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CRÍTICA

'Tokyo Shaking': La verdad ante situaciones extremas

Crítica de 'Tokyo Shaking', dirigida por Olivier Peyon, escrita por Peyon y Cyril Brody. Protagonizada por Karin Viard, Stéphane Bak, Yumi Narita, Philippe Uchan, Jean-François Cayrey y Charlie Dupont.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 15 de Octubre 2021 | 09:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El cineasta francés Olivier Peyon continúa con su travesía alrededor del mundo. Después de llevar a Isabelle Carré a Uruguay para recuperar a su hijo en 'Une vie ailleurs', ahora hace viajar a Karin Viard hasta Japón para convertirse en una fría ejecutiva cuya vida se pondrá al límite en 'Tokyo Shaking', un largometraje que muestra cómo todo un sistema es puesto a prueba ante situaciones extraordinarias.

Tokyo Shaking

'Tokyo Shaking' guarda varios filmes en uno. Su inicio apunta a una intriga empresarial, pues su protagonista, Alexandra, es una ejecutiva de un importante banco y compañía de seguros francés en el que trabaja como analista de riesgos, es una mujer fría y dura, cuyos objetivos son continuar agrandando su currículum y que debe sacrificar más parte de su vida personal por el hecho de ser mujer.

Sin embargo, es marzo de 2011, y Alexandra se convierte en uno de los muchos afectados por el terrible terremoto y posterior tsunami que azotó el país asiático y que provocó el accidente nuclear de Fukushima. Lo que parecía un filme de intrigas se convierte en un angustioso drama social con una atmósfera digna del cine de catástrofes y supervivencia. Es ahí donde la cinta comienza a humanizar a su protagonista, la cual termina siendo una heroína improvisada.

Tokyo Shaking

Peyon, quien firma el guion del filme junto con Cyril Brody, sabe hacer ese giro narrativo. Es cuando el terremoto y el tsunami irrumpen, el momento en el que 'Tokyo Shaking' comienza a mostrar sus verdaderas intenciones, quedándose lejos de otros thrillers empresariales como 'La número uno' o 'Testigo' para acercarse más al espíritu de la magnífica 'Fuerza mayor' de Ruben Östlund. Esa transformación dota a la cinta de mayor complejidad y puede percibirse en su protagonista, una formidable Karin Viard, la cual sigue demostrando que es la intérprete más versátil del cine francés actual, pues es capaz de sostener el drama, la angustia, el suspense con naturalidad, al saber llevar también momentos liviano de humor, que le dan al filme mayor veracidad.

Un estupendo drama social con ecos del cine de Ruben Östlund

Y es que, como sucedió en el largometraje de Östlund, tiene que ocurrir un desastre o que exista una amenaza extrema para mostrar los instintos más primarios del ser humano. Ahí, Peyon aprovecha para hacer más evidente las diferencias entre los comportamientos sociales de occidentales y orientales, de un pensamiento más individual a otro más colectivo. También a cómo en situaciones límite, una empresa es capaz de dejar tirados a aquellos que considera 'peones'. Además, también sirve para lanzar una crítica a los requisitos imposibles que se les impone a las mujeres, pues Alexandra vive muchos dilemas en un breve período de tiempo, en el que se ve cómo chocan su propio sentido del deber y su instinto de supervivencia.

Tokyo Shaking

Peyon acierta en retratar lo que se vivió en Japón en marzo de 2011, pues una década después, visto en perspectiva, puede apreciarse cómo la histeria, los titulares alarmistas y la desconfianza hacia las instituciones provocaron una alarma social entre la población extranjera (pues está hablándose de Tokio y no de Fukushima, donde sí se vivió la tragedia) que hizo que se mostrasen de forma gráfica la expresión '¡sálvese quién pueda!', con secuencias que recuerdan demasiados a sucesos recientes, como supermercados vaciados o la compra impulsiva de papel higiénico. Justamente, de ahí, surge otra mirada crítica hacia los acontecimientos catastróficos, especialmente a la hora de abordarlos a través de los medios de comunicación.

'Tokyo Shaking' es un drama social que va de menos a más, una prima de riesgo cinematográfica, con una formidable protagonista -los secundarios no se quedan cortos, especialmente Amani y Kimiko, interpretados por dos estupendos Stéphane Bak y Yumi Narita-, la cual sabe transmitir el dilema moral que sufre, el cual, dado lo vivido en los dos últimos años, cobra un mayor trasfondo. Peyon vuelve a firmar un largometraje estupendo, que demuestra que ha sabido traer su mirada crítica en el documental a relatos de ficción.

Nota: 8

Lo mejor: Karin Viard, una heroína improvisada que refleja muchas realidades y que lanza una crítica sobre la presión constante que viven las mujeres.

Lo peor: El que toque muchos temas hará que descoloque a aquellos que buscaban más thriller e intriga o más crítica social.