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CRÍTICA

'Your Name': El poder del destino

El bombazo de la animación japonesa aterriza en España tras arrasar con los récords de su país de origen.

Por Alejandro Rodera Herrero 7 de Abril 2017 | 13:27

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La universalidad de las emociones sana las brechas culturales. Poco tienen que ver los mecanismos nipones para abordar la narrativa de ficción, desde un prisma más frágil y reflexivo, con nuestra forma de comprender ese vasto horizonte de posibilidades. El anime es buena muestra de esas diferencias a la hora de plantear la ficción. La animación japonesa se distingue por unas características totalmente ajenas a las occidentales, pero que no pierden validez alguna en nuestro terreno. Buena prueba de ello es 'Your Name', en la que por encima de todo priman la pura emoción y el global sentimiento de conexión espiritual.

Your Name

Los protagonistas de la nueva película de Makoto Shinkai son Mitsuha y Taki. Mitsuha desea salir de su entorno rural para sumergirse en las transitadas calles de Tokio, mientras que Taki vive diariamente el atosigamiento de la gran metrópolis. La contraposición de ambos da forma a la estructura inicial de 'Your Name', cuyo desarrollo merece ser encubierto herméticamente para no desvelar sorpresas de la elaborada trama. Aunque se mantenga un halo de secretismo sobre el argumento, cabe destacar la construcción de ambos ambientes. Tanto la zona rural como el ajetreo de la ciudad se enfrentan con detalles característicos de ambas atmósferas, conjugadas a causa de un antojo de la naturaleza. El tiempo que separa y une a ambos individuos determina el ritmo de la cinta, que se reserva multitud de sorpresas (con sentido de causa) para que la experiencia sea lo más especial posible.

Sendos personajes se ven involucrados en una inesperada corriente de pasión, romance y comprensión, una combinación ideal para conectar inocentes adolescentes. Además, de su atípica unión resulta un original entramado temporal, que no deja de sorprender al espectador. El intrincamiento temporal no alcanza los niveles de oscurantismo de 'Primer', pero sí que rompe moldes con su estructura basada plenamente en las emociones que atraviesan a los personajes. Esa original estructura formal es el atributo más valioso de la película, que aprovecha cada arista emocional de Taki y Mitsuha.

En contra de 'Your Name' juega la estridencia propia del anime, que tiene la habilidad de saltar súbitamente del instante más intenso a un ramalazo inesperado de comedia. Eso no es necesariamente algo negativo, ya que los gags sexuales y los trazos melodramáticos son inherentes al género. Los fans acérrimos de Ghibli pueden sentir un infundado ridículo en esos instantes, pero esa es realmente la animación japonesa. La del chiste que sucede a la reflexión más valiosa. Yuxtaposición que no le sustrae credibilidad, pero que puede chocar a las mentes menos habituadas al entretenimiento nipón.

Your Name

Unión indestructible

Como toda valiosa experiencia que nos llega de otra cultura, 'Your Name' contiene una interesante lección del folklore patrio. La película se sostiene sobre la filosófica teoría del hilo rojo, que une a dos humanos con una indestructible fuerza, ligando sus destinos hasta las últimas consecuencias. Ese lazo trasciende al tiempo y al espacio como bien manifiesta Shinkai, que construye un relato repleto de intensidad sentimental y secuencias que bailan en el límite entre la delicadeza y la obviedad. Dentro de esas fronteras transita la película, que despierta una cantidad equiparable de amargas sonrisas y gestos de indignada comprensión entre el público.

El resultado final es una experiencia cinematográfica merecedora de ser vivida. 'Your Name' es un viaje por el tormentoso mundo de la adolescencia, cargado de acción, drama, comedia y bruscas transiciones emocionales. No es la película animada japonesa del siglo, pero es un emotivo entretenimiento tan universal como un romántico diálogo o una mirada repleta de palabras jamás pronunciadas.

Nota: 7

Lo mejor: La delicadeza con la que se construye a los dos protagonistas, que protagonizan un interesante entramado temporal.

Lo peor: La estridencia de las abruptas transiciones emocionales.

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