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CRÍTICA

'La vida invisible de Eurídice Gusmão': Historia de dos hermanas

Crítica de 'La vida invisible de Eurídice Gusmão', dirigida por Karim Aïnouz. Premio al mejor largometraje en la sección Una Cierta Mirada del 72º Festival de Cannes. Cuatro premios en la Seminci 2019.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 22 de Noviembre 2019 | 12:55
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Desde que en 2002 dirigiese 'Madame Sata', el artista visual Karim Aïnouz ha sabido forjarse una carrera como cineasta muy interesante y con un enfoque diferente dentro de la industria brasileña, una de las más potentes de América del Sur, con permiso de Argentina. Tras la íntima y personal 'Praia do Futuro' (2014), el realizador vuelve a dirigir a personajes femeninos llenos de fuerza interior, que guardan el espíritu de sus aplaudidas 'El cielo de Suely' o la serie 'Alice'.

La vida invisible de Eurídice Gusmão

Para ello Aïnouz adapta la novela de Martha Batalha, 'La vida invisible de Eurídice Gusmão', con la que la periodista se hizo un hueco en las letras brasileñas. No era sencillo, puesto que el libro ha sido ampliamente aplaudido por la crítica literaria. Pese a ser una adaptación cinematográfica, cuyo guion corre a cargo de Aïnouz junto con Murilo Hause e Inés Bortagaray, el artista visual sabe dotarle a la película de carisma y esencia propia, inspirándose en las mujeres de su familia para retratar las vidas de estas dos hermanas.

Retrato social de las mujeres brasileñas de los años 50

El filme es un retrato de la mujer brasileña de clase media alta de los años 50, una década antes del Mayo Francés del 68 y del surgimiento de los movimientos feministas de los años 70. Con lo cual, lo que se muestra es una situación en la que la mujer queda fuertemente cautiva de lo que dicta el varón y la propia sociedad en sí. Eso queda reflejado en el sistema familiar del clan Gusmão, en el que se rige por la visión conservadora y religiosa del padre y, por lo tanto, la cabeza de la familia.

La vida invisible de Eurídice Gusmão

En ese sistema opresor, son interesantes los retratos que se hacen de las dos hermanas, separadas por una familia tóxica y patriarcal. Mientras que una se rebela y forja su propio destino, la otra cede, reprimiendo sus deseos de convertirse en una pianista de reconocido prestigio internacional. Las dos son víctimas de una sociedad que las observa constantemente. Sin embargo, mientras la hermana mayor, Guida, consigue tomarse de la mano y caminar hacia delante sola, mostrando su fuerza interior, la hermana menor, Eurídice, acaba sumida en una espiral de amargura y soledad.

Dado el tema y la época, es más que acertado que Aïnouz haya apostado por narrar la película en forma de melodrama, recordando a aquellas historias de amor que tanto encantaban al público femenino de la época, mostrando que detrás de esa cobertura hay frustración e impotencia, sacando a relucir el lado feroz de la pasión romántica, de esos boleros que se cantan sobre el desamor. La forma en la que se ejecuta la crítica feminista, de forma sutil, mostrando hechos, recuerda a otro filme estrenado recientemente en España, 'Un amor imposible'. Es más, no sería extraño ver a las protagonistas de ambos largometrajes charlando sobre la desdicha de sus destinos por haber nacido en la época que les tocó vivir.

Dos actrices en estado de gracia

En esos retratos femeninos, destacan las interpretaciones de sus actrices protagonistas. Carol Duarte y Julia Stockler se entregan en cuerpo y alma a sus personajes, dos mujeres cuyas alas han sido cortadas por su propio progenitor. Duarte es Eurídice, la joven que da título a la película, una mujer cuyos sueños se ven quebrados por una realidad que la oprime, al darse cuenta demasiado tarde que ha cedido en un terreno que jamás podrá recuperar.

La vida invisible de Eurídice Gusmão

En el otro lado está Stockler. Si Eurídice es amargura por el destino, Guida no es que sea todo lo contrario pero es cierto que se enfrenta a una realidad adversa distinta. Desengañada por el amor, la mujer acaba forjándose su propia familia, dejando un mensaje muy poderoso: la familia que se elige por voluntad propia vale mucho más que la familia en la que se nace. Es en Guida donde se ve el espíritu feminista, al ver cómo consigue salir hacia delante gracias a su fuerza interior y la amistad y ayuda que encuentra en otras mujeres que viven realidades similares. Aïnouz muestra el poder de la fraternidad femenina. Mención especial para Fernanda Montenegro, su aparición estelar consigue transmitir, en muy poco tiempo, todo el peso de la historia de su vida, una mirada que permite entender a aquellas madres y abuelas que se reflejarán en las protagonistas de la cinta.

Aïnouz hace un extenso retrato de la realidad de las mujeres brasileñas en los años 50, una crítica hacia el papel que juega el hombre, como también al desengaño que existe detrás el enamoramiento y la pasión romántica. Un filme que da rostro a aquellas mujeres, madres, abuelas, que vivieron una época diferente y las consecuencias que dejó dicha momento histórico en sus vidas y las de futuras generaciones. Un magnífico ejercicio cinematográfico, de corte clásico, elegante, con una fuerza interior femenina fascinante y magnífica.

Nota: 9

Lo mejor: Las dos hermanas protagonistas, dos vidas cuyo trasfondo psicológico es complejo.

Lo peor: Su duración, dos horas y 20 minutos, puede echar para atrás a cierto público.