El cine surcoreano está plagado de reconocidos cineastas y películas encumbradas por el púbico y la crítica. Tras las magníficas 'El extraño' y 'La doncella' y con el inminente estreno de 'El imperio de las sombras', llega 'Train to Busan', dirigida por Yeon Sang-ho. Exhibida fuera de concurso en el 69º Festival de Cannes y premio a la mejor dirección y los mejores efectos visuales en 49º Festival de Sitges, la cinta se estrena en salas españolas dentro del marco Sitges Tour A Contracorriente.
Seok-Woo trabaja como gestor de fondos, está divorciado de su esposa y vive con su madre en Seúl. Pese a que su hija pequeña, Soo-an, está pasando unos días con él, le pide que por su cumpleaños, que es al día siguiente, le lleve a Busan a ver a su madre. Este, reticente, acepta. Tras embarcarse temprano por la mañana en el tren, unos extraños hechos están ocurriendo en varias zonas de la ciudad. Ya rumbo a Busan, se descubre que el país ha sucumbido a un virus zombie. Pero lo peor para los pasajeros es que una joven infectada está en el tren, por lo que empezará una auténtica lucha por salvar la vida.
Tenebrosa metáfora social
Realmente Yeon Sang-ho no reinventa el género. Es más, 'Train to Busan' tiene todos los arquetipos del cine de terror zombie: protagonistas con los que el público empatiza, una carrera a contrarreloj para salvar la vida y unos zombies con sed de sangre y llenos de ira. Sin embargo, lo que ha hecho a la película un auténtico fenómeno tanto para el público como para la prensa es su manera de ejecutar la trama. El cineasta crea un verdadero tour de force en el que no deja opción de respirar al espectador, teniendo la película un ritmo frenético en el que la acción no decae gracias a una inteligente dosificación de los sucesos.
La película, que se puede dividir en cinco actos, es completamente honesta en sus intenciones: Provocar una fuerte descarga de adrenalina para meter de lleno al público en la trama, creando un escenario completamente claustrofóbico en el que la lucha por salvar la vida tiene cierta crítica social. El cineasta vuelve a mostrar esa vena reivindicativa que ya se pudo ver en 'The Fake', en la que criticaba abiertamente el fanatismo religioso y sus organizaciones.
La cinta sirve de metáfora de la propia vida del surcoreano actual, mostrando sus peores caras dentro de un sistema capitalista que devora todo aquello que toca y que deja a la deriva a las clases medias en pos de beneficiar a la élite, esto se puede ver en la falta de solidaridad de algunos personajes como Yon-suk frente a otros que hacen de la unión la fuerza, como el caso de Seong-kyeong o Jin-hee, siendo los protagonistas, padre e hija, los que mejor describen esta crítica. Mientras que el progenitor es distante y frío, la niña representa esa mirada inocente que es la que, finalmente, prevalece.
Claustrofóbico y angustioso trayecto
Además de tener un ritmo frenético en el que se siente esa ansiedad por sobrevivir, hay que destacar una parte técnica notable, en el que Yeon Sango-ho hace alarde de un gusto estético elegante y austero, haciendo espeluznantemente creíble esos zombies furiosos que están alejados de la concepción que tenía George A. Romero de ellos en 'La noche de los muertos vivientes'. Aparte están esos primeros planos, impactantes y repulsivos, con los que el realizador logra transmitir auténticos momentos de tensión y terror.
Con ciertas reminiscencias a películas como 'Rec', 'Guerra Mundial Z' y 'Snowpiercer', 'Train to Busan' es, más que una película de terror, una magnífica cinta de acción, un terrorífico viaje no apto para cardíacos y cuyo destino final es un momento más que entretenido. Aunque no revolucione el género, su ritmo es trepidante y hace de ello una experiencia salvaje.
Nota: 8
Lo mejor: Su ritmo frenético, que no da tregua al espectador.
Lo peor: No innova y tampoco tiene intención de hacerlo.