å

EL CHA-CHA-CHA

Hemos encontrado al culpable del Photoshop de Inma Cuesta

La manipulación de la imagen promocional de la actriz pone de manifiesto un debate actual que todos deberíamos estar planteándonos.

Por Javier Pérez Martín 16 de Octubre 2015 | 11:30

Comparte:

Ver comentarios (3)

Ocurrió durante un puente, mientras todos estábamos distraídos con nuestras cosas, y aún así captó nuestra atención: la actriz Inma Cuesta denunció en su cuenta personal de Instagram la flagrante manipulación de una de sus fotos promocionales de su próxima película, 'Los miércoles no existen'. La actriz valenciana decía "verse y no reconocerse" con honestidad y valor.

Inma Cuesta se queja en su Instagram del Photoshop

No tardaron en llegar los apoyos de compañeras, en público en las redes sociales y, probablemente en mayor medida, en privado. Hay que tenerlos bien puestos para sacar a la luz la mierda que está pegada a las paredes de la industria que te da de comer. También hay que estar muy segura de que tu estatus no va a peligrar por ello.

Algo parecido, mucho más de lo que algunos van a querer admitir, ha ocurrido en la Meca del cine los últimos días: Jennifer Lawrence ha publicado una carta/ensayo en la que habla de su indignación al enterarse de que cobró menos que sus compañeros masculinos en 'La gran estafa americana' (qué maravillosa casualidad lo del título). "A la mierda ser simpática" y "no pienso callarme para caer bien" son algunas de las sorprendentes frases que ha dicho la actriz con más fans del mundo en la actualidad. Lawrence, como Inma Cuesta, ha denunciado lo que otras muchas compañeras llevan un siglo sufriendo en silencio.

Y claro, tampoco tardaron en llegar los ataques, al menos en el caso de Inma. "No te habías quejado con esta otra campañita", "es imposible que tú no dieras tu consentimiento", "qué bien te viene esto para la publi de tu peli", han dicho medios de comunicación, fotógrafos y gente de a pie. Como todo manual de psicología te diría, la sociedad vuelve a culpar a la víctima en un crimen sexista.

Jennifer Lawrence y un loro, muy sexys

Porque lo que sufren, casi diariamente, tanto Inma como Jennifer como Meryl como Rose y Emma y todas las demás, son crímenes sexistas: discriminación, ataques (cuando menos, verbales), chantajes, menosprecio, porque son mujeres. Desde cobrar menos que sus compañeros (que Jeremy Renner recibiera más dinero que Jennifer Lawrence es de juzgado de guardia) hasta no poder optar a puestos de trabajo. Y como son figuras públicas, tienen que dejar que su imagen sea moldeada, cambiada, manoseada, cocinada para "gustar más" al público, y si no entran por el aro, que se atengan a las consecuencias, ¿verdad, Anne Hathaway?

No solo ellas son las víctimas: los hombres deberían preocuparse también de esto. No ya solo porque todos deberíamos aspirar a trabajar en una industria más justa, sino que algunos de los jóvenes están viviendo casos de objetificación (buenos días, Marvel), algo que ellos mismos defienden porque "si a ellas les pasa, por qué no a nosotros". Si el final del sexismo del cine pasa por usar y ridiculizar tanto a los hombres como a las mujeres, mal vamos.

Pero entonces, ¿quién tiene la culpa de todo esto?

Después de una ardua investigación, qué sorpresa me he llevado al ver quién es el culpable de que a Inma le cortaran medio brazo, media cadera y le pusieran un cuello de porcelana. Lo siento, Inma, la culpa la tengo yo.

También la tienes tú, que lees esto. También el fotógrafo que tan indignado ahora mira con una mueca a la actriz y defiende con uñas y dientes su trabajo. Un poquito (bastante) de la culpa la he encontrado, después de un sesudo estudio de la situación, en la misma agencia de comunicación que dio el OK a la foto, y, claro, también en el periódico que ahora se lava las manos.

Todos y cada uno de nosotros aceptamos las reglas del juego, como hizo la propia Inma Cuesta cuando firmó su primer contrato, y vivimos con (y de) ellas, desde los medios que decimos "mira qué sexy es Emilia Clarke, pincha", hasta el público que lee (literalmente) cien veces menos nuestra crítica de la buenísima 'Taxi Teherán' que los artículos morbosos.

Qué español es ocupar el tiempo en buscar culpables, en señalar a los demás cuando algo se rompe. Pues ya tenemos la respuesta: todos somos parte del problema. Ahora a ver quién se esfuerza en ser parte de la solución.

Rostros