El cine francés no está exento de polémicas. Más allá de las ya clásicas sobre financiar el cine de Roman Polanski o los escándalos de Luc Besson o Gérard Depardieu, el país vecino ha vivido su momento 'Sound of Freedom'.
Si en Estados Unidos, la cinta de Alejandro Monteverde ha provocado controversia por verse como un panfleto de la extrema derecha (dada la publicidad instigada por su protagonista, Jim Caviezel), en Francia se ha vivido algo similar con 'Vencer o morir', film que ha sido tildado de propagandístico y de atentar contra los valores de la V República.
Con la crítica francesa mostrándose muy vehemente en contra de la cinta (la cual ha sido apoyada prácticamente por medios conservadores como Le Figaro o figuras políticas como Éric Zemmour) y con políticos de la extrema izquierda, como Alexis Corbière y Matthias Tavel de la Francia Insumisa, pidiendo abiertamente el boicot, la mala prensa provocó el efecto adverso en el público: logró rozar los 300.000 espectadores, superando los menos de 100.000 que se había previsto por su flojo debut en la taquilla gala, quedándose fuera del top 3 de la taquilla en su primer día de lanzamiento, por detrás de 'Tár', 'La familia Asada' y 'Retorno a Seúl'.
Pero los feroces ataques hicieron un 'efecto Streisand' de manual. Cierto es que 'Vencer o morir' es la primera cinta producida por Puy du Fou, la compañía famosa por sus parques temáticos históricos y que ha sido relacionada con movimientos conservadores en su Francia natal. Y es realmente aquí donde se ven las costuras del proyecto. Más allá de entrar en valoraciones sobre su guion y su fidelidad histórica, lo que falla del film de Paul Mignot y Vincent Mottez es su apartado técnico y estético.
La cinta narra uno de los episodios más incómodos de la Revolución Francesa: la Guerra de la Vendée, una rebelión que derivó en una guerra civil que enfrentó a partidarios de la Revolución y contrarrevolucionarios. Producida en la región de Vandea, actual departamento de Países del Loira, tuvo lugar entre la primavera de 1795 y finales de 1796, justo pocos años después del famoso Período del Terror que asoló el país, un estado de excepción que provocó la muerte de más de 50.000 personas, sospechosas de ser contrarrevolucionarias o de apoyar a la nobleza francesa.
La irregular incursión cinematográfica de Puy de Fou
La película pone el foco en el líder de los vandeanos, los cuales unieron fuerzas con los chuanes y los emigrados, François de Charette, militar francés y general del Ejército Católico y Real de la Vandea, quien ha llegado a ser comparado con el escocés William Wallace, inmortalizado en la aplaudida película de Mel Gibson de 1995, 'Braveheart'. Ahora bien, las historias son muy diferentes y la propuesta de Mignot y Mottez deja un resultado muy alejado del que tuvo el actor de 'Mad Max'.
Ópera prima de Mignot y Mottez, el proyecto de Puy du Fou fue concebido como un docudrama inspirado en su espectáculo 'Le Dernier Panache'. Sin embargo, conforme fue desarrollándose, terminó derivando en una cinta histórica, la cual demandaba un presupuesto mucho mayor. He aquí uno de sus principales problemas, que la cinta parece más bien una producción televisiva (da la impresión de ser un episodio de una serie histórica financiada por la televisión pública).
Bien podría suplirse la falta de cuidado de su aspecto técnico, de diseño de producción y de vestuario con un buen guion. Una vez más, la cinta falla y no tanto por el presunto carácter propagandístico, sino por una narración acartonada que no sabe explotar del todo las pretensiones de Charette, el cual en la cinta opta por atacar al Ejército Revolucionario por demanda del propio pueblo. Y no lo sabe hacer a pesar de la crudeza de varias secuencias en las que la cinta pone el ojo en la especial crueldad de los revolucionarios contra aquellos que no apoyasen su idea de Estado, con la estrategia de tierra quemada, por la que se asesinó indiscriminadamente a más de 200.000 personas, entre ellas hombres que no eran soldados, mujeres y niños.
En los episodios sobre el comportamiento sanguinario del Ejército Revolucionario con el pueblo vandeano son retratados con incómoda fidelidad histórica. De ahí, que, a pesar de sus pretensiones de hacer un paralelismo histórico con la realidad actual, haya un mínimo de aprecio por ser lo más cercano a lo que lo sucedió realmente. Sus actores están correctos, especialmente Hugo Becker y Jean-Hugues Anglade.
Sin embargo, se nota demasiado que su guion no ha sabido ser reescrito del todo para pasar de ser un docudrama a un largometraje histórico de ficción de pleno derecho. Tampoco ayuda en sus pretensiones sus limitaciones técnicas. A pesar de ello, 'Vencer o morir' consigue ser una cinta loable, cuyas pretensiones son más honestas y directas que las cintas propagandísticas chinas, como la infame 'La batalla del lago Changjin', o las cintas religiosas evangélicas procedentes de Estados Unidos, como 'Unplanned'. Eso sí, deja la pregunta de qué hubiera pasado de ser una producción con un mayor presupuesto y unos directores y guionistas con mayor experiencia.
