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CRÍTICA

'Vida oculta': Fe en la coherencia del espíritu

Crítica de 'Vida oculta', dirigida y escrita por Terrence Malick. Protagonizada por August Diehl, Valerie Pachner y Matthias Schoenaerts. Selección Oficial del 72º Festival de Cannes.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 7 de Febrero 2020 | 10:59
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Si hay un director que ha seguido su propia forma de entender el cine, ese es Terrence Malick. Desde que en 1973 debutase con 'Malas tierras' hasta su Palma de Oro en Cannes por 'El árbol de la vida' en 2011, el realizador estadounidense ha ido definiendo su filmografía, hasta llegar a su máxima expresión con el citado filme que protagonizó Brad Pitt, Jessica Chastain y Sean Penn. Tras una serie de producciones que tuvieron una recepción muy dispar, Malick regresa ahora con 'Vida oculta' (2019), largometraje presentado en la Selección Oficial del 72º Festival de Cannes y que tiene el equilibrio justo que le permite narrar una historia excepcional acompañada por una serie de secuencias que son sello del director.

Vida oculta

'Vida oculta' narra la vida de Franz Jägerstätter, campesino austríaco que fue ejecutado por el Tercer Reich en 1943, después de que se declarase objetor de conciencia. Considerado mártir de la Iglesia Católica, fue beatificado por Benedicto XVI en 2007. Sin embargo, su historia permaneció oculta hasta 1964. De ahí, el título del filme, que rinde homenaje a todos esos héroes anónimos que plantaron cara a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Un homenaje a ese héroe anónimo

Malick dota a la historia de un carácter épico que, mostrando que ese héroe anónimo solamente se regía el por el rigor de sus principios, de su fe, a la que nunca le dio la espalda. De hecho, el cineasta crea una especie de paraíso sobre su vida como pastor, con un toque costumbrista que logra conectar con el público, con varias escenas en las que se le puede ver recogiendo la cosecha, cuidando a los animales de la granja, jugando son sus hijas, besando a su esposa. Ayudan mucho los hermosos paisajes naturales (escenas rodadas en la provincia italiana de Tirol del Sur), que evocan ese espíritu, que permite dejarse llevar por la premisa del autor.

Vida oculta

Pero no hay que olvidar que es una película de Malick, con lo que el espíritu místico del protagonista es plasmado de forma reflexiva y, por supuesto, contemplativa. A diferencia de sus trabajos más recientes, en 'Vida oculta' funciona, dándole poesía a la manera de ver la vida de Jägerstätter, contraponiendo la belleza del campo, de la vida rural, con el fanatismo del nazismo. De esta forma, el realizador consigue un admirable equilibrio entre su intensa mirada de autor con una visión más accesible, que permite al público conocer a este objetor de conciencia que tuvo la valentía de enfrentarse a un sistema que solo creía en el odio.

Majestuoso largometraje

Y en medio está August Diehl, el actor alemán ofrece una de sus interpretaciones más sobrias y austeras, a la altura del hombre de fe al que encarna. Es admirable cómo consigue mostrar el espíritu inquebrantable de su personaje, que sabe cuáles son las consecuencias de objetar. No le es fácil, puesto que en varias escenas se le pone a prueba, especialmente cuando habla con el cura del pueblo, mostrando el incómodo papel (pasivo) de la Iglesia Católica durante la Segunda Guerra Mundial, en la que la institución eclesiástica miró hacia un lado. Al lado de Diehl, está una maravillosa Valerie Pachner, en un papel igual de riguroso, incluso más, al ser la esposa que recibe los ataques cuando su marido no está.

Vida oculta

Puede decirse sin temor que 'Vida oculta' es el mejor largometraje de Malick desde 'El árbol de la vida'. Un filme que sabe narrar el camino de un hombre que murió por sus ideas, que lo hace desde una mirada de respeto y admiración, que consigue trasladar la mirada humanística de su protagonista al público, acompañada de hermosas escenas naturales, en las que se ve la mano del director de 'La delgada línea roja' (1998) y 'El nuevo mundo' (2005). Una película majestuosa que conecta de nuevo a Malick con el gran público.

Nota: 8

Lo mejor: Poder conocer a este héroe anónimo que fue Jägerstätter, con una interpretación sólida de Ausgust Diehl y una fotografía espléndida.

Lo peor: Hay momentos en los que es demasiado contemplativa.