En los años noventa, antes de que 'Scream. Vigila quién llama' revitalizase el subgénero slasher realizando una serie de relecturas de los códigos del género, el cine de terror no parecía haber encontrado una corriente única sobre la que asentar los títulos que se fueron produciendo una vez acabados los ochenta.
Mientras que films como 'El silencio de los corderos' o 'Misery' daban por inaugurado el el psychothriller tal y como lo conocemos, cineastas como John Carpenter, George A. Romero o Wes Craven seguían convirtiendo títulos como 'En la boca del miedo', 'La mitad oscura' o 'La nueva pesadilla de Wes Craven' en los grandes hitos del terror de la época.
Sin embargo, y teniendo en cuenta el apabullante éxito que en 1992 había tenido el 'Drácula de Bram Stoker' de Francis Ford Coppola, hubo quienes confiaron en que una de las nuevas tendencias podría estar en la resurrección de los mitos góticos. Ahí es cuando nace 'Frankenstein de Mary Shelley', título cuya dirección corrió al cargo de Kenneth Branagh
¿Película incomprendida?
Pese a la diferencias con 'Frankenstein o el moderno Prometeo', la inigualable obra de Mary Shelley publicada en 1818, la película fue presentada como la más fiel adaptación que jamás se había hecho de la novela, queriendo asemejarse en el apartado técnico a la película de Coppola (en esta, el cineasta figura como productor), de ahí los 45 millones de presupuesto con los que Branagh contó para codearse con los que consideró como los mejores profesionales.
Las primeras impresiones dejaron claro que el realizador, experto en adaptar la obra de Shakespeare (y con cierta tendencia a la pomposidad), se preocupó demasiado en otorgar cierto aire operístico a una historia que ya tenía como base a dos personajes absolutamente trágicos, como lo son en esencia Victor Frankenstein (interpretado por el propio Branagh) y la Criatura (un Robert De Niro bajo varias capas de maquillaje).
El resultado, visto con el paso de los años, es el de una rara avis dentro de la producción de género de la época, pues el film juega en varias ligas, podemos considerarlo tanto un drama de época que desvía hacia el fantástico, como una película de terror gótico tardía. Teniendo en cuenta todas las elecciones que el propio Kenneth Branagh hizo para llevar a cabo un producto que consideró suyo desde el primer momento, repasamos algunas de las curiosidades y factores que hicieron que 'Frankenstein de Mary Shelley' no fuese la adaptación definitiva, aunque sí un buen ejemplo de acercamiento al horror más mainstream por parte de un realizador que nunca pareció sentirse cómodo trabajando bajo dicha etiqueta.
Curiosidades de 'Frankenstein de Mary Shelley'
Los primeros nombres que sonaron
Antes de que 'Frankenstein de Mary Shelley' saliese adelante tal cual la conocemos hoy en día, hubo cierto vaivén de nombres de lo más interesantes, los cuales llegan a formar un nivel de hype equiparable al de aquel intento frustrado de 'Superman' protagonizado por Nicolas Cage y dirigido por Tim Burton.
Entendiendo que en los noventa todas las productores querían a Burton para que dirigiese sus proyectos, se dice que Columbia le propuso al director de 'Eduardo Manostijeras' que dirigiese él la adaptación de 'Frankenstein o el moderno Prometeo', quien pensó en Arnold Schwarzenegger como la Criatura, algo que muchos pagarían por ver hoy en día.
Una vez el proyecto llegó a manos de Kenneth Branagh, fueron pocos los nombres que se barajaron hasta llegar a Robert De Niro, habiendo sido considerados antes nombres que en aquel momento estaban en primera línea como bien eran Gérard Depardieu o Andy Garcia.
El espíritu de la Hammer
Habían pasado ya unas décadas desde que la gloria de la Hammer había convertido a Inglaterra en una de las cunas del cine fantástico, es por ello que el rodaje de 'Frankenstein de Mary Shelley' se llevó a cabo en los Shepperton Studios, enclave con larga historia de filmaciones donde en la década de los ochenta se llevaron a cabo títulos como 'En compañía de lobos' o 'El hombre elefante'.
Con un presupuesto de 45 millones de dólares, el cual distaba mucho de las producciones de serie B de la Hammer, Kenneth Branagh tuvo la oportunidad de codearse con una serie de profesionales que crearon unos impresionantes decorados que, pese a alejarse de la austeridad de los films de horror clásico, capturaban su esencia, tornándola mucho más preciosista y elegante.
Apuesta teatral
La familiarización de Kenneth Branagh con el mundo teatral, es algo que el realizador no pudo pasar por alto a la hora de insuflar vida a uno de los mitos más característicos de la novela gótica.
Así es como 'Frankenstein de Mary Shelley' va mucho más allá de querer ser un título de horror gótico, teniendo en su haber todas las de la ley para pasar como una superproducción de época en clave de oda al romanticismo.
Además, Branagh consiguió mantener una especie de carácter teatral para la planificación de las escenas, aspecto que se vio subrayado por el perfil puramente shakesperiano de los dos protagonistas: Victor Frankenstein y la Criatura.
A la sombra de Coppola
Dos años antes del estreno en Estados Unidos de 'Frankenstein de Mary Shelley', había visto la luz 'Drácula de Bram Stoker', que dirigida por Francis Ford Coppola logró alcanzar el reconocimiento de la Academia (Oscars al Mejor Vestuario, Mejor Maquillaje y Mejores Efectos de Sonido).
Intentando repetir la fórmula, para la adaptación que Kenneth Branagh llevó a cabo se optó también por mantener el nombre de la autora en el título, dejando claro que nos encontrábamos ante lo que pretendía ser la versión definitiva de la obra. Para más inri, cabe destacar que el propio Coppola figura en los créditos como productor.
Trío de expertos
Con el fin de otorgar a la criatura del realismo que Kenneth Branagh consideró, este confió en la labor de tres expertos en el departamento de maquillaje: Paul Engelen, Daniel Parker y Carol Hemming, quienes acabaron nominados al Oscar por su trabajo en 'Frankenstein de Mary Shelley' en 1995 (la única nominación para la película).
Engelen (nominado ya en 1984 por el maquillaje de 'Greystoke, la leyenda de Tarzán') tenía ya una larga trayectoria, habiendo trabajado en títulos como 'El hombre de la pistola de oro', 'Batman' o 'Robin Hood, príncipe de los ladrones'. Por su parte, en el currículum de Parker constaban experiencias que iban desde 'Lifeforce, fuerza vital' a 'El imperio del sol'; mientras que Hemmings ya tenía cierto nombre como estilista de cabello en títulos como 'Una habitación con vistas', 'Regreso a Howards End' y 'Lo que queda del día'.
El diseño de la criatura
Por orden del mismísimo Kenneth Branagh, el aspecto final de Robert De Niro no podría ser enseñado en el tráiler de 'Frankenstein de Mary Shelley', por eso tan solo aparece insinuado.
La finalidad era la de sorprender lo máximo posible al espectador, el cual tenía la idea preconcebida de la criatura de Frankenstein según el imaginario popular en el que habían tenido mucho que ver las encarnaciones del monstruo por parte de Boris Karloff y Christopher Lee.
Para que esta nueva versión fuese lo más realista posible, Paul Engelen y Daniel Parker realizaron una ardua tarea de investigación sobre enfermedades cutáneas en el siglo XVIII, practicando diferentes cicatrices sobre pieles reales de origen animal. Finalmente, y tras varias decenas de prótesis y máscaras, idearon una que, además de pelo, contenía lo que imitaba al sistema de músculos faciales por dentro del falso rostro, haciendo que cuando De Niro gesticulaba (quien se sometió a sesiones de más de ocho horas para cuando tenía que mostrar el cuerpo entero), lo hiciera con él su cara postiza.
Diseño de vestuario
Siguiendo en la línea de formar un equipo con los mejores jefes de equipo posibles, Kenneth Branagh fichó a James Acheson para que se encargase del diseño de vestuario de 'Frankenstein de Mary Shelley'.
Este, ganador ya dos Oscar al Mejor Vestuario por 'El último emperador' y 'Las amistades peligrosas' en 1988 y 1989 (consiguió el tercero en 1995 gracias a 'Restauración'), puso toda la carne en el asador y diseñó el más de un centenar de diferentes trajes que se pueden ver en la escena del baile.
Para vestir a la Criatura que interpretó De Niro, la principal inspiración para ese abrigo que porta está en el título de la Hammer 'La maldición de Frankenstein' y la indumentaria que porta Christopher Lee, siendo ese el homenaje a la leyenda que quiso hacer Acheson.
Viejos colaboradores
Si para el maquillaje y el vestuario Kenneth Branagh había apostado por formar equipo con grandes profesionales, para llevar a cabo el diseño de producción y el de arte de 'Frankenstein de Mary Shelley', prefirió optar por la confianza que le daban dos antiguos compañeros (sin que eso signifique que se tratase de profesionales menos cualificados).
Quién sabe, pero puede que el éxito de sus anteriores films, en los cuales ya había contado con ellos en el mismo cargo, hiciese que Branagh confiase plenamente en Martin Childs, responsable de arte, y Tim Harvey, del diseño de producción. Ambos ya habían trabajado junto al director en sus anteriores films, 'Enrique V', 'Morir todavía', 'Los amigos de Peter' y 'Mucho ruido y pocas nueces'.
A ellos (y al visto bueno de Branagh, evidentemente) les debemos que la película respire un aire de film de época que, en ciertos momentos, parece querer desligarse del terror gótico.
Frank Darabont, enfadado
El guion corrió a cargo de Frank Darabont, quien ese mismo año había firmado el de 'Cadena perpetua' y que ya había visto como se habían adaptado otros dos trabajos suyos: 'Pesadilla en Elm Street 3, guerreros de los sueños', 'El terror no tiene forma' y 'La mosca II'.
Habían pasado ya muchos años (nos plantamos en 2016, para ser exactos) cuando el guionista realizó unas declaraciones que debieron sentar como un jarro de agua fría al mismísmo Kenneth Branagh, ya que durante una extensa entrevista para Creative Screenwriting, Darabont afirmó que "'Frankenstein de Mary Shelley' era a la vez el mejor guion que había escrito y la peor película que había visto nunca", definiendo la experiencia como "la vez en la que realmente me patearon el culo como guionista".
Con tales declaraciones, corroboraba el hecho de que Branagh había querido dotar de demasiada grandilocuencia a la película, diciendo que todos los errores de guion y asuntos que chirrían en la película, no estaban presentes en el libreto original. Entre ellos, se sospecha la inclusión de una resucitada Helena Bonham Carter, añadida por parte del director como guiño a 'La novia de Frankenstein' (y un elemento que no aparece en la novela original de Shelley).
Parte del ciclo gótico noventero
Propiciado también por el éxito de 'Drácula de Bram Stoker', a mediados de los noventa 'Frankenstein de Mary Shelley' se conviritió en uno de los ejemplos clave de un breve pero fructífero movimiento que intentó revitalizar el cine de terror gótico. Para ello, y recuperando los viejos éxitos de la Universal y la Hammer, se tomaron las obras clásicas con iconos del terror y se pusieron de renuevo con estrellas de primera fila.
Mientras que Robert De Niro y Gary Oldman se convertían en el nuevo monstruo de Frankenstein y Drácula, a Jack Nicholson y John Malkovich les tocaba ser el licántropo de 'Lobo' y el Dr. Jekyll y Mr. Hyde de 'Mary Reilly', la visión del mito de Stevenson que dirigió Stephen Frears en 1996. Dos años más tarde, Dario Argento realizaba su propia versión de 'El fantasma de la ópera' con Julian Sands como protagonista.
Cabe decir que, pese a que ninguna de ellas lograse el éxito (tanto de crítica como de público) de la obra de Francis Ford Coppola, todas sirvieron para acercar el gótico al público de los noventa.