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CRÍTICA

'Una joven prometedora': Estamos hasta el coño

Emerald Fennell escribe y dirige su ópera prima, una película que se revuelve y lucha contra el heteropatriarcado.

Por Luisa Nicolás 16 de Abril 2021 | 10:30

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"¿No sabes que eres tóxico?" nos preguntaba Britney Spears una y otra vez en el tema 'Toxic', una canción que forma parte de la banda sonora de 'Una joven prometedora' y cuyo estribillo pegadizo bien nos puede servir para sintetizar tanto la película como la estructura social que permiten a los hombres seguir abusando de su posición de poder mientras se consideran a sí mismos buenos chicos. No se enteran de nada, pero se lo vamos a explicar.

La lista de reproducción de 'Una joven prometedora' está de hecho plagada de canciones pop que adoran las adolescentes y los adultos aseguran escuchar solo de forma irónica y además de Spears, suenan las Spice Girls, Maya B y Paris Hilton en temas que avanzan la inestabilidad emocional y la rabia que mueven a su protagonista. "I was busy thinking about boys, boys, boys" que canta Charli XCX y "Uh-oh, I did it again I got a bad habit and I can't pretend" de Cyn nos conducen a través de una narración que se mueve entre el thriller y la comedia negra y romántica como un juego de espejos, espejos de esos que te devuelven el reflejo distorsionado como en los parques de atracciones. Y es que menuda montaña rusa nos espera.

Carey Mulligan interpreta a Cassie, una chica con un futuro brillante por delante que decide dejar la carrera de medicina y abandonar cualquier atisbo de vida personal después de que su mejor amiga sufra un abuso sexual. Ahora Cassie, que trabaja en una cafetería, tiene una nueva afición: ir a bares, fingir que está muy borracha y darle una lección a todos esos hombres que intentan ayudarla.

'Una joven prometedora'

'Una joven prometedora' es el debut en la dirección de Emerald Fennell, una ópera prima que también escribe y produce ella misma y que le ha valido cinco nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película, mejor dirección y mejor guion. También actriz y escritora, a Fennell la hemos visto dando vida a Camilla Parker Bowles en 'The Crown' y como showrunner y guionista de la segunda temporada de 'Killing Eve', con la que podríamos encontrar ciertos paralelismos. Además de su tono mordaz y el enfoque feminista, las protagonistas de 'Una joven prometedora' y la serie de HBO, Cassandra y Villanelle, tienen mucho en común, como su falta de escrúpulos y su afición a tomarse la justicia por su mano. Pero hay una pieza clave en sus motivaciones que las separa: Villanelle es una psicópata y Cassie simplemente está hasta el coño y consumida por la culpa.

Donde tantas otras películas han tratado ya el tema del consentiemiendo, especialmente a raíz de la era del #MeToo, Fennell nos trae una propuesta nueva, de esas que nos gusta llamar "refrescantes" o atípicas, porque no aspira a analizar cómo hemos llegado hasta aquí y mucho menos a entender a sus perpetradores, como por ejemplo hacía la reciente 'El escándalo (Bombshell)'; la realizadora está mucho más interesada en las consecuencias directas de la normalización de los abusos sexuales contra las mujeres en un thriller de venganza, con una heroína de nuestro tiempo, la respuesta a nuestras fantasías. Cuando 'Una joven prometedora' termina algo sigue resonando al salir de la sala y se viene con nosotras el hastío ante tanta impotencia y también su rabia.

'Una joven prometedora'

Cassie lleva una libreta con la lista interminable de hombres que cada semana sienten una irresistible conexión con una mujer demasiado borracha para dar su consentimiento. "¿Qué edad tengo? ¿Cuales son mis hobbies? ¿Cómo me llamo?", pregunta Mulligan a Christopher Mintz-Plasse antes de apuntarlo en su cuaderno y después de haber hecho de cebo y cazadora. Pero fue su mejor amiga, Nina, y no ella, la que en la universidad sufrió algún tipo de agresión sexual que se va revelando solo con el transcurso de la película, evidenciando quizá que no existe un único tipo de abuso, o uno peor que otro, el abuso sexual tiene muchas formas y todas tienen que parar.

Perdón, romance y venganza

Apuntaba la directora en una entrevista al perdón como uno de los temas principales de su película. Perdón, romance y venganza, tres cosas que aparecen para Cassie cuando se reencuentra con su antiguo compañero de clase, Ryan (Bo Burnham), ahora cirujano pediátrico. A pesar de sus reticencias iniciales, parece que Cassie sí que puede hallar en esta relación un atisbo de esperanza en los hombres, un #NotAllMen y la posibilidad de hacer las paces con un género entero. Con ecos nostálgicos de la comedia romántica de los 90 de chica conoce a chico, Ryan es diferente, es divertido, encantador e inofensivo (y qué bien está Burnham en este papel), pero este acercamiento también desencadena demasiados recuerdos, porque es difícil, sino imposible, lidiar con experiencias que los demás se niegan a reconocer o condenar. Ryan no ha hecho nada malo, no la fuerza, no la juzga, no es machista ni trata mal a las mujeres, ni siquiera se siente intimidado por el éxito de ellas. Ryan es un buen chico. Pero también Ryan sigue en contacto con aquellos que abusaron de su amiga y a los que no es que no se atreva a señalar, es que ni siquiera se plantea que deba hacerlo.

- Éramos jóvenes, no éramos conscientes

- Si vuelvo a escuchar eso una vez más...

Tras volver a conectar con Ryan y su pasado, la película empieza entonces a organizarse por capítulos con ecos de 'Kill Bill', en los que la venganza se vuelve algo mucho más profundo y concreto, y también aterrador por lo real de las situaciones que plantea. Cassie no quiere ya castigar solamente a los que perpetraron el crimen, también hay que encontrar a los que miran para otro lado: una compañera de clase que piensa que quizá deberías haber tenido más cuidado, la decana de la universidad que no quiere destrozar la reputación de un hombre por las acusaciones de una borracha o el abogado que busca entre la basura de la víctima para demostrar que no era tan inocente. El abogado es un desfasado Alfred Molina y aunque su papel es muy pequeño es también clave y protagoniza una de las escenas más incómodas de la película.

'Una joven prometedora'

Y aunque pese a sus muchas sorpresas es cierto que 'Una joven prometedora' es bastante complaciente con el público durante casi todo el metraje, su tercer acto llega a extremos inesperados en un giro salvaje que la convierten en una experiencia divertida, sexy, estimulante y estremecedora todo junto. Como Mulligan, exactamente como el trabajo de Mulligan en la película, actriz de la que nunca se puede decir que tenga miedo a arriesgar o sea especialmente contenida en sus interpretaciones, pero que alcanza en 'Una joven prometedora' su actuación más retorcida y probablemente brillante.

Curiosa es la elección de dos actrices asociadas a la comedia, Molly Shannon y Jennifer Coolidge, esta última famosa por un papel tan explosivamente sexual como el de la madre de Stifler en 'American Pie', para interpretar a las madres de las víctimas, de Nina y Cassie, en los que probablemente sean los únicos personajes que no resultan divertidos o se acercan al humor visual y la colorista estética pop preponderante. Lo que está claro es que Fennell ha pensado mucho en las dinámicas establecidas entre mujeres y hombres, unas dinámicas tóxicas que se han perpetuado en el tiempo hasta haber estandarizado toda clase de indiferencia y falta de empatía bajo el paraguas de la lealtad masculina y de una visión extremadamente benévola de la inocencia de la juventud (si me apuras hasta de la educación). Y esto es especialmente evidente en la escena de la despedida de soltero, que lejos de caer en una colección de clichés, es una interpretación demasiado fiel de lo que hoy se sigue considerando diversión. Es enorme e importante su valentía para exponer el machismo imperante, para ir evidentemente en contra de el hombre, que no de los hombres, entendiendo la dominación del heteropatriarcado y la masculinidad tóxica, además de su concepto del sexo, como la base del problema. Y lo hace sin recurrir a sermones, para qué, si desde fuera es tan fácil distinguir el bien del mal.

Fennell es absolutamente clara con sus intenciones, por lo que no es difícil adelantar que mucha gente, muchos hombres, la calificarán de problemática y la recibirán como un ataque. Y lo es, pero a un sistema, así que se tendrán entonces que preguntar porqué les parece tan personal. Y es que aunque en 2020, solo en España se registraron 1.602 denuncias por violación, nadie parece conocer a un violador. 882.498 denuncias por violencias machistas se han interpuesto en nuestro país en los últimos 5 años, 22 cada hora en 2019, pero ninguno de nuestros amigos le levantaría la mano a una mujer. Nadie comparte vídeos íntimos de sus parejas, aunque todo el mundo ha visto uno. Nadie sabe nada. 'Una joven prometedora' nos enfrenta a una incómoda verdad: que no es suficiente con no hacer, que hay que romper el silencio contra una violencia de la que, como sociedad, hemos sido cómplices y por la que todavía muchos tienen que pagar. Y pagarán.

Nota: 8

Lo mejor: Carey Mulligan, la música y la sed de venganza que deja.

Lo peor: Es en ocasiones es reiterativa con los diálogos lo que ya conocemos por el contexto.