¿Qué pasaría si todo lo que hay a nuestro alrededor fuese una mentira? Seguramente, después de ver películas como 'El show de Truman' nos lo hayamos planteado. Todos nos hemos sentido parte de un juego que no conocemos. 'Vulcania', aunque no siga las líneas del anterior film y se mueva por unos tintes más dramáticos con toques de fantasía, nos plantea una distopía. Una sociedad inventada en no sabemos qué tiempo, ni qué lugar.
Estamos ante la ópera prima del director argentino José Skaf, que se ha lanzado a la creación de la película en base a un guión que él mismo ha escrito junto a Diego Soto. Con él, quieren hacernos sumergir en una comunidad, dividida en dos bandos "enfrentados", (pongo comillas, porque es una cuestión que no se nos aclara, cada uno puede sacar su conclusión), en la que además de tener cada uno sus jefes, hay un mandamás que controla cada movimiento.
'Vulcania' comienza a base de unos títulos bíblicos inventados que sirven para que el espectador sepa desde el inicio algunas de las claves que se va a encontrar. Vamos, que desde su inicio nos desvela que más allá de la frontera, podemos encontrar una vida distinta.
Estos títulos, personalmente, creo que funcionan. Posiblemente en otro contexto no lo hubiesen hecho, incluso los podríamos haber tachado de cutres, porque reconozcámoslo, al espectador, cuando va al cine, no le gusta leer. Sin embargo, su director fue inteligente, ya que, de la misma manera que muchos siguen la Biblia, u otros libros, tenía que sentar las bases de su sociedad inventada, y aunque en el minuto uno conozcamos parte de la trama, no podemos discutir ninguna decisión. Es así, porque es así. Porque lo dicen las normas. Sin duda, una buena manera de evitar que te cuestionen.
Ciencia ficción, fantasía, pero sin acción
Pero metámonos en harina. Cuando vemos el tráiler de la película, o leemos su sinopsis, podemos caer en el error de pensar que estamos ante una película común de ciencia ficción. Y no, 'Vulcania' es mucho más que eso, o mucho menos, dependiendo de los gustos del consumidor. Es cierto que no plasma la realidad como tal, pero no por eso podría encasillarse en un solo género, de hecho, personalmente cometemos este fallo con muchos otros films. Aquí se nos sorprende mezclando el drama, la fantasía, y por momentos la angustia del thriller, y por si no fuera suficiente, también se juega con los cambios del ritmo en la acción. Digamos que es un poco acompasada, aunque se mantiene en la lentitud durante gran parte de ella, y quizás por eso pierde, ya que el público no está acostumbrado a pasear por estos derroteros de forma pausada.
Sin embargo, aunque en su plano argumental no sea innovadora, son estos pequeños saltos lo que la hacen novedosa, y lo que algunos pudiesen tachar de eso, lento, en la ópera prima de Skaf, es más bien extrañez. No estamos acostumbrados a salir del cine y pensar "qué hemos visto", y con esta cinta, vas meditándolo después de los diez primeros minutos de metraje. No sabes muy bien a qué te estás enfrentando.
Posiblemente, haya una gran mayoría que no entre en la historia, pero, quien se deje seducir por la belleza de sus planos y ese baile poco acelerado, descubrirá las virtudes que tiene.
Héroe atípico
Jonás, el personaje de Miquel Fernández, al que descubrimos después de haberlo visto en papeles más pequeños, como un actor capaz de soportar el peso dramático de una película, tiene un don. Un poder que esconde entre las cuatro paredes de su casa, o mejor dicho, las cuatro paredes de sus maquetas de acero.
La mirada perdida de Miquel, es uno de los pros de 'Vulcania', ya que son sus ojos los que nos muestran que aún no está preparado para pasar a la acción, y mientras que estás en la butaca intentando descubrir por qué no actúa o por qué no hace utilidad de ellos, en los momentos silenciosos que la cámara se posa ante su cara, te está dando la clave: no es un héroe normal, necesita su tiempo.
Un reparto clave
Contar en tu primera película con actores como JJosé Sacristán o Aura Garrido, aventura que el proyecto tenía una base sólida y especial desde su inicio. Y así es, estamos ante una película diferente.
Aura, nuestra Rooney Mara española, por ese magnetismo que desprende, está perfecta se ponga donde se ponga. Esto es así. Puede que no sea uno de sus mejores papeles, pero no podemos decir nada malo si consigue embaucarnos de esa manera. Ana Wagener, o Ginés García Millán, ambos cabecillas de cada una de las sociedades divididas, ofrecen unas interpretaciones más que correctas, sobre todo él, que destaca en los momentos en que su personaje pierde los estribos o intenta sacar de quicio a otros. Sacristán, ¿qué podemos decir del maestro?. Juega un papel muy importante en la trama, el del mandamás a priori, y recita sus discursos como si fuesen propios. Pero, una de las cosas que nos falla, es el silencio sepulcral del personaje de Silvia Abril.
No es hasta casi la hora de película que escuchamos su voz, y eso que está presente en otras escenas. Es una pena, no solo porque no podamos verla profundizar en su primer papel dramático, si no porque mantener a alguien tan callado en pantalla, descoloca muchísimo y puede desencantar.
En definitiva, 'Vulcania' es una de esas películas en las que puedes entrar o no. Siendo subjetiva, si te introduces en ella, muchos de los "fallos" pasan desapercibidos y disfrutas de ella sin tampoco llegar a un clímax de adoración. Pero, intentado ser más objetivos, hay que decir que no está mal para ser una ópera prima, de hecho, en cuanto a nivel técnico es casi de sobresaliente, sin embargo tiene pequeñas cosas que consiguen que a veces pierdas el hilo y creas que estás ante algo que ya has visto en otras películas. También esa lentitud que la envuelve puede jugar en su contra. De todos modos, debe ser uno quién decida, así que si os gusta que os sorprendan con algo, 'Vulcania' es perfecta, pues a pesar de esos giros de guión que podemos pillar antes de que ocurran, es un film que no deja indiferente. Tiene un "no sé qué" que la hace distinta.
Nota: 6
Lo mejor: El juego de miradas y silencios entre los personajes, y la belleza que envuelve la mayoría de los planos.
Lo peor:Su ritmo a veces un tanto pausado, y que el personaje de Silvia Abril participe tan poco de la acción.