirtiendo en una parada obligatoria para una buena importante del público hastiado de los excesos hollywoodienses pero que sigue apreciando el buen hacer de los cineastas norteamericanos.

Todos queremos algo

En comparación con los títulos citados, quizás 'Todos queremos algo' se quede coja, peque de falta de ambición formal, pero -como ha demostrado el cineasta a lo largo de toda su filmografía-, las apariencias no siempre lo son todo, y siendo fiel a algunas de sus señas, sobre todo en lo referente al tono costumbrista que lo caracteriza, su último proyecto se revela como un pequeño gran descubrimiento. Incluso para aquellos que no suelen tener a Linklater excesiva estima.

'Todos queremos algo' nos sitúa en la década de los 80, concretamente en el verano de 1980, y nos narra los últimos días de vacaciones de Jake, que en unos días comenzará la universidad. La acción acontece durante esos tres días previos en los que el protagonista, junto a sus amigos y futuros compañeros de equipo en el campus universitario, vive sus últimos momentos de "libertad"... o de "Slacker", por hacer alusión a otro de los filmes de Linklater. Tres días de fiestas y vivir sin presiones ni grandes responsabilidades. Por unos días, parecen decir, la adultez puede esperar. Como en otras ocasiones -no hay más que fijarse en su reciente 'Boyhood' para ver un ejemplo reciente-, el director pone el foco en el tránsito a la madurez, en cómo los pequeños momentos van conformando las etapas de cambio que nos definen.

Cuestión de espíritu

En palabras del propio cineasta, 'Todos queremos algo' vendría a ser una secuela espiritual de 'Movida del 76', cinta de 1993 (con futuras estrellas como Matthew McConaughey o Milla Jovovich en su reparto) que relata el último día de clase de unos chicos de instituto y la fiesta con la que ponían fin a esta etapa. Como aquí, Linklater se detiene en esos momentos previos a un gran cambio en la vida, se detiene en esa burbuja que se construye en la que disfrutamos por última vez de una aparente inocencia y seguridad.

Todos queremos algo

También con un reparto con varios rostros (quizás alguno llegue a formar una interesante carrera como los mencionados antes), el mayor acierto que esconde la película es el medido equilibrio que vislumbramos entre todos los personajes, no se percibe ningún desnivel entre ellos, si están es porque deben hacerlo y ninguno queda olvidado en alguna secuencia suelta, como sí llegaba a suceder en 'Movida del 76'. Resulta interesante el ejercicio de sobreactuación de los actores, un ejercicio que compramos y disfrutamos, la película transmite mucha naturalidad -sí, me doy cuenta de la contradicción de lo que escribo- y ayuda a conformar ese cierto ambiente de descontrol de los personajes.

A su vez, 'Todos queremos algo' se nos presenta como todo un ejercicio de nostalgia, un ejercicio cargado de honestidad, aderezado por una sutil conciencia de autoparodia y un carácter pop que acompaña a buena parte de las escenas. Y es que la película no renuncia a entrar en los lugares comunes de la comedia de instituto/universitaria, pero lo hace como solo Richard Linklater sabe, convirtiéndolos en algo distinto.

En un momento dado uno de los personajes dice "Venimos a pasarlo bien, no a quedarnos", resumen perfecto de lo que nos podemos esperar de la cinta. Tanto en contenido como en intenciones de su director. Una mirada optimista y sana envidia de los momentos que se fueron. Solo el tiempo dirá si esta pseudo-secuela de 'Movida del 76' también alcanza el estatus de cult movie o se queda por el camino.

Nota: 6/10

Lo mejor: La honestidad que destila.

Lo peor: Que pase desapercibida.

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