El sexo mueve mundo... y también el cine, son muchas las películas que han querido abordar en la sexualidad en la forma de intimar y relacionarse con el cuerpo. Decidida a hacer un estudio sobre este tema, la debutante Adina Pintilie dirige 'Touche Me Not (No me toques)' por la que se llevó el premio a la mejor ópera prima en el 68º Festival de Berlín, como también el máximo galardón: el Oso de Oro.
Entremezclando ficción y documental, la propia directora se convierte en una especie de terapeuta que interroga a una serie de personajes con problemas con el sexo y la intimidad. Por un lado está Laura, una mujer de 50 años, soltera y que rechaza cualquier contacto físico, aunque contrata a un hombre de compañía para que se masturbe delante de ella; por otro lado está Hanna, una mujer transexual que hace peep show; también están Tomás y Christian, que asisten a una terapia de contacto en el hospital, donde exploran su cuerpo y su intimidad a través del contacto mutuo, lo hacen para superar sus propios prejuicios, Tomás es calvo desde los 13 años, mientras que Christian es discapacitado y se mueve en una silla de ruedas. Todos ellos conforman este particular estudio sobre sexo y relaciones.
Una apuesta por mezclar ficción y documental
Pintilie ofrece una propuesta que, a primera vista, resulta interesante. Entremezclar realidad con ficción, en una especie de falso documental, es una forma diferente de narrar en cine que, en los últimos años, está consiguiendo resultados muy buenos en cineastas independientes. De hecho, en su forma de ejecución, recuerda a 'I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians', de su compatriota Radu Jude y producida también el mismo año.
Pero para una propuesta así hace falta tener un mensaje complejo y ambicioso, cosa que Pintilie no tiene, aunque cree tenerlo. Su estudio sobre la sexualidad no revela nada nuevo y su mensaje está más que visto: reivindicar los cuerpos no canónicos, mostrar diferentes formas de amar, derrumbar los prejuicios alrededor del sexo y esa mirada patriarcal que lo ha dirigido a lo largo de la historia. Los personajes que retrata no están lo suficientemente bien llevados y algunos, como el caso de Hanna (interpretada por una actriz transexual) o el Christian (que hubiera merecido una película para él solo), están completamente desaprovechados.
Un mensaje ya visto anteriormente
Pese que la apuesta por un estilo de falso documental le otorga cierta cercanía y veracidad a lo que narra, su propuesta final carece de la complejidad necesaria para crear una película que vaya más allá de las buenas intenciones. Sus escenas pausadas y su deseo de convertir una secuencia sadomasoquista en una reflexión existencialista acaban convirtiendo a la película en una propuesta excesivamente ambiciosa y cierto aire pedante.
'Touch Me Not' atraerá por lo atrevido de sus imágenes, pero realmente no es algo diferente a lo que ya narró John Cameron Mitchell en 'Shortbus', estrenada hace 13 años. Un ejercicio ambicioso pero carente de un mensaje más estructurado.
Nota: 4
Lo mejor: Apostar por ese estilo pseudo-documental.
Lo peor: Su mensaje tenía que haber sido más complejo.