Muchas veces en el cine son los pequeños detalles los que terminan de convencer, especialmente en esas películas que aparentan ser pequeñas pero esconde detrás una entrañable historia, con unos personajes carismáticos con la que es imposible no conectar. Es el caso de 'Y llovieron pájaros', el nuevo largometraje de la realizadora canadiense Louise Archambault, mostrado en la Sección Oficial del 67º Festival de San Sebastián.
Archambault es experta en narrar historias cotidianas dotándoles de un carisma con cierto aire costumbrista. Con primer largometraje, 'Familia' (2005), se metió de lleno en las relaciones entre madres e hijas, mientras que con su segunda cinta, la estupenda 'Gabrielle' (2013), la cineasta mostró la realidad cotidiana de una mujer con Síndrome de Williams. Archambault da un paso más adentrándose en la vejez con 'Y llovieron pájaros', basada en la novela homónima de Jocelyne Saucier.
Una película llena de vitalidad
La premisa inicialmente muestra a tres varones ya ancianos que optan por vivir aislados en el bosque, lejos del mundanal ruido. De hecho, la forma en la que inicia Archambault su trama hace que se intuya que el filme, pese a su innegable peso dramático, tendrá una mirada más cercana al cine feel-good, lo que provocará la conexión con el público, que irá siendo más profunda conforme vaya avanzando la historia, especialmente por la aparición en escena de Gertrude, interpretada maravillosamente por Andrée Lachapelle, una anciana que toma el nombre de Marie-Desneiges.
A partir de ese momento, la película toma un trasfondo distinto, que hace que lo que parecía una historia cercana a 'Un paseo por el bosque' (2015) acabe siendo una propuesta más cercana a '¿Y si vivimos todos juntos?' (2011) o, incluso, a 'La fiesta de despedida' (2014), en el sentido de disfrutar del día a día, de dejarse llevar por lo que la vida ofrece y mirar hacia el presente con vitalidad y brío, algo esencial para el cine sobre la vejez acorde a la actualidad.
Y ahí es cuando el filme sorprende, gracias a esa mirada que tiene Archambault por los pequeños detalles, ayuda mucho también la trama secundaria, la de Rafaëlle, la fotógrafa interesada en obtener declaraciones de personas que sobrevivieron a uno de los peores incendios vividos en la zona, así como también las apariciones de Steve, el sobrino de Marie-Desneiges.
Un filme agradable y tierno
Todo ello combinado convierte a 'Y llovieron pájaros' es un filme agradable, tierno, con unos personajes llenos de carisma, una trama que sabe atrapar al público y que toca varios temas sobre las consecuencias de la represión en la juventud, los actos del ser humano sobre la naturaleza, el arte como expresión de los sentimientos, el amor en la etapa dorada de la vida y la soledad bien acompañada, que dota a los personajes de una fuerza interior magnífica.
Esto hace que el filme engañe con su apariencia, siendo más profundo de lo que parece, logrando ser una propuesta muy amable que es capaz de dejar poso en los espectadores. Una mirada que convierte a 'Y llovieron pájaros' en un paso más en la carrera de Archmabault, que demuestra que existen grandes historias detrás de los pequeños detalles, de historias anónimas y personajes cotidianos. Un formidable filme con el que celebrar la senectud.
Nota: 7
Lo mejor: La química y energía que desprenden sus protagonistas mayores.
Lo peor: Que pase desapercibida por su temática.