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CRÍTICA

'Trolls 2: Gira Mundial': La diversidad (musical y social) como himno

Anna Kendrick repite como Poppy y Justin Timberlake como Branch y productor musical en una secuela que se ha preocupado con mucho detalle y amor de expandir el universo Troll en estilos de música, historias y personajes.

Por Rafa Jiménez Más 23 de Octubre 2020 | 09:40
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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El estreno y la conversación sobre 'Trolls 2: Gira mundial' han estado marcados, como casi todo en este año, por el coronavirus. La película se convirtió en pleno estado de alarma mundial en el mayor lanzamiento en formato digital de la historia al otro lado del charco. Esta decisión de Universal de saltarse la exhibición en pantalla grande en Estados Unidos planeada para abril incendió el debate entre cines vs streaming hasta el punto de que una de las mayores cadenas americanas decidió vetar todos los estrenos de la distribuidora en sus locales.

Afortunadamente, en España decidieron esperar. Ahora, justo siete meses después de su estreno previsto, por fin llega a nuestras (más que seguras) salas de cine la secuela de 'Trolls'. Por ello, es el momento de re-dirigir su conversación hacia el logro que sí ha conseguido por su cuenta: superar a su predecesora en historia, animación, mensaje y producción musical en una ambiciosa expansión, más que una continuación. La diversidad es la partitura artística y milimétricamente interpretada en absolutamente cada máximo y mínimo apartado de la película.

El mapa expandido por la diversidad

El punto de partida es (aparentemente) básico: otra villana de otro mundo exterior al de los Trolls amenaza con imponerse para destruir su reino y los otros mundos musicales que no sabían que existían. A pesar de algunos guiños a la primera parte (las naves de los villanos como la temible riñonera de la anterior antagonista), una vez la trama arranca, esta empieza a abrazar lo que será la tónica general del film: la diversidad. Esto provoca que, mientras que en 'Trolls' la misión era que Poppy y Branch aprendieran el uno del otro, ahora tengan que vivir aventuras por separado. Y al mismo nivel nada más y nada menos llega la misteriosa, potente y sorprendentemente natural sub-trama de la jirafa Cooper. Todo el metraje es un fabuloso viaje de varios personajes.

Anna Kendrick y Justin Timberlake como Poppy y Branch en 'Trolls 2: Gira Mundial'

Estas historias tan sumamente entretenidas como interesantes y bien entrelazadas permiten que no solamente brillen una vez más Justin Timberlake y Anna Kendrick con su magnífica adaptación a la comicidad y al dramatismo de sus personajes. Los secundarios de James Corden (Biggie) y Kunal Nayyar (Guy Diamante) son unos robaescenas con continuos y desternillantes gags. Y todavía queda espacio en este nuevo y amplio mundo para la garra que aporta Rachel Bloom a su reina del Rock, Barb, y las colaboraciones de artistas en pequeños pero aprovechadísimos papeles como los de Ozzy Osbourne, Gwen Stefani, Anthony Ramos, J. Balvin y, sobre todo, el dúo cómico y de narradores que hacen Mary J. Blige y George Clinton como los reyes del Funk. En general, hacen malabares con tramas y personajes para ampliar el universo con toda la potencia y sentido posible. Y vaya si les sale bien. Ojalá un spin-off de cada personaje e historia.

El reto social de la diversidad

Más allá del dinamismo, sentido y entretenimiento de la acción, 'Trolls 2' consigue ser mucho más adulta e ir varios pasos más allá no solo en el qué pasa, sino en el por qué. Los niños se entretendrán de sobra con todo lo anterior, pero los adultos podrán sentirse interpelados por este canto hacia la gente amargada que busca erróneamente la felicidad en quitársela a otros cuando, en realidad, solo están perdidos necesitando sincera empatía por el resto de gente. Nosotros que somos tan buenos y pasivos como Poppy.

Además de ello, esta vez el profundo mensaje central de la película pasa de cómo ser feliz con uno mismo a cómo serlo en sociedad: qué foco más grande y necesario pone sobre la supuesta diversidad actual y la facilidad con la que cualquier tendencia y persona aplica en su nombre la intolerancia contra el intolerante. Por muy pop y moderno que suenes, sigues rechazando al diferente que calificas como tu enemigo. Y claro, el Rock es muy fácil de demonizar y el Pop de ensalzar. Qué guay lo diferente hasta que no suena con tu misma armonía.

Anna Kendrick y Rachel Bloom en 'Trolls 2: Gira Mundial'

La mayor genialidad de este trasfondo es que también llega a ser entretenido y comprensible en su ajustada medida para el público infantil. Pero los más reflexivos podrán apreciar todos los significados que abren las diversas tramas y revelaciones del guion, como ese giro sobre el origen de todos los reinos basado en una certera advertencia sobre quién y cómo nos cuenta la Historia en mayúscula (casi siempre los vencedores y explotadores, a su favor), apelando a que en todos los bandos de un conflicto hay que reconocer errores. O esa gran sub-trama de transformación de Cooper, que acaba vehiculando al resto de historias, sobre la renuncia a la comodidad y a tu gente que implica descubrir tu identidad y vocación, con el miedo y potencial que ello trae.

La oportunidad musical de la diversidad

La diversidad explota al pasar del ámbito personal al musical. En este nivel y en el visual, 'Trolls 2 Gira Mundial' es un enorme salto al ser tan buenas las mezclas sonoras como los gags visuales que las acompañan: han sabido aprovechar la variedad de cada género para crear momentos sonoros y paisajes visuales acorde a sus características musicales. Desde el suelo que pisan hasta la ropa que llevan o cómo hablan. Todo está marcado por el género musical que determina su mundo. Los centrales son el Funk, Country, Techno, Clásico, Pop y Rock, al ser los más comunes y cómicos a nivel mundial. Aunque también se agradecen los breves homenajes al K-Pop y el reguetón para apuntillar esta expansión del mundo visual y sonoro.

Justin Timberlake y J Balvin en 'Trolls 2: Guerra Mundial'

Justin Timberlake repite como productor musical tras estrenarse en 'Trolls', y esta vez ha decidido pasar de crear hitazos pop a mezclas más variadas y versiones actualizadas de grandes clásicos como 'Rock you like a hurricane' o 'Atomic Dog'. Aunque se pronuncie un poco más hacia el rock, el resultado global de la banda sonora es una producción actual y variada, que crea momentos musicales para avanzar en la historia y hablar sobre los personajes. Gracias a ello, los más entendidos de música disfrutarán de un trasfondo en la historia y en la técnica con mucho mimo y ambición: todo lleno de la mejor diversidad.

La consecuencia inevitable de esto es que la música en la secuela es menos popera y radiofónica. Esta vez, es menos una lista de Spotify y más un vehículo para la historia y para las canciones que Justin Timberlake ha querido homenajear, como nos contaba en nuestra entrevista. Tampoco faltan las composiciones originales como 'The Other Side' muy a su estilo y 'Just Sing', el himno colectivo que no supera ni por asomo al 'Can't stop the feeling' y hace que el final no acabe de estar a la altura de la profundidad y variedad del resto del metraje. Pero todo lo anterior es una bella mezcla de géneros en historia y producción. Por ello, veas la película con los ojos o con las orejas, 'Trolls 2: Gira Mundial' es un festival de mimo artesanal por la animación, la música y, sobre todo, por la diversidad.

Nota: 8

Lo mejor: Todos y cada uno los aspectos de 'Trolls' están ampliados con mucho trabajo visible y audible.

Lo peor: El himno/momento final es demasiado complaciente y rutinario en comparación con el crecimiento del resto de la película.

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