Para aquellos que crecimos viendo 'Poli de guardería' y más adelante descubrimos 'Terminator', las habilidades interpretativas de Arnold Schwarzenegger, más allá de sus roles de gesto férreo, pueden estar en duda. 'Una historia de venganza' derriba ese prejuicio con un inusitado y poderoso trabajo dramático del actor austriaco. El exgobernador de California regresa a la gran pantalla dos años después con un personaje tremendamente exigente, que solventa sin problemas a sus setenta años.
El conflicto dramático de su personaje emana del trágico choque entre dos aviones, provocado por una concatenación de errores humanos. Schwarzenegger encarna a Roman, un solitario trabajador de obra, oriundo del este de Europa, que se va a reunir con su familia con motivo del nacimiento de su nieto. La frustración de ese encuentro provoca la desolación de Roman, que no será el único que quedé sumido en la profunda oscuridad que genera un evento tan traumático. El otro afectado es Jake, controlador que está al cargo del tráfico aéreo cuando se produce la colisión. La película se centra en ambos personajes, forjando paralelismos en sus comportamientos derivados del accidente. Mientras que Roman es víctima colateral, Jake es responsable. A uno le afecta el duelo y a otro la culpa, pero lo que une a ambos es que tienen que enfrentarse a las demoledoras consecuencias de sus actos.
A lo largo de ese proceso, el guionista Javier Gullón ('Enemy') también presta atención a elementos ultrajantes como el circo mediático que se monta alrededor de la desgracia y la frivolidad con la que los ejecutivos de las aerolíneas tratan a las familias de los fallecidos, como si fueran mercancía que monetizar. La suma de esos aspectos enriquece al resultado final, muy centrado en la introspección de los dos protagonistas, que ven destruido su entorno más cercano. Tanto Schwarzenegger como Scoot McNairy, que interpreta a Jake, se atreven a descender a lo más hondo de la miseria de sus personajes, dando pie a un drama intenso en el que tienen cabida los primeros planos más descarnados. Eso es lo que diferencia a 'Una historia de venganza' de un telefilm del montón. El relato no es novedoso, ni está firmado por especialistas en traumas como Derek Cianfrance o Kenneth Lonergan, pero el resultado es realmente digno de ver.
Trampa de neón
Para que nadie se deje engañar por el título español de la película, que se arrima con descaro a David Cronenberg, es necesario recordar que 'Aftermath' es el original. Ese término hace referencia a las secuelas que provoca un suceso traumático, y la película es simple y llanamente eso: una exploración por las vísceras del dolor, tanto el culpable como el que ansía justicia. En cambio, 'Una historia de venganza' parece hacer alusión a una violenta pulsión que apenas tiene presencia en el film, ya que los estallidos de cólera son prácticamente nulos. En ese sentido la evolución de los personajes tiene poco de burdo, aunque sí que sea algo arquetípica, y no se lleva la película al terreno de la venganza como solución final, ya que ese recurso la habría condenado a aquel montón al que hacíamos referencia previamente.
La soberbia labor de Scoot McNairy y Arnold Schwarzenegger es el combustible de un drama atrevido, aunque convencional en su planteamiento, y que recuerda, desde la distancia y el respeto, a grandes títulos como 'Cruce de caminos' o 'Boardwalk Empire'.
Nota: 6
Lo mejor: El (distante) duelo interpretativo entre Arnold Schwarzenegger y Scoot McNairy.
Lo peor: La escasa frescura de la propuesta, que recuerda a demasiados otros títulos.