Desde que, en 2007, el británico Dean Craig deslumbrase como guionista con la comedia negra 'Un funeral de muerte', haciéndose cargo del respectivo remake estadounidense, parece se ha quedado en un eterno ciclo de celebraciones, desde bodas ('Una boda de muerte', 'A Few Less Men', 'Amor. Boda. Azar') hasta lunas de miel ('The Honeymoon'). A falta de que completen la famosa BBC (le queda hacer una película sobre bautizos y otra sobre comuniones), Craig se adentra de nuevo en un terreno más pantanoso, con 'Una herencia de muerte'.
'Una herencia de muerte' une a dos protagonistas únicas, Toni Collette y Anna Faris. Ambas encarnan a dos hermanas que han heredado una cafetería que perteneció a su padre y que corren el riesgo de perderla, dado las deudas que tienen. Su situación puede cambiar dado que su tía, una mujer amargada y solterona, tiene un cáncer terminal y no tiene herederos directos. Ambas deciden ir a visitarla y ayudarla, con el objetivo de que su tía les ponga en el testamento. La idea parece sencilla... solo que también se les ha ocurrido a sus otros dos primos, quienes, aparentemente, gozan de una mayor renta. Una carrera contrarreloj para ver quién es el mejor heredero.
La premisa, realmente, se presenta rápidamente y ofrece lo que puede esperarse de este tipo de producción. De hecho, Craig vuelve a hacer alarde de chistes fáciles, gags escatológicos y comentarios trasnochados que cuesta creer que estén presentes en una comedia de 2022 y eso que hubiera podido ser un ácido retrato sobre la mezquindad de la gente. Lo que evita que la cinta sea un desastre es su elenco. Toni Collette y Anna Faris ofrecen un tándem fabuloso. Ambas son capaces de defender y hacer que el público se ría, a pesar de ser situaciones que rozan lo absurdo (cuando no lo pretenden).
Una floja comedia que salva un reparto excelente
No son las únicas, realmente, 'Un funeral de muerte' cuenta con un reparto en estado de gracia. Junto con Collette y Faris, está David Duchovny sacando a relucir su lado más cercano a 'Californication', aunque en un tono mucho más bestia. Le acompaña Rosemarie DeWitt y Ron Livingston, matrimonio en la vida real, que encarna a una pareja en crisis. Los cinco elevan una producción olvidable y consiguen crear cierta complicidad con el público. Eso es lo que consigue que la cinta sea más disfrutona que los últimos trabajos de Craig. Mención especial para la gran Kathleen Turner.
'Una herencia de muerte' no descubre nada. Es más, su humor trasnochado no invita a disfrutar de ella. Sin embargo, el savoir-faire de su elenco consigue salvar los muebles, dejando escenas divertidas que logran soltar alguna carcajada. Esto deja en evidencia que Craig demuestra ser un buen director de actores. Ahora bien, no estaría mal que superase su fase de celebraciones o que, al menos, cambie el chip si se atreve con bautizos y comuniones.
Nota: 6
Lo mejor: Su reparto está maravilloso.
Lo peor: Su trama es floja y sus chistes no causarían risa alguna de no ser por sus actores.