Cuatro años después de hacer doblete con 'El bar' y 'Perfectos desconocidos' y tras haberse pasado a la televisión con '30 monedas', el bilbaíno Álex de la Iglesia regresa a la gran pantalla con 'Veneciafrenia', que tuvo su debut en el Festival de Sitges de 2021. Primer largometraje del sello The Fear Collection, una firma enfocada en el cine de terror y que evocará a la estadounidense Blumhouse, y con el que el cineasta de 'La comunidad' o 'Las brujas de Zugarramurdi' devuelve el slasher también a salas comerciales.
De la Iglesia apuesta por un género tan característico como el terror slasher para profundizar una feroz crítica sobre el turismo masificado. Un fenómeno que no es reciente pero que cada vez preocupa más a la sociedad. Precisamente, Venecia era la ciudad ideal para realizar esta denuncia, pues la bella villa italiana es el mejor exponente de sobreturismo, pues hasta 2021 era posible que sus canales pudieran albergar mastodónticos cruceros llenos de gente que solo busca hacerse fotos en el Puente de Rialto o la Plaza de San Marcos.
El realizador, quien firma el guion de la película junto con su habitual colaborador, Jorge Guerricaechevarría, es muy certero en su mensaje a la hora de convertir en pesadilla la despedida de soltera de la protagonista, Isa, encarnada por Ingrid García Jonsson. Precisamente, es en su parte de crítica cubierta de horror lo que funciona mejor del largometraje, en donde se percibe la vena más delirante del director bilbaíno, con secuencias en las que juega con la perspectiva, en la que es capaz de convertir una máscaras de carnaval en sinónimo de muerte y sangre.
Porque De la Iglesia es muy claro respecto a las consecuencias de la masificación de turistas. El cineasta también acierta a la hora de mostrar cómo la figura del visitante incómodo siempre es el otro, lo que evidencia la propia hipocresía del individuo, que nunca es el culpable. Por otro lado, es capaz de convertir la belleza veneciana en un escenario para el terror, con callejones espeluznantes que ahondan en la sensación de agobio que termina inundando al filme y que el director aprovecha para rendir tributo al giallo, así como al antiguo cine de terror de serie B.
El turismo, el auténtico asesino de Venecia
Aunque se ve el sello de De la Iglesia en cada una de las escenas, especialmente en las más grotescas; al cineasta le vuelve a suceder lo mismo que con las mencionadas 'Perfectos desconocidos' y 'El bar', así como también con 'Mi gran noche', tras un buen planteamiento y haber metido en acción a sus protagonistas, llega a un punto en el que la trama se enreda de tal forma que termina teniendo un desenlace que no llega a convencer del todo. En este caso, el desenlace es más predecible incluso que en sus anteriores trabajos, pues, finalmente, tira de resoluciones convencionales propias del slasher.
Sí que se agradece la elección de su elenco, especialmente la de sus dos protagonistas femeninas, pues Ingrid García Jonsson y Silvia Alonso son llevadas al extremo con escenas tremendamente físicas y una serie de situaciones que muestran su experiencia tras varias producciones dramáticas. Aplauso también para uno de los pocos que repite frente a anteriores trabajos, el italiano Cosimo Fusco. El icónico Paolo de 'Friends' se vuelve a poner bajo la dirección de De la Iglesia tras '30 monedas' para dar vida a un doble papel que muestra la veteranía y habilidad del intérprete, el mejor de todo el elenco.
'Veneciafrenia' convencerá a los devotos del cine del director bilbaíno, pues tiene todos los elementos que caracterizan a su filmografía. Sin embargo, la sensación final es que hubiera podido ir más allá, ser mucho más ácido en su crítica y más arriesgado en su final. En todo caso, su crítica respecto al turismo masificado es muy certera y lleva al planteamiento de hasta qué punto el conocer y visitar otros lugares es un derecho y cómo este se ejerce.
Nota: 5
Lo mejor: Sus secuencias iniciales, que transmiten puro terror. Su crítica social.
Lo peor: Termina convirtiéndose en un slasher predecible, con una resolución que decepciona.