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CRÍTICA

'Vitalina Varela': El desconsuelo contenido de una mujer

Crítica de 'Vitalina Varela', dirigida y coescrita por Pedro Costa. Leopardo de Oro y premio a la mejor actriz en el Festival de Locarno. Galardonada como mejor película y a la mejor fotografía en el Festival de Gijón.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 16 de Octubre 2020 | 09:25
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El luso Pedro Costa continúa con su mirada a la realidad de los inmigrantes caboverdianos del antiguo barrio de Fontainhas, una de las zonas deprimidas de Lisboa, al que ha convertido en su lugar predilecto a la hora de narrar historias, con las que aprovecha para dar visibilidad a una situación que apenas escuchada en la sociedad portuguesa y con la que tuvo su primera toma de contacto con la fabulosa 'En el cuarto de Vanda', en la que plasmó la vida de Vanda Duarte, una mujer drogodependiente.

Vitalina Varela

Con su siguiente filme, 'Juventud en marcha', ya entra de lleno en la situación de los migrantes, con Ventura como protagonista, personaje que ha ido apareciendo en cada nueva película suya, teniendo pleno papel principal en la cinta predecesora a esta, 'Caballo dinero', y aquí convirtiéndose en un mero espectador, pues ahora es el turno de ella, de Vitalina Varela, cuya posición secundaria ya llamó la atención en la mentada 'Caballo dinero' y que, ahora, tiene absoluto protagonismo en un largometraje que apunta a ser uno de los más logrados del cineasta.

Ganador del Leopardo de Oro a la mejor película en el Festival de Locarno, donde también obtuvo el premio a la mejor actriz para su protagonista, 'Vitalina Varela' también se alzó con el máximo galardón en el Festival de Gijón, donde además de ganar el premio a la mejor película obtuvo el de mejor fotografía. Reconocimientos más que ecuánimes, pues se está ante uno de los trabajos más ambiciosos del cineasta portugués, en el que plasma la belleza y delicadeza del cine experimental y de arte y ensayo con una mirada social que acerca a la cinta al neorrealismo italiano y al Nuevo cine alemán.

Un largometraje que bebe de la belleza artística del tenebrismo barroco

El filme abre con la llegada de Vitalina a Lisboa, que ha viajado desde Cabo Verde a la capital lusa debido a que acude al funeral de su marido. Un viaje que ha esperado durante 40 años y que ahora hace con su esposo ya muerto. La estampa ya muestra que Costa continúa con su mirada artística cercana al tenebrismo barroco, al tener cada fotograma secuencias donde los claroscuros imperan, otorgando al filme una belleza mística y surrealista, como si se tratase de una pintura de José de Ribera en movimiento. Esa mirada artística contrasta con lo que Costa narra, una historia de pobreza, desolación y duelo contenido de una mujer que debe penar por un cónyuge que el destino nunca le permitió ver.

Vitalina Varela

Ahí se aprecia la forma en la que Costa configura sus películas, cercana a cómo Roberto Rossellini lo hacía, al firmar el guion con la protagonista del filme, quien se llama también Varela. Ahí está la clave, pues las películas del realizador luso plasman las experiencias vitales de sus actores no profesionales, difuminando las líneas entre lo que es ficción y lo que no. Y esto se ve en las penurias de la mujer, quien dialoga y reflexiona con su marido ausente, como hacía Carmen en la magnífica 'Cinco horas con Mario' de Delibes.

Una nueva joya cinematográfica del cine portugués

Aquí se aprecia el drama de la inmigración, la condena a un miserable sino al vivir en un barrio marginal, a ello hay que añadirle la resignación de haber tenido un destino no deseado, pues Varela recuerda constantemente todo aquello que no pudo realizar o que anhelaba hacer y la realidad no le permitió. Junto a Varela, plena protagonista de esta reflexión, tiene en varias secuencias la aparición de Ventura, quien ahora es un sacerdote con problemas de fe. Costa trae lo inhóspito de las Fontainhas para construir un mensaje personal de carácter universal, pues el drama de Varela da voz a muchos otros, de inmigrantes que están fuera de los márgenes de la sociedad, que mira hacia otro lado.

Vitalina Varela

Gracias a la magistral fotografía de Leonardo Simões, 'Vitalina Varela' es la culminación de un estilo artístico propio, que Costa ha consolidado y le ha convertido en uno de los cineastas portugueses imprescindibles del momento, a la altura de Rita Azevedo Gomes y João Pedro Rodrigues. Una experiencial intimista, en la que el espacio y tiempo se difuminan, disfrutando de una auténtica joya cinematográfica, de esas que muestra el poder del cine en su máximo esplendor.

Nota: 8

Lo mejor: Conocer la vida de esta heroína anónima, Vitalina Varela. Su excepcional fotografía, mucho más ambiciosa que la de los trabajos anteriores de Costa.

Lo peor: Su aletargada narrativa provoca que no todo el público pueda apreciar su majestuosidad.

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