La primera película de 'Vaiana', estrenada en 2016, es la sexta película más taquillera de Walt Disney Animation Studios y a su llegada al streaming se encumbró como la película infantil más vista de todos los tiempos, superando a 'Frozen: El reino del hielo' y a todos los clásicos, además de ser nominada al Oscar. ¿Y qué tiene esta heroína Disney para haberse convertido en semejante fenómeno? En realidad solo podemos especular: quizá se trate del carisma de sus protagonistas, una exploradora intrépida y soñadora y un semi dios fanfarrón, ególatra y carismático; quizá su potente mensaje ecologista; quizá la originalidad recurrir a la pantomima con dos personajes mudos como el océano y el tatuaje de Maui; que su principal enemigo sea una adversidad, la destrucción de la naturaleza, y no una villana; o quizá su pegadiza y épica banda sonora...
La secuela comenzó siendo una serie y el proyecto cayó en manos del debutante David G. Derrick Jr., que ya había trabajado en la primera; y este decidió contar con la ayuda de otros dos novatos: Jason Hand (también animador en 'Vaiana') y Dana Ledoux Miller, que además firma el guion. Tanto Derrick como Miller tienen herencia samoana, una de las islas de la polinesia que comparte tradición y cultura con la isla de Motunui, donde viven Vaiana y su familia. Solo podemos aplaudir el hecho de que desde Disney se le dé una oportunidad a (al menos) herederos de una cultura para hablar de ella, incluso si lo hicieron solo cuando la pensaban como un proyecto menor para televisión, porque esto no fue lo que ocurrió con la primera entrega, de Ron Clements y John Musker, dos señores de Iowa y Chicago respectivamente.
Esta consideración parece que empezó a tenerse en cuenta en 'Coco', co-dirigida por Adrian Molina, y se repitió en 'Luca' (del italiano Enrico Casarosa) o 'Red' (dirigida por Domee Shi y coescrita por ella y Julie Cho), aunque en 'Encanto', que transcurre en Colombia, el nombre más español es el del puertoriqueño Lin-Manuel Miranda. Es que es para reflexionar.
Pero volviendo a 'Vaiana 2', la lista de noveles no se queda en la dirección: también es la primera película como productora de Christina Chen y es la primera vez que Abigail Barlow y Emily Bear, ganadoras del Grammy por el 'The Unofficial Bridgerton Musical Album', componen las letras de canciones para Disney- de la banda sonora y los arreglos son responsables de nuevo Mark Mancina y Opetaia Foa'i. Y las canciones no están mal, especialmente 'We're back', 'What Could Be Better Than This?' o 'Get lost', pero tampoco al nivel de 'De nada', 'Qué hay más allá' o 'Brillante', todas ellas de Miranda. No son tan pegadizas ni cantables como las de la primera entrega porque no parecen haberse escrito teniendo en cuenta que su objetivo son niñas y niños que requieren de cierta sencillez, que no simpleza, para repetir las canciones en bucle, un público capaz de obsesionarse con temas como 'Let It Go' hasta convertirla en la quinta canción más vendida del año o con 'We Don't Talk About Bruno', un éxito viral que además alcanzó el puesto número uno en el Billboard Hot 100. Tendrían que haberles tomado más en serio.
Sobre la trama, si 'Vaiana' trataba sobre reconectar con nuestros ancestros y cuidar nuestro presente, 'Vaiana 2' mira al futuro, aspira a un progreso cultural que solo se puede conseguir con la unión de las civilizaciones. Por separado, nuestra historia se extingue, solo a través de la unión de los pueblos podemos pervivir. Sin embargo, el Dios malvado Nalo ha escondido Motufetu, lugar de conexión de todas las islas del Pacífico, al fondo del mar y en medio de una terrible tormenta, y solo cuando un o una mortal ponga un pie en ella, se romperá la maldición que la rodea y los pueblos volverán a estar unidos. Para ello, Vaiana recluta a una nueva tripulación formada por un agricultor viejo, algo así como una ingeniera naval, un historiador mitómano, su pollo y un cerdo, a los que más tarde se unirá de nuevo Maui, personaje que sirve de deleite a Dwayne Johnson, que repite como su voz original. También vuelve por cierto Auli'i Cravalho como Vaiana, aunque mientras Johnson va a retomar el papel en el live-action que ya se está rodando, en ese remake le acompaña la joven australiana Catherine Laga'aia.
Da la sensación de que primero fuimos en crucero y ahora nos tenemos que conformar con un yate porque la historia no tiene la potencia ni la relevancia del desastre ecológico que marcó la primera y tampoco por ende es tan emocionante o entrañable. Además, perdido el factor sorpresa con Maui, que es un co-protagonista formidable y sobre la relación entre ellos se apoyaba la película, los nuevos secundarios tienen un arco mucho más pobre y una función más simbólica- la unión hace la fuerza - que narrativa. El foco se divide entre la aventura y sus muchos personajes, que también incluyen a la adorable hermana pequeña de Vaiana, la misteriosa Matangi o el fantasma de Tautai Vasa; y pierden mucha presencia el océano y el tatuaje de Maui, que aunque mudo y en dos dimensiones, actuaba de sagaz conciencia del semi Dios y fue uno de los aportes más ingeniosos, originales y memorables de 'Vaiana'.
Para más inri, el guion recurre a la repetición de algunas tramas y personajes que nos dieron la sorpresa en 'Vaiana' y ahora solo evidencian tanto un interés en reutilizar moldes de peluche que ya tienen fabricados como su primer planteamiento como serie de televisión, en la que siempre hay episodios de relleno y espacio para más cameos.
Lo mejor: la animación y su mensaje
Pero vamos a quitarnos el disfraz de Kakamora cascarrabias (precisamente a quienes me refería en el párrafo anterior) y hablemos ahora de lo bueno. Lo más destacable de 'Vaiana 2' es sin duda su animación. Tantos sus efectos visuales, sobrecogedores surcando el océano e impresionantes en las secuencias de acción; como su derroche de imaginación, color y extravagancia en la escena del interior de la almeja son sobresalientes. También tiene chistes genuinamente divertidos, aunque en su conjunto no resulte tan entretenida, y como villana, Mantagi recuerda a personajes tan icónicos como la Úrsula de 'La sirenita' o incluso la Cruella de los '101 Dálmatas', salvando ese giro que ya tanto se repite en Disney en el que descubrimos que los malos no son tan malos si no víctimas de las circunstancias, «Es que me han dibujado así», que ya decía Jessica Rabbit.
Además, su historia es más oscura y madura, ha crecido con el personaje, y su corazón, esa noción de que solo juntos y enriqueciendonos los unos de los otros podemos prosperar y afrontar el futuro mientras que aislados y endogámicos desaparecemos, encierra un mensaje no solo de paz, si no a favor de la inmigración, de la generosidad, de aprender mirando hacia afuera y de apreciar y valorar la diversidad. Es verdad que hay que mirar muy fuerte para verlo, si es que quieres verlo, no vaya a ser que en Estados Unidos alguien se ofenda con algo así, pero estar, el mensaje está.
Vaiana como heroína es lo suficientemente fuerte, interesante y admirable para sostener toda la película e inspirar a las niñas de esta y futuras generaciones a mirar más allá, a buscar su camino, perseguir sus instintos y creer en sí mismas. Tanto si vas al cine con niños/as, como si solo sois adultos/as, hay mucho que disfrutar en 'Vaiana 2', mucho que admirar y bastante que aprender.