La relación laboral entre Jaume Collet-Serra y Liam Neeson no se está limitando a mostrarnos una y otra vez la misma película, sino que realmente saben sacarse partido el uno al otro. Aunque en esta ocasión Neeson pierde algo de protagonismo con respecto a las otras dos colaboraciones, su presencia sigue siendo igual de imponente que siempre y la carga dramática de 'Una noche para sobrevivir' hace que diste de la acción extática de 'Non-Stop' y de la intriga algo aséptica de 'Sin identidad'.
En esta ocasión, el veterano actor no padece de amnesia repentina ni tiene que descubrir quién está planeando explotar un avión en pleno vuelo, sino que su principal objetivo será restablecer la confianza que hace tiempo que su hijo le retiró, centrando sus esfuerzos en que no acaben con su vida a lo largo de una sola noche tras un malentendido. Las incoherencias del guion se suelen dejar de lado cuando estás viendo una película de acción, así que tampoco hay que cuestionarse demasiado el porqué de esa supervivencia con temporizador o las motivaciones de varios de los personajes, ya que los protagonistas son capaces de cargar con el peso dramático depositado en ellos y sacar adelante la película. Los personajes de Joel Kinnaman, Liam Neeson y Ed Harris afrontan complicaciones que les harán replantearse su forma de comprender las relaciones, tanto entre padre e hijo como entre amigos de toda la vida, que se verán enfrentados precisamente por los actos de sus hijos. Esos conflictos permiten que esta película tenga vida más allá de las peleas, las persecuciones y los saltos de un lado a otro de la ciudad. Eso no significa que el desarrollo de la historia sea rompedor, pero al menos durante buena parte del metraje no se tiene la sensación de haber visto ya eso antes, situación de déjà vu que es difícil de evitar en el cine de acción.
Mientras que en 'Sin identidad' y 'Non-Stop' Liam Neeson era el epicentro de la trama, en 'Una noche para sobrevivir' el actor irlandés se reparte el protagonismo con su hijo en la ficción, Joel Kinnaman, que se convierte en lo mejor de la película. Esa delegación le sienta bien, ya que no tiene que cargar con toda la acción, aunque a sus 62 años siga demostrando que puede vencer en una pelea a puñetazo limpio en el baño de una estación de trenes y aguantar una puñalada y una caída desde un segundo piso, todo ello concentrado en menos de un día. Aunque esta película sirva para incrementar la leyenda de Neeson como héroe de acción con recursos como abrir la puerta de un coche con un cordón y seguir imponiendo aún estando disfrazado de Papá Noel, buena parte del mérito en las escenas de acción hay que concedérselo a Kinnaman, que se desenvuelve como pez en el agua en el género, algo que tendrá que demostrar el año que viene en 'Escuadrón Suicida'. A pesar de ser más secundario, el personaje de Ed Harris, que tiene un desenlace bastante vergonzoso, también deja buenas escenas sobre todo compaginando su estatus de jefe del crimen organizado con la cara más sensible que puede ofrecer un padre que ha sufrido un daño irreparable.
La decisión de mostrar un avance del final al comienzo de la cinta no le hace bien al resto del metraje, ya que realmente no aporta nada y solo sirve para desvelar algo que era mejor descubrir a la vez que los personajes. Lo que se trata de hacer con ese vistazo al final es posicionar al espectador en un bando desde el comienzo mismo de la película e indicarle con qué ojos tiene que verla, algo que no es necesario realmente porque el desarrollo posterior de los personajes habría sido suficiente para llegar a ese acto heroico que tratan de forzar al principio sin que ni siquiera se conozca a su protagonista. Otro aspecto que flaquea es la presencia del villano interpretado por Common, que se presenta como una especie de Terminator que se jugará la vida básicamente por placer, sin ninguna razón aparente, y que acaba siendo una versión insípida del Hermano Mouzone de 'The Wire'.
Pararse a hablar
Entre las persecuciones por Berlín y la amenaza de bomba en un avión, Jaume Collet-Serra no había tenido tiempo para dejar que los personajes tomaran el protagonismo, pero en su nuevo largometraje sí que se nota un mayor trabajo a la hora de que sean los personajes los que desarrollen la historia y que los eventos no eclipsen las relaciones humanas, aunque los vínculos entre los personajes sean de manual, porque los conflictos paterno-filiales son el pan de cada día en el cine. El realizador catalán sigue demostrando que si está trabajando en Hollywood es porque tiene un estilo característico, un manejo de la cámara que promueve la acción siendo efectista y poco convencional al mismo tiempo. Aunque en su tercera colaboración no consiga que Neeson supere el papel de 'Venganza', que le abrió las puertas del género, es cierto que cada vez parecen entenderse mejor.
En general la impresión que deja 'Una noche para sobrevivir' es satisfactoria, ya que el género de acción tiene como objetivo entretener, no plantear reflexiones metafísicas, por lo que dentro de su género cumple con nota, con una pareja protagonista muy solvente, aunque como la gran mayoría de películas de acción no tarda en empezar a desvanecerse de la memoria.