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CRÍTICA

'Última noche en el Soho': Todos los colores de la oscuridad

Crítica de 'Última noche en el Soho', lo nuevo de Edgar Wright. En cines a partir del 19 de noviembre.

Por Javier Parra González 19 de Noviembre 2021 | 10:20

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Desde hace décadas, y sobre todo durante las del último tercio del pasado siglo, ha existido cierta tendencia desde el cine de género a retratar la ciudad como el espacio predilecto en el que poder desarrollar una suerte de pesadillas urbanas, en las que las calles oscuras y barrios conflictivos, han servido para adornar historias cuyo marco servía como retrato costumbrista de un mundo contemporáneo en el que los peligros acechan a cada esquina.

Última noche en el Soho

Del mimo modo en el que Dario Argento había retratado Roma o Turín de formas inhóspitas en 'El pájaro de las plumas de cristal' y 'Rojo oscuro'; o siguiendo la estela de William Lustig o Larry Cohen al convertir Nueva York en el marco idóneo donde desarrollar sus propuestas de terror, ahora Edgar Wright toma parte de esa tradición para llevarnos a un Londres de 1960 en el que los sueños acabarán por estallar y desvanecerse frente a un misterio por resolver.

En ' Última noche en el Soho' conviven toda una serie de elementos que la convierten en un título fascinante. No solo por hecho de que Wright haya logrado uno de sus títulos más redondos, sino por la forma en la que el cineasta juega a través de los géneros para construir un relato que sirve como thriller psicológico y como propuesta claramente ligada al fantastique europeo.

Última noche en el Soho

Si a ello le sumamos el hecho de que Anya Taylor-Joy y Thomasin Mckenzie se han entregado totalmente a la causa, todo funciona con la precisión de un reloj suizo en una trama con dos líneas temporales, entrelazadas para que pueda resolverse un misterio que, a ojos del espectador, se presenta a través de un exquisito diseño de producción, donde los espacios son clave para introducirnos en su historia.

Tal y como ha hecho a lo largo de toda su trayectoria, Wright es también quien escribe el guion, razón de más para volver a constatar que él es uno de los autores clave del cine de género actual, quien deja atrás la seña de identidad con la que se dio a conocer gracias a la Trilogía del Cornetto (compuesta por ' Zombies party', ' Arma fatal' y ' Bienvenidos al fin del mundo') para abrazar esa estilizada forma con la que lanzarse de cabeza hacia el fantástico más puro.

Última noche en el Soho

Su argumento nos presenta a Eloise (McKenzie), una joven que deja atrás el pueblo para mudarse a Londres a estudiar moda. Una vez instalada y tras haber conocido los claroscuros de una ciudad en plena ebullición cultural, empezará a vivir lo que parece ser la vida Sandie (Taylor-Joy), una aspirante a cantante. Los mundos de ambas se irán entrelazando de forma rocambolesca, hasta que la salud mental de Sandie empiece a resquebrajarse por culpa de un horror que desentrañará sin haberlo pretendido.

Wright expone a la perfección un ambiente nocturno viciado y perverso, donde por encima de esa brutalidad y terrores intangibles que parecer plegar el espacio tiempo, brillan los números musicales, los clarísimos homenajes estilísticos a 'Suspiria', 'Seis mujeres para el asesino'. Argento, Mario Bava e incluso Clouzot están presentes en una de las grandes sorpresas del año, en la que además de convivir varios géneros, prevalece ese gusto por la estética que la hermana directamente con el fantástico europeo del siglo pasado.

Nota: 8

Lo mejor: McKenzie y Taylor-Joy están de escándalo.

Lo peor: Que pueda pasar desapercibida.