Tras todo un año de preparación, de rumores, y de expectación, el proyecto se ha ido al traste. Finalmente, la adaptación seriéfila de 'Crueles intenciones' se quedará en eso, en intenciones. Quizá más bellas que crueles, pero al fin y al cabo, tras la aprobación del capítulo piloto por parte de NBC, Sony TV lo rechazó categóricamente.
Dicha serie se suponía como una continuación de los acontecimientos de las películas, y no de un 'reboot' sin más, ya que la trama central se ubicaba en el hijo de Anette y el malogrado Sebastian, quien, tras encontrar el diario de su progenitor, quiso indagar en el mundo de dinero y poder en el que vivió su padre.
Sarah Michelle Gellar fue elegida también para volver a interpretar su papel como adalid de la tentación, pero ahora todo el proyecto se ha abortado. Sin embargo, no es del todo seguro que la idea vaya íntegramente a la basura, ya que Sony podría pedir que se vuelva a replantear la idea para intentarlo de nuevo. Habrá que ver si finalmente existe este movimiento, o si se acabó lo que se daba antes de su inicio.
Escenas subidas de tono
Una de las cosas que más caracteriza a esta película de 1999 es, sin duda, su naturaleza provocativa. Una alusión constante a los placeres adolescentes de las tentaciones, donde lo carnal se halla en un primer plano casi imposible de eludir. No utiliza escenas explícitas, y sin embargo, es capaz de provocar mucho más que otras obras que sí las incluyen. 'Crueles intenciones' es una película considerada por muchos un clásico.
7 momentos que hacen de 'Crueles intenciones' un clásico
El crucifijo
La pérfida Kathryn Merteuil, interpretada por Sarah Michelle Gellar ('Buffy, cazavampiros'), iba de mosquita muerta y cristiana modélica, pero dentro de su enorme crucifijo escondía cocaína que esnifaba cuando tenía la ocasión. Cuando vemos la escena en la que Kathryn nos muestra el compartimento secreto sabemos que no estamos viendo una inocente película para adolescentes cualquiera. Además, es el comienzo de lo que será una divertida y épicamente mala interpretación por parte de Gellar.
La apuesta
Esta es una de las escenas más importantes de la película. En ella, los hermanastros Kathryn y Sebastian (que es el nombre más "Upper East Side" que existe), aburridos de sus lujosas vidas y siempre dispuestos a jugar con las de los demás, hacen la apuesta que impulsará la historia: Si Sebastian consigue acostarse con la puritana Annette (Reese Witherspoon), su hermanastra le dará "algo con lo que has estado obsesionado desde que nuestros padres se casaron... En inglés: Te follaré hasta que te explote la cabeza". Otras frases de Kathryn para enmarcar en esta escena: "Soy la única persona que no puedes tener y te mata" y la célebre "Podrás meterla donde quieras". En una escena análoga más adelante, Gellar sigue soltando perlas: "¡QUIERO FOLLAR!" es su gran momento de Oscar.
El beso
Sin lugar a dudas el momento más comentado y más recordado de la película es el beso entre Sarah Michelle Gellar y Selma Blair. Cecile (Blair) no ha besado nunca a nadie y Kathryn se ofrece para que practique. Primero un casto roce de labios, y después un "masaje de lenguas" en toda regla. Este beso, uno de los más icónicos del cine de los últimos veinte años, fue parodiado en un gag de 'No es otra estúpida película americana' y durante los MTV Movie Awards (donde Alyson Hannigan y Jaime King eran las que se daban el lote), y en ambos casos se exageró lo más memorable de la escena: el hilillo de baba entre Gellar y Blair después de su pasional morreo.
El culo de Ryan Phillippe
Otro de los momentos más comentados de la película es el desnudo trasero de Ryan Phillippe, que dos años antes ya había causado sensación con su escena de ducha en 'Sé lo que hicisteis el último verano'. En esta ocasión, Phillippe enseñaba más carne. En la escena en cuestión, Sebastian invitaba a Annette a bañarse con ella en la piscina (por cierto, Phillippe y Witherspoon se casaban en la vida real poco después). Ella se marcha a ponerse el bañador, y Sebastian espera a ponerse el suyo el tiempo suficiente para que Annette pueda disfrutar de su desnuda anatomía. Una anatomía que dio mucho que hablar en las revistas y los foros de Internet.
El cunilingus
Cualquier escena con Selma Blair es digna de mencionar, ya que su personaje es el más excesivo y caricaturesco de la película (es básicamente una adolescente que se comporta como una niña mimada de 3 años) y el que nos deja los momentos más locos (por ejemplo cuando se abre de piernas haciendo el pino en la cara de su profesor de violonchelo). Pero el momento clave de Cecile es cuando Sebastian le ofrece darle "un beso", en lo que es claramente un retorcido y pervertido guiño a Peter Pan, pero lo que en realidad le da es... un cunilingus. A partir de descubrir el sexo en esta escena, Cecile se desatará por completo.
El encuentro en el baño
Durante toda la película, Kathryn y Annette no coinciden ni una sola vez. La primera está al tanto de todos los movimientos de la segunda, pero Annette no descubre su personalidad villanesca hasta la trágica recta final de la película. El encuentro de ambas en los baños de la escuela de élite en el primer día de clase es toda una lección de tensión climática. Viéndolas a las dos frente al espejo sabes que Kathryn está a punto de recibir su merecido castigo.
El final
La banda sonora de 'Crueles intenciones' es sencillamente una de las mejores de la época. Skunk Anansie, Aimee Mann, Blur o Placebo son algunos de los artistas que suenan a lo largo de la película. Pero si hay una escena musical destacable en ella es el desenlace con "Bitter Sweet Symphony" de The Verve, canción que sonaba en todas partes pero siempre será asociada a esta película. En la secuencia en cuestión Kathryn obtiene su justicia poética al descubrir que todos en la escuela han recibido una copia del diario de Sebastian, donde este relata las fechorías de su hermanastra (una trama que inspiraría indudablemente a 'Chicas malas' años después). La cara de derrota de Kathryn al ser desenmascarada, unida al archi-conocido tema, es uno de esos momentos cinematográficos para la posteridad.