Antes de que el estilo se homogeneizara en la figura de David Yates, hubo un tiempo en el que la franquicia de 'Harry Potter' admitía diversos puntos de vista. Quizá el más interesante fue el ofrecido por Alfonso Cuarón, que exprimió los principales atributos de la novela de J.K. Rowling sin perder su propia identidad. El resultado es de sobra conocido, y ya han pasado trece años desde que pudimos disfrutarlo en el cine por primera vez.
La tercera entrega de la saga llegó a los cines a comienzos del verano cinematográfico de 2003, consiguiendo uno de los mejores estrenos de la franquicia al amasar 93 millones en su primer fin de semana. Sin embargo, su encanto se desinfló rápidamente, porque no logró estar a la altura de la recaudación de sus dos predecesoras. Finalmente, 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' se hizo con 796 millones de dólares, la cifra menos abultada del joven mago. Aún así, el filme recibió una acogida calurosa, y es uno de los principales remansos de calidad cuando se plantea una maratón de 'Harry Potter'. De hecho, se considera que fue Cuarón el que sentó las bases estilísticas de la saga, gracias a la elección de dar varitas personalizadas a cada personaje o ampliar Hogwarts con detalles como el gigantesco puente.
En términos de calidad, la cinta fue de las más aclamadas por la crítica y logró introducir con éxito a personajes como Sirius Black o Remus Lupin; al mismo tiempo que se desvelaban detalles muy trascendentales del pasado de Harry y sus padres. También fue otro paso hacia la madurez para Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, que estrecharon lazos en aquel set en el que les vimos crecer. Nosotros hemos recopilado sus anécdotas más divertidas e interesantes:
Curiosidades de 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban'
Contrólate Alfonso
Una de las peculiaridades de la saga 'Harry Potter' era la gran cantidad de niños y adolescentes que aparecían en sus películas, lo cual requería un especial cuidado a la hora de tratar a los actores. Por lo tanto, Cuarón se vio obligado a aceptar una cláusula del contrato que le prohibía proferir insultos y otras palabras malsonantes en el set de rodaje de la cinta, cuando los niños se encontraban delante.
Desafío interpretativo
Radcliffe fue víctima de una broma pesada durante el rodaje de la escena de los sacos de dormir. Los responsables fueron Alan Rickman, Michael Gambon y Cuarón, conscientes de que Radcliffe quería situarse junto a una chica que le gustaba durante la escena. Entonces los tres decidieron colocar el típico cojín de pedos dentro del saco del protagonista, con la particularidad de que se controlaba a control remoto. El pobre Daniel tuvo que aguantar la tormenta y seguir actuando, a pesar de la constante amenaza que se cernía sobre él desde la lejanía.
Contra la roca
No todo se resuelve con varitas entre magos. Sobrepasado el ecuador de la película, Hermione le propina un buen puñetazo a Malfoy en pleno rostro. Un golpe que Tom Felton sufrió realmente. En el guion se hablaba de bofetón, no de puñetazo, pero cuando Tom Felton le dijo a Emma Watson que le golpeara de verdad -poco convencido-, ella se vino arriba y liberó toda su rabia contra la cara de su compañero. Ella se arrepintió después de hacerlo, pero mereció la pena por la genuina cara de terror de Malfoy.
Gélida amenaza
Los hispanoparlantes no siempre tienen buenas experiencias al pronunciar el inglés, como bien sabe Penélope Cruz. En el caso de Alfonso Cuarón, el malentendido se produjo a la hora de plantear la aparición de los dementores. El mexicano pensó que sería buena idea que el agua se helara cuando los dementores se dirigían hacia el Hogwarts Express, así que se lo propuso al equipo de efectos especiales. Con tal acento que le entendieron ojos (eyes), en vez de hielo (ice). Los especialistas llegaron a elaborar bocetos con ojos y Cuarón quedó estupefacto al verlos, pero pudo solucionarlo a tiempo.
Mejor padrino ever
El primer encuentro entre Daniel Radcliffe y Gary Oldman fue inolvidable, sobre todo para el primero. El legendario actor londinense obsequió a su joven compañero de elenco con un bajo, ya que conocía la pasión de Radcliffe por la música. Por lo que hemos visto últimamente, el protagonista de la franquicia ha tirado más por el rap, pero siempre podrá fardar de padrino ficticio con su instrumento.
Licencias creativas
J.K. Rowling no le impidió a Cuarón ofrecer una visión algo diferente de los libros, siempre que se mantuviera fiel al espíritu de los mismos. Pero sí que rechazó algunas de las propuestas del director, como la idea de habitar Hogwarts con gente minúscula, que en una escena se dedicarían a tocar el piano. La escritora vetó aquella proposición, al no tener nada que ver con el universo que había creado, pero al menos le dejó instalar un reloj de sol en la escuela. Menos es nada.
Ajeno al tema
Cuarón no fue elegido por Warner para dirigir la tercera entrega por su pasión por las novelas de J.K. Rowling, ya que nunca había tocado uno de sus libros. Ni siquiera había visto las dos películas anteriores. Pero cuando firmó el contrato, el mexicano se aplicó y logró un meritorio resultado. Antes de su llegada al proyecto, su amigo y colega Guillermo del Toro había rechazado dirigir la película.
Abandono inesperado
En primera instancia, Chris Columbus se había comprometido a dirigir la franquicia al completo, pero después de 'Harry Potter y la cámara secreta' decidió desvincularse. El realizador quería pasar más tiempo junto a su familia, y tras conocer el grado de exigencia de las dos primeras películas, se dio cuenta de que pasaría una década realmente asfixiante. En la tercera entrega permaneció como productor, pero también dejaría ese cargo y se desvinculó totalmente de la saga.
Rechazo coherente
La muerte de Richard Harris dejó huérfano el papel de Dumbledore, y entonces sonó el teléfono de Ian McKellen. Pero el actor inglés declaró que con Gandalf había tenido suficiente, no sería capaz de encarnar a dos leyendas de tal relevancia. Además, recordó que Harris le había calificado como un actor "espantoso", por lo que no habría tenido sentido sucederle sin su visto bueno.
Test de personalidad
Al ser nuevo en la saga, Cuarón se las tuvo que ingeniar para conocer en profundidad a sus tres actores protagonistas. Para comprender la personalidad de cada uno, les propuso escribir un ensayo acerca de sus personajes en primera persona. Como era de esperar, Emma Watson entregó 16 páginas, demostrando su espíritu activista desde pequeña; Daniel Radcliffe se limitó a un único folio; y Rupert Grint ni siquiera se lo dio a Cuarón.