Año 1998. Ceremonia de los Oscar, los premios más importantes del mundo del cine, más allá de prejuicios y debates perezosos. Cinco nominadas en la categoría reina de la noche, Mejor Película. 'Titanic', el último gran ejemplo de cine gigantesco, épico, más grande que la vida. 'L.A. Confidential', un ejemplo de cómo rendir homenaje de la mejor manera posible al Hollywood dorado. 'Mejor...imposible', comedia con sus dosis de drama y ternura con dos intérpretes al filo de la perfección. 'El indomable Will Hunting', cinta independiente capaz de derrotar barreras a base emotividad y sencillez. Y, por último, 'Full Monty', película británica de pequeño presupuesto sobre un grupo de tipos normales y corrientes que deciden probar suerte en el mundo del striptease tras quedarse en paro. Si tuviéramos que señalar la propuesta más sorprendente de todas, ¿adivináis cual sería?
Definiendo lo que es la magia del cine detrás de las cámaras y los set de rodaje, la cinta dirigida por Peter Cattaneo sobrepasó cualquier tipo de expectativa y se plantó con todo derecho y justicia frente a las miradas de los cinéfilos de todo el mundo. Las causas que la llevaron allí son muy sencillas, se trataba de una historia con personajes maravillosos que podrían ser, sin ningún problema, nuestros vecinos del cuarto y que protagonizaban historias reales, cercanas, tan dolorosas y ridículas como nuestro día a día. Era imposible no conectar con lo que estaba pasando en la pantalla porque, simplemente, no existía distancia entre ella y nosotros.
Un poder que continúa intacto a día de hoy y que demuestra que aquellos que dudaban de la capacidad de 'Full Monty' para ir más allá de la anécdota era, cuanto menos, discutible. Es lo que tienen las películas que, sin apostar todo a la casilla de la ambición desmedida, terminan conquistando a espectadores de todo tipo de edades, sin excepción. 'Full Monty', además de dejar escenas inolvidables para el género, sigue alegrando el día a cualquiera que se acerque a ella. ¿Existe mejor recompensa en estos tiempos?
Curiosidades de 'Full Monty'
Ayudando a la comprensión
El doblaje de 'Full Monty' en nuestro país evitó que tuviéramos que ver la película con un papelito especial que nos hubieran entregado a la entrada del cine.
Y es que, aunque parezca increíble, multitud de salas estadounidense se vieron en la obligación de proporcionar folletos a los espectadores que se acercaron a ver la película de Peter Cattaneo en los que aparecían impresas traducciones de alguna de las expresiones británicas que aparecían a lo largo de la cinta. Su función, simple, era la de facilitar el trabajo de comprensión. Pelín excesivo, quizá.
Título confuso... o no
Seguimos con problemas a raíz de la jerga británica. Veamos, 'Full Monty', en el argot de nuestros amigos ingleses, vendría a significar algo así como 'completo' o 'absolutamente todo', una expresión que, debido al desconocimiento en Estados Unidos, provocó que muchos ejecutivos americanos no entendieran bien el título. ¿Por qué? Porque no aparecía ningún personaje llamado Monty en la película. Ver para creer.
Sin noticias de Danny
Aunque el trabajo detrás de las cámaras de Peter Cattaneo deja poco lugar para la queja, complicado imaginar más con menos, estamos seguros de que 'Fulll Monty' habría sido una película completamente diferente si hubiera caído en las manos de la primera persona en la que se pensó para ser director de la cinta.
Nada más y nada menos que Danny Boyle, responsable de, entre otras, 'Trainspotting' y 'Slumdog Millionaire', recibió el guión por parte de los productores para ver si estaba interesado o no en ponerse al frente del proyecto, pero el cineasta lo rechazó argumentando que no le había impresionado nada. Buena vista, sí.
Alargando por obligación
La duración de 'Full Monty' es de poco más de ochenta minutos, algo cada vez más complicado de ver en los estrenos que nos llegan cada semana a las carteleras. Sin embargo, se trata de una cifra bastante extensa considerando que, para su consecución, se tuvieron que rodar más escenas tres meses después de que la película se diera por concluida. Y es que, en el primer montaje de la cinta, la duración era demasiado breve, lo que llevó a sus responsables a aumentar el número de escenas a posteriori.
Triunfando sobre las tablas
Tras su éxito de crítica y público, era cuestión de tiempo que 'Full Monty' diera el salto a las tablas de Broadway. Dicho y hecho. Estrenada en el mes de octubre del año 2000 sobre el escenario del teatro Eugene O'Neill, la adaptación se convirtió en todo un fenómeno, acumulando casi 800 representaciones y siendo nominada, en 2001, a varios premios Tony, incluyendo Mejor Musical.
Los apuntadores
En pantalla, la última escena de baile de 'Full Monty' destaca por su capacidad para emocionar y divertir sin recurrir a ningún tipo de truco barato o golpe al estómago del lacrimal pero, cuidado, tiene trampa. Y es que, aunque parezca increíble, durante el rodaje de este momento maravilloso de cine, se encontraban un grupo de coreógrafos escondidos frente al escenario, alejados, por supuesto, de las cámaras y dando instrucciones a los actores para que todo saliera a la perfección. Misión cumplida.
Inseguridad colectiva
El mismísimo protagonista de 'Full Monty', Robert Carlyle, fue el primero en confesar, meses después del estreno de la película, que el rodaje había sido completamente caótico, desastroso, y que los productores del estudio que estaba detrás de ella, 20th Century Fox, se llegaron a plantear estrenarla directamente en vídeo después de ver un primer montaje. Una situación que, en palabras de Carlyle, solamente se evitó gracias al trabajo del productor Uberto Pasolini y el editor Nick Moore. De ser así, desde luego, llevaron a cabo un auténtico milagro.
Buscando la risa
Situada, aún hoy, en el puesto número 23 de las películas británicas más exitosas de la historia, 'Full Monty' continúa siendo un auténtico fenómeno en Inglaterra. Las razones para comprender un triunfo son, por supuesto, imposibles de definir, pero muchos especialistas aseguraron en su momento que el público británico necesitaba reírse especialmente después de la muerte de Diana de Gales, un suceso ocurrido en el mismo año de estreno de la película de Peter Cattaneo. Frente al drama, la carcajada.