Fue el 16 de mayo de 2008 fue cuando Disney lanzó al mundo la primera entrega de 'Las crónicas de Narnia'. Por aquel entonces, Georgie Henley tenía 10 años cuando protagonizó esta famosa saga fantástica ambientada en los libros de C.S. Lewis, dando vida a la joven Lucy Pevensie. Ahora, la actriz ha revelado las cicatrices de una extraña infección bacteriana que sufrió en secreto cuando tenía 18 años y que casi acaba con su vida.
A través de su cuenta de Twitter, la actriz de 'The Spanish Princess' compartió una fotografía de cómo le quedo el brazo izquierdo tras varios injertos de piel y demás medidas que fueron necesarias para evitar una posible amputación. Henley acompañó la imagen con una extensa declaración donde explica cómo sucedió todo.
finally free pic.twitter.com/YvDXcpVfjT
? Georgie Henley (@geohenleyreal) October 25, 2022
"Cuando tenía 18 años y me encontraba en mi sexta semana en la universidad, contraje fascitis necrosante, una infección rara y punitiva que casi me quita la vida y causó estragos en todo mi cuerpo. Para evitar la amputación de mi mano y brazo izquierdos, me sometí a una cirugía invasiva agotadora y luego a una cirugía reconstructiva extensa que resultó en una serie de injertos de piel y cicatrices", escribía Henley.
Ocultó las cicatrices profesionalmente
En la publicación, titulada "Finalmente libre", la actriz de 27 años explica como ocultó estas marcas por miedo a que le impidiesen encontrar trabajo: "Me tomó mucho tiempo sanar tanto física como mentalmente, pero esperaba que algún día fuera el momento adecuado para hablar sobre lo que sucedió. Hoy es mi comienzo. Durante los últimos nueve años, he sido abierta sobre mis cicatrices en mi vida personal, pero las he ocultado por completo en cualquier contexto profesional: he usado vendajes para taparlas, maquillaje en el set y en el escenario, mangas largas cada vez que me fotografiaban, pantalones para meter la mano en el bolsillo...".
"La industria de la que formo parte a menudo se enfoca en una idea muy limitada de lo que se considera 'perfección estética'. Y me preocupaba que mis cicatrices me impidieran conseguir trabajo. La verdad es que no existe dicha perfección, pero aún así he vivido con la vergüenza de sentirme diferente, exacerbada por las expectativas que surgieron al comenzar mi carrera con una edad muy temprana. Pero mis cicatrices no son algo de lo que avergonzarse. Son un mapa del dolor que mi cuerpo ha soportado, y lo más importante, un recordatorio de mi supervivencia. No afectan a mi capacidad como actriz, y estoy orgullosa de ser una persona que tiene cicatrices visibles en esta industria", confiesa Henley.