El tópico de que la comedia española es burda y simple se hace añicos en 'Yucatán'. Daniel Monzón, director de 'Celda 211' y 'El niño', se encarga de destruir este prejuicio presentando una película de estafadores que tiene como escenario un crucero. Desde Barcelona hasta Cancún y pasando por Casablanca, Tenerife o el propio Yucatán, seremos testigos de un viaje lleno de trampas y situaciones surrealistas. El reparto está liderado por Luis Tosar, Rodrigo de la Serna y la peruana Stephanie Cayo en su debut cinematográfico.
La mejor baza con la que cuenta 'Yucatán' es la sorpresa. La película podría caer fácilmente en el pozo de comedias corales basadas en la sucesión de gags y en un humor rancio, machista y poco elaborado. Este era el camino más seguro hacia el éxito. De hecho, antes de verla, es fácil creer que nos encontramos ante una película de ese estilo. Pero Monzón y Jorge Guerricaechevarría, guionistas, nos presentan un producto diferente, que se desmarca de la línea y aun así logra su objetivo: nos hace reír. Es consciente del público mayoritario al que se dirige pero no permite que eso le quite la intención de ofrecer un producto de calidad y con espíritu artesano. Las tramas son complejas, los personajes están bien construidos. 'Yucatán' es un bombazo, y no porque se empeñe en serlo. Solo algunos bordes mal limados empañan la más que correcta nueva obra de Monzón.
Un barco dirigido por una magnífica tripulación
El guion bebe de la comedia típica de enredos pero aplica el modelo con tal sofisticación y buen gusto que el espectador se lo traga sin siquiera pestañear. A eso se le suma un reparto que rema siempre a favor, y un trío protagonista con mucha química. Rodrigo de la Serna entrega un Clayderman desbordado y lleno de aristas, y Luis Tosar encaja sólidamente en un registro al que no nos tiene acostumbrados, aunque la estrella de la función está clara. Stephanie Cayo deslumbra y llena cada una de las escenas en las que aparece. La bailarina del barco consigue meterse al público en el bolsillo y parece difícil creerse que es su primera actuación en cine.
Ella es la líder de la gran mayoría de los números musicales de la película y eso ayuda. Sí, ha leído bien, números musicales. Y es que 'Yucatán' se arriesga a presentarnos varias secuencias llenas de baile y música que sorprenden al espectador y logran un difícil equilibrio entre animación de hotel y número de 'La ciudad de las estrellas: La La Land'. Ver a Stephanie Cayo bailar y cantar es una delicia (menuda versión de 'Quizás, quizás, quizás') pero hasta Luis Tosar tocando el ukelele, que podría haber sido un desastre, se convierte en uno de los momentazos de la película. La banda sonora corre a cargo de Roque Baños, así que era difícil que nos decepcionara.
La "esencia Monzón" está presente en la cuidada construcción de las escenas y en un exquisito diseño de producción. La fotografía y el aspecto visual de la cinta son dos aspectos a tener muy en cuenta porque enganchan al espectador en primer lugar para que después se quede por el guion.
En sus primeros tramos, el texto de 'Yucatán' no da respiro al espectador. La risa no se busca mediante lugares comunes, lo cual es de agradecer, sino a través de una impecable gestión de personajes. Como muestra, la estafa que sufre el personaje de Toni Acosta. La actriz demuestra un sutil pero eficaz registro cómico ("¡Nadie me pone la mano encima, yo soy española!") en una secuencia capaz de mantener la tensión y la comicidad durante largos minutos. Tosar también nos consigue arrancar la carcajada en un momento que involucra un autobús y muchos ancianos.
Amor inesperado
Aun así, no esperen reír sin parar. 'Yucatán' también tiene su dosis de acción y hasta de drama. Joan Pera crea junto a Gloria Muñoz una de las subtramas más disfrutables y menos esperadas, en la que Monzón pone en pantalla un recurso poco utilizado en el cine pero necesitado de visibilidad: el amor en la tercera edad. Una relación llena de inseguridades y pequeños pasos, que inyecta su parte de drama y, por la naturalidad con la que está tratada, supone una importante declaración de intenciones.
El mayor problema con el que se encuentra el largometraje es su duración. 'Yucatán' consigue mantener el ritmo durante sus primeros 90 minutos, pero hacia el tercer acto se hace tediosa y sus giros dejan de impresionar para empezar a importunar. Cuando creíamos que ya llegábamos al destino, la cinta nos introduce un nuevo desvío para meternos en una secuencia con Agustín Jiménez y otros secundarios que, la verdad, tampoco es tan divertida como para merecer la pena. Lo peor de todo es que esta inclusión no permite que la película construya su mensaje adecuadamente. La moraleja que nos queda al final se diluye y 'Yucatán' no pone la guinda para dejarnos un sabor dulce en los labios.
Aun así, las virtudes ganan por goleada en esta película solvente, bien ejecutada y entretenida a más no poder. Muy mal se tendrían que poner las cosas para que 'Yucatán' no arrase con la taquilla en las próximas semanas. Sin duda, nos encontramos ante la gran comedia de esta temporada.
Nota: 8
Lo mejor: Su impresionante diseño de producción.
Lo peor: Que le sobran minutos.