Con esa obra maestra llamada 'El club de los poetas muertos', Peter Weir consiguió la película más completa, emocionante, clásica y brillante de su trayectoria profesional hasta la fecha. Una cinta que deslumbraba desde el primer minuto hasta su inolvidable desenlace, uno de los más hermosos e inspiradores jamás filmados.
Protagonizada por un Robin Williams situado más allá del elogio, esta historia de inocencias perdidas entre versos y de sueños robados en cuevas pintadas con poemas recitados a pleno pulmón continúa helando la sangre en sus momentos de mayor dramatismo y conquistado con sus instantes más épicos. Un capitán para siempre. Una película eterna. 'Carpe Diem' grabado a fuego en la memoria cinéfila de millones de espectadores.
El tiempo, siempre tan peligroso, no solamente ha decidido pasar de largo por la puerta de este clásico sino que, además, ha sumado capas de emoción, respeto y admiración a su fórmula y recuerdo. Si te encuentras con 'El club de los poetas muertos', ni un segundo de duda, te quedas. Y volverás a desprenderte de lágrimas, reflexionaras acerca del presente y comprenderás, una vez más, que el cine puede cambiar toda una vida. Lo mismo que sucede con los mejores profesores.
Curiosidades de 'El club de los poetas muertos'
Las razones de Williams
En un primer momento, lo que atrajo a Robin Williams a la hora de aceptar el papel protagonista de 'El club de los poetas muertos' era que su personaje, John Keating, era un modelo de maestro que siempre deseó haber tenido durante su etapa como estudiante.
Favoritismos
A lo largo de su carrera, Robin Williams siempre confesó que 'El club de los poetas muertos' era la película que más le gustaba de todas en las que había participado, añadiendo a su vez que Peter Weir era el mejor director con el que había tenido la suerte de trabajar.
Decisión creativa
Peter Weir decidió que rodaría 'El club de los poetas muertos' en orden cronológico, tratando así de capturar mejor el desarrollo establecido entre los personajes adolescentes y el profesor Keating. Quizá por eso la escena final de la película funciona de forma especialmente emotiva.
A la primera
La inolvidable escena en la que Todd, interpretado por un fantástico Ethan Hawke, llora en mitad de la nieve es uno de los muchos momentos maravillosos que se dan cita en 'El club de los poetas muertos'. Sin embargo, este instante de puro cine iba a ser bastante diferente en un primer momento, ya que Peter Weir y su equipo tenían pensado filmarlo en interiores. Una decisión que cambió por completo en el momento en el que el cineasta observó como comenzaba a nevar en el exterior, proponiendo entonces rodar la escena de una sola toma aprovechando las condiciones meteorológicas. Y funcionó. Mucho. Muchísimo.
Lecciones de los 50
Para ayudar a los miembros más joven del reparto de 'El club de los poetas muertos' de cara a entender mejor tanto a sus personajes como al contexto en el que se situaba la historia, Peter Weir les entregó a todos ellos varios libros que narraban el modo de vida de los adolescentes durante los 50, así como alguno de los aspectos culturales e históricos más representativos de esta década.
La seriedad del cómico
Según confesaron varios profesionales que trabajaron en 'El club de los poetas muertos', la actitud de Robin Williams durante el rodaje de la cinta fue especialmente sorprendente debido a la seriedad que el actor mostró en la práctica totalidad del mismo. Y es que, en aquel momento, Williams se encontraba pasando por un divorcio, algo que le afectó de un modo bastante intenso a nivel personal, por lo que estaba para pocas bromas.
La audición de Lloyd
Cuando el gran Norman Lloyd descubrió que estaban esperando que realizara un casting para optar a un papel en 'El club de los poetas muertos', se negó por completo. Su argumento era que acababa de terminar seis temporadas de la célebre serie 'Hospital', lo cual le debería servir a los productores de la película como la mejor audición posible. Sin embargo, cuando le dijeron que Peter Weir no había visto ni un capítulo, Lloyd accedió a hacer la prueba, consiguiendo, por supuesto, sumarse al proyecto de inmediato.
Aprovechando la pausa
En un primer momento, Peter Weir estaba a punto de comenzar a rodar 'Matrimonio de convivencia', pero Gérard Depardieu, quien iba a protagonizar la cinta, le dijo que no podría estar disponible hasta un año más tarde. Fue entonces cuando el mismísimo Jeffrey Katzenberg le sugirió a Weir que aprovechara esos meses de parón para dirigir otra película, entregándole el guion de 'El club de los poetas muertos' para que le echara un vistazo. Así comenzó el camino hacia uno de los mejores trabajos de su trayectoria profesional.
Opciones Keating
Antes de que Robin Williams terminara sumándose al equipo de 'El club de los poetas muertos' como protagonista, los responsables de la película habían pensado en ofrecerle el papel a, nada más y nada menos, que Alec Baldwin y el gran Bill Murray. De hecho, Mickey Rourke estuvo realmente cerca de liderar el proyecto hasta que apareció Peter Weir y decidió realizar numerosos cambios en la historia, lo que provocó la marcha del actor y la entrada de Williams.
Final alternativo
Aunque ahora nos parezca imposible imaginar otro final para 'El club de los poetas muertos', lo cierto es que en el primer guion de la película estaba previsto que el profesor Keating muriera de leucemia, un suceso que Peter Weir hizo desaparecer por completo del libreto cuando entró en el proyecto. Y es que, sin dudarlo ni un momento, el director tenía claro que la historia debía centrarse más en los alumnos que en el personaje interpretado por Robin Williams.