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CRÍTICA

'Un pequeño mundo': En territorio hostil

Crítica de 'Un pequeño mundo', dirigida y escrita por Laura Wandel. Premio FIPRESCI en la sección Una Cierta Mirada del 74 Festival de Cannes. Protagonizada por Maya Vanderbeque y Günter Duret.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 25 de Febrero 2022 | 09:40
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El año pasado, dos cineastas tuvieron una visión sobre la infancia deslumbrante, al saber comprenderla y plasmarla en la gran pantalla, ofreciendo así dos películas magistrales. Una de ellas fue la francesa Céline Sciamma con su realismo mágico mostrado en 'Petite maman', la otra es la belga Laura Wandel, quien entra por la puerta grande del séptimo arte con su ópera prima, 'Un pequeño mundo', ganadora del Premio FIPRESCI en la sección Una Cierta Mirada de la 74ª edición del Festival de Cannes y que representó a Bélgica en la categoría de mejor película internacional en la 94ª edición de los Premios Oscar, donde logró entrar en la shortlist de precandidatas.

Un pequeño mundo

A diferencia de otros dramas sociales sobre el acoso escolar, Wandel busca narrar la perspectiva infantil, la protagonista, aquella que es víctima o verdugo de lo que sucede en el colegio, en los patios del recreo, en el parque, en las redes sociales. De ahí, que la realizadora, quien también firma el guion, apueste por una mirada inmersiva a través de los ojos de dos niños protagonistas, hermanos, una niña de siete años y su hermano mayor, quien es el que sufre acoso escolar.

Es fascinante cómo Wandel pone la mirada de la historia en la pequeña Nora, quien es testigo de un mundo más cercano a 'El señor de las moscas' que al de 'Barney y sus amigos'. La cineasta rompe con la imagen pulcra e inocente de la infancia, para plasmar su lado cruel y oscuro. Sí, entre los niños hay inocencia, hay bondad... pero también hay odio, hay dominación y está la ley del más fuerte, formando una sociedad en la que el que busca luchar contra ello se le tacha de chivato, convirtiéndose en un paria, pues se ha atrevido a denunciar fuera de ese círculo que es la infancia, como si los mayores fuesen la policía y ellos una especie de pandilla.

Un pequeño mundo

Una mirada a la infancia sin contemplaciones

Wandel mira sin prejuicios a los más pequeños de la casa y muestra también que no todo es blanco o negro, quien fuera víctima puede pasar a ser victimario y viceversa. Ese trasfondo y complejidad, pues es una metáfora de lo que deviene como sociedad, esos niños serán los adultos del mañana, convierte a 'Un pequeño mundo' una magistral ejercicio cinematográfico, como si fuera una combinación de los mejores trabajos de los hermanos Dardenne pero rodada con un estilo similar al de Serguéi Loznitsa o László Nemes. Por otro lado, a pesar de lo retratado, Wandel ofrece una mirada de esperanza.

Un pequeño mundo

Aunque nada de esto hubiera sido posible sin sus protagonistas. Günter Duret está magnífico como hermano mayor asediado pero quien deslumbra con una interpretación naturalista, espontánea y magistral es Maya Vanderbeque, con una mirada y unos gestos que expresan mucho más de lo que aparentemente dicen. Sorprende el método de una actriz tan joven y, sin duda, hay ganas de ver si termina convirtiéndose en una de las grandes figuras del cine belga como Déborah François, Émilie Dequenne o Virginie Efira.

'Un pequeño mundo' es cine social que innova, de esos que recuerda que la denuncia y la concienciación pueden maridar a la perfección con una mirada puramente cinematográfica. Wandel se postula como una de las figuras de esa nueva generación de mujeres cineastas que han hallado su voz y demuestran que el cambio está siendo real, aunque mucho camino por recorrer aún.

Nota: 9

Lo mejor: El descubrimiento que supone Maya Vanderbeque. La mirada nada indulgente de Wandel a la infancia.

Lo peor: Hubiera merecido más en la carrera de premios. 2021 ha sido un año de demasiada competencia.

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