El año 2006 fue el de la magia en el cine. Primero lo hacía Woody Allen con la comedia negra 'Scoop' intentando emular la fórmula de 'Match Point'. Poco después se estrenaba 'El ilusionista', un drama de época cargado de intriga y protagonizado por Edward Norton, Jessica Biel y Paul Giamatti. Sin embargo, la película definitiva sobre el ilusionismo y afán de superación que mueve a los magos no llegaría a nuestros cines hasta principios de 2007. Estamos hablando de 'El truco final (El prestigio)', con un tal Christopher Nolan detrás y, casualidad o no, los protagonistas de 'Scoop', Scarlett Johansson y Hugh Jackman, a los que se uniría en esta ocasión el polifacético Christian Bale.
La película, ambientada en la Londres del siglo XIX, cuenta la historia de dos ilusionistas, Alfred Borden (Christian Bale) y Robert Angier (Hugh Jackman) que, si bien comienzan trabajando juntos, pronto separarán sus caminos al confrontar sus visiones del mundo de la magia. Mientras que Borden formará una familia junto a Sarah (Rebecca Hall), Angier se verá consumido por la envidia tras perder en un número a su prometida y comenzará su venganza particular contra el otro mago. Borden responderá al desafío y ambos protagonizarán una encarnizada lucha por ver no sólo quién es capaz de realizar el mejor truco, sino también de acabar de una vez por todas con el otro.
'El truco final (El prestigio)' parecía ser, como 'El Ilusionista', un drama de época victoriana en el que veríamos mucha acción, asesinatos y misterio. Y de esas tres cosas apenas quedó la última, pues Nolan sorprendió a todos con una propuesta tan peculiar que era difícil encajarla en cualquier género o etiqueta. El británico se embarcaba en el ambicioso proyecto de adaptar 'El prestigio', la novela de Christopher Priest sobre dos magos que pelean entre sí por ver quién es capaz de llenar las salas de Londres con el truco definitivo. Y lo hacía con menos de un tercio del presupuesto que había tenido en su última película, 'Batman Begins'. Pero, lejos de los grandes artificios que construiría en sus siguientes películas ('Origen', 'Interstellar'), aquí toda la espectacularidad queda condensada en un mero teatro, y muchos son los que secretos se esconden detrás del film. Algunos de ellos (¡ese final!) aún están por descubrir, pero otros tantos han salido a la luz. Ya sabéis lo que dicen, un buen mago nunca revela todos sus trucos.
Curiosidades de 'El truco final (El prestigio)'
Sam Mendes y la difícil decisión de Christopher Priest
Originalmente, Sam Mendes era el mejor colocado para adaptar la novela en la que está basada la película, 'El prestigio'. Sin embargo, en última instancia el autor de la novela , Christopher Priest, decidió que no sería el autor de 'American Beauty' quien realizara la adaptación, sino un joven inglés que prometía mucho y cuyas dos últimas películas, 'Following' y 'Memento', le habían encantado. Este joven, que no era otro que Christopher Nolan, recibió la novela a propuesta del propio Priest (a través de la productora Valerie Dean), y no tardó en responder con un contundente sí. Más tiempo tardó en escribir el guion junto a su hermano Jonathan Nolan, el cual les llevó cinco años.
La elección de Priest, que tiempo después explicó en base a su intención de "dar oportunidades a nuevos talentos", sin duda encajaba en el perfil que necesitaba, pues Nolan ya había demostrado sus dotes alterando el tiempo narrativo a su antojo tal y como sucede en la epistolar novela. Por su parte, a Sam Mendes tampoco le fue mal del todo, porque si bien no pudo encargarse de la adaptación, firmó dos años después una de las mejores películas de cine negro de los últimos tiempos, 'Camino a la perdición.
Batman vs Lobezno
Para 'El truco final (El prestigio)', Nolan contaría con dos habituales de su filmografía como Christian Bale y Michael Caine, quienes ya habían trabajado en 'Batman Begins'. Mientras que el galés y el inglés interpretaron los papeles del mago Alfred Borden y el ingeniero encargado de construir las ilusiones, Cutter, el papel del otro gran mago recayó en Hugh Jackman, quien ese mismo año había cerrado la primera trilogía de 'X-Men' en su icónico papel como Lobezno. Esto supuso que el film se convirtiera, hasta el estreno de 'Dunkerque', en el único en toda la filmografía de Nolan sin un protagonista claro: Borden y Angier aparecen el mismo tiempo en pantalla y la película es contada desde la óptica de ambos, por lo que en muchos momentos es imposible posicionarse de un lado o de otro.
Tanto el personaje de Bale como el de Jackman toman sus nombres de apodos clásicos de la época, El profesor o El Gran Danton, así como sus iniciales conforman una de las más famosas palabras del mundo de la magia: ABRA.
El hijo del mago
Aunque gran parte de la película la hija de Alfred Borden (Bale) está interpretada por Samantha Mahurin, el bebé que vemos al principio no es otro que el hijo de Christopher Nolan y su mujer Emma Thomas, productora en todas las películas del británico. El pequeño Nolan, Oliver, sería protagonista implícito de otra de las películas de su padre, 'Origen', ya que llevó su nombre durante el rodaje ('Oliver's arrow' / 'La flecha de Oliver') para evitar cualquier filtración de la película.
¡Prohibido leer nada!
Para evitar condicionar a sus actores y que todos llegaran al rodaje partiendo de cero y capaces de moldear a sus personajes, Nolan pidió a todos los miembros del reparto que se abstuvieran de leer la novela de Priest antes de filmar la película. Sin embargo, uno de ellos no le hizo caso y, fiel a su método de meterse por completo en sus personajes, se pasó por el arco del triunfo la prohibición del director. El actor en cuestión fue Christian Bale, aunque, afortunadamente para su cuerpo, en esta ocasión apenas tuvo que modificar su peso de manera tan drástica como había hecho en el paso de 'El Maquinista' a 'Batman Begins'.
Influencias e inspiraciones
Pudo ser el hecho de partir de un material ya escrito y muy concreto o que tampoco le guste dar pistas de sus influencias, pero el caso es que Nolan no ha dado grandes pistas sobre las referencias que se esconden en 'El truco final (El prestigio). No obstante hay argumentos de sobra para pensar en que muchos aspectos del film son reminiscencias de dos películas. Por un lado está 'Blade Runner', sobre la que Nolan sí ha hablado en numerosas ocasiones como una de las cintas que más le han influido como cineasta y cuyo paralelismo con 'El truco final (El prestigio') se establece principalmente en los personajes de Rick Deckard (Harrison Ford) y Roy Batty (Rutger Hauer). Al igual que en la cinta de Ridley Scott, Nolan nos presenta a dos personajes de una marcada ambigüedad moral, con motivos para ponerse de parte de cada uno y que representan las dos caras de una misma moneda. Angier (Jackman) concibe la magia como un espectáculo y sabe venderse, mientras que Borden (Bale) desprecia la visión de su oponente y considera la magia como un arte que exige sacrificios. Al igual que en Blade Runner, uno de los personajes muere para que el otro pueda redimirse.
La otra gran referencia es La Huella', una de las grandes obras maestras de Joseph L. Mankiewicz ('Eva al desnudo', 'Cleopatra') en la que también se da un duelo entre dos ilusionistas que se engañan continuamente y de los cuales uno resulta ser casualmente Michael Caine. Caine y su rival, Laurence Olivier, se retan mutuamente a ver quién es capaz de engañar con mayor ingenio al otro y deparan un sinfín de plot twists tal y como sucede en el film de Nolan.
Nikola 'Starman' Tesla
Como muchos sabrán, David Bowie es uno de los personajes clave de la película dando vida al científico Nikola Tesla, que verdaderamente existió (así como su residencia de Colorado Springs que aparece en la película) y fue autor de numerosos inventos en el campo del electromagnetismo, la bobina de Tesla y demás trabajos que forjaron las bases del uso de la corriente alterna. Nolan sabía que Bowie era el indicado para encarnar a un personaje tan misterioso como fue el inventor en vida, y por ello hizo todo lo posible para que el cantante estuvieran en el film. No fue fácil, pues Bowie al principio se mostró reacio a aceptar el papel, pero el realizador británico no cesó en su empeño y, después de un viaje exprés a Nueva York, logró convencerle.
El falso mago chino
En una de las primeras escenas de la película, vemos como los dos magos acuden al espectáculo de un mago chino que realiza un imposible truco con una pecera. Este mago, cuya importancia es vital para la película por representar el sacrificio vital que realizarán los dos protagonistas, está inspirado en la figura real de Chung Ling Soo, el álter ego del ilusionista estadounidense William Ellsworth Robinson, quien durante más de veinte años engañó al público de todos los teatros de Nueva York haciéndose pasar por un mago oriental para dar mayor exotismo a su espectáculo. Al igual que el mago chino de la película, el verdadero llevó hasta el final su doble identidad, tanto que le costó la vida al intentar el truco de la bala atrapada al que se hace referencia varias veces en el propio film. Al intentar este truco, Chung Lin Soo fue sorprendido por unos "voluntarios" que introdujeron balas de verdad y acabaron con su vida mientras éste exhalaba sus últimas palabras en un perfecto inglés ("¡Oh my god! ¡I've been shot!" / "¡Oh dios mío! ¡Me han disparado!") para sorpresa de todo el teatro, que durante más de veinte años se había creído el engaño.
El auténtico mago y sus dos aprendices
Para una película de época protagonizada por dos magos, Nolan ya contaba con tres superhéroes (Batman, Lobezno y no olvidemos a la Viuda Negra de Scarlett Johansson), un cantante de múltiples identidades como Bowie y al mayordomo del primero de todos, pero faltaba lo más importante: un mago de verdad. Es por ello que Nolan quiso contar con los servicios del mago profesional Ricky Jay, quien además ya tenía experiencia en el mundo del tras haber trabajado con dos grandes directores como David Mamet y Paul Thomas Anderson en las magníficas 'Casa de juegos' y 'Boogie Nights', respectivamente. Ricky Jay, quien tristemente falleció hace apenas unos meses, no sólo dio vida al mentor de los dos protagonistas, el gran mago Milton, sino que también sirvió de ayuda detrás de las cámaras para enseñar a Bale y Jackman todos sus truquillos de prestidigitador.
Su película más personal
La única razón que podría explicar que Christopher Nolan cogiera las riendas de un proyecto cuya historia no había escrito él mismo o su hermano es que se sintiera demasiado identificado y tentado de realizar la película. Y es que 'El truco final (El prestigio)', es a día de de hoy la película que mejor define el cine del director (la obsesión por la perfección, el sentimiento de culpa por perder a un ser querido, el juego con el eje narrativo...) y que, en sus propias palabras, trata también sobre la propia figura del director como mago de la actualidad: "Es sin duda hacer cine autoconsciente. Es una película que trata sobre cómo se hace el cine, me di cuenta más tarde. Viéndola ahora puedo reconocer que esta es una película sobre hacer cine, lo que para mí es algo divertido porque evidentemente es algo en lo que estoy muy implicado, y creo que fue mi manera de acercarme al tema desde un ángulo personal. Ser director tiene mucho ver con ser mago".
El final
Si hay algo que se recuerda de 'El truco final (El prestigio)' es sin lugar a dudas su último acto en el que la propia película resulta ser un truco de magia que el espectador está contemplando. Un final en el que se producen grandes revelaciones (como que Borden y Fallon eran dos hermanos que se alternaban las identidades) y quedaban otros misterios sin resolver. La última escena, que inauguraría la tradición nolaniana de los cliffhangers presente también en 'Origen', 'El Caballero Oscuro: La leyenda renace' o 'Interstellar', nos deja con la gran duda de si la máquina de Tesla realmente funcionaba y Angier había ejecutado su truco a través de sacrificar la vida de cientos de sus clones. Existen múltiples teorías al respecto tanto de un lado (que convertiría la cinta automáticamente en ciencia-ficción) como del otro (si la máquina realmente no funciona y es todo un gran engaño). Ni siquiera el propio Nolan se ha atrevido a aclararlo para mantener abierto el final y dejar todo a la libre interpretación del espectador. Y es que, como ya predijo 'Los Simpson' en su día, la mejor explicación ante este tipo de situaciones es "lo hizo un mago", y, como todo buen mago, Nolan se resiste a revelar su truco final.