Si tuviéramos que señalar al director que mejor ha sabido entender, interiorizar, construir y plasmar en la gran pantalla el universo literario de Stephen King, tanto en su celebrada esencia terrorífica como en su complejidad melodramática, Frank Darabont tendría muchos puntos a su favor para convertirse en el escogido. Y es que, a lo largo de su trayectoria, el cineasta se ha servido de (maravillosas) obras del ilustre escritor para entregar películas de auténtico nivel. Desde la curiosa 'La mujer de la habitación' hasta esa obra maestra incomprendida titulada 'La niebla', pasando por prodigiosos clásicos de la talla de 'Cadena perpetua', Darabont ha trazado una trayectoria que no se podría intender sin el apellido King.
En ese sentido, el de la alabanza merecida, conviene destacar también 'La milla verde', ambiciosa adaptación de una novela que, en un primer momento, fue publicada en seis volúmenes: 'Las gemelas asesinadas', 'Un ratón en el pasillo', 'Las manos de Coffey', 'Una ejecución espeluznante', 'Viaje nocturno' y 'La hora final de Coffey'. Seis entregas que terminaban conformando una de las obras más brillantes, emotivas, apasionantes y redondas jamás escritas por King y que, en su salto a la gran pantalla, se presentaba como todo un reto para un Darabont que ejercía como director y guionista. Una misión de tremenda dificultad que, afortunadamente, se terminó resolviendo de manera sobresaliente.
Y es que, a lo largo de 180 minutos que nunca pesan, 'La milla verde' desprende aroma a gran cine. La dirección maestra de Darabont, la preciosa partitura de Thomas Newman, la clásica y detallista fotografía de David Tattersall o, sobre todo, un reparto repleto de interpretaciones memorables, con esa dupla formidable de Tom Hanks y Michael Clarke Duncan a la cabeza, son solamente algunas de las muchas y variadas virtudes de una película que sigue maravillando como en su estreno. No pesa el número de revisiones en una cinta tan extraordinaria como 'La milla verde'.
Curiosidades de 'La milla verde'
Experiencia personal
A la hora de prepararse para las escenas de mayor intensidad dramática, Michael Clarke Duncan recordaba el momento en el que, durante su infancia, su padre le abandonó. Un momento especialmente sensible para el actor que, sin embargo, le servía para alcanzar esa intensidad que requería su personaje en 'La milla verde'.
Deuda pendiente
Tom Hanks accedió a protagonizar 'La milla verde' porque le debía un favor a Frank Darabont. Y es que, cinco años antes, el actor había rechazado el papel de Andy Dufresne que le había ofrecido el cineasta en la excelsa 'Cadena perpetua' para meterse en la piel del inolvidable 'Forrest Gump'.
Recomendación Willis
Durante el proceso de casting de 'La milla verde', Frank Darabont y su equipo se encontraron con el problema de no dar con ningún actor que les encajara para interpretar a John Coffey. Una situación de desesperación que se encargó de solucionar el mismísimo Bruce Willis, quien les sugirió el nombre de Michael Clarke Duncan, con quien había coincidido en la siempre reivindicable 'Armageddon'.
Vejez fallida
En un primer momento, Frank Darabont y Tom Hanks tenían pensado que el actor interpretara a Paul Edgecomb también en el tramo final de 'La milla verde', es decir, durante la vejez del personaje. Sin embargo, tras las pruebas de maquillaje, ambos tomaron la decisión de que no resultaba creíble, optando por contar con los servicios de Dabbs Greer para meterse en la piel de Edgecomb durante el desenlace.
Otros Edgecomb
Antes de que Tom Hanks se sumara al reparto de 'La milla verde', los productores de la cinta tuvieron en mente a Michael Keaton y Michael Douglas para el papel. Está claro que, en ambos casos, estaríamos ante una película diferente.
La botella de Tom
Unas horas antes de rodar el momento en el que su personaje agarra de la entrepierna al de Tom Hanks para curar su infección urinaria, Michael Clarke Duncan le confesó a su ilustre compañero de reparto que le hacía sentir bastante incómodo tener que tocar una parte tan íntima de su anatomía. En aquel momento, Hanks abandonó el plató y regresó con una botella de agua vacía en sus pantalones para ayudar a Clarke Duncan a que se relajara a la hora de filmar la escena. Misión cumplida.
Haciendo equipo
Durante todos los meses que duró el rodaje de 'La milla verde', sin excepción, Tom Hanks se encargó de invitar a todo el equipo a comer cada viernes. El compañerismo y la generosidad hecha ser humano. Y estrella de Hollywood.
Metido en el personaje
Cada vez que Stephen King se acercaba al set de rodaje de 'La milla verde' trataba de hablar con Tom Hanks sin éxito. ¿La razón? El actor no se permitía salir de su personaje en ningún momento, por lo que el escritor siempre conversaba con Paul Edgecomb.
El poder de Michael
El nivel de cariño que consiguió despertar Michael Clarke Duncan entre todos y cada uno de los profesionales que participaron en 'La milla verde' fue tal que, preguntados al respecto, siempre le señalaban como el auténtico alma de la película. De hecho, Tom Hanks confesó que lloró tras rodar su última escena con el añorado actor.
Cuestión de estatura
En la vida real, Michael Clarke Duncan no solamente era tan imponente como su personaje sino que, en comparación con otros compañeros de reparto, ni siquiera era el más grande. De hecho, David Morse tenía una estatura bastante similar a la suya y James Cromwell era más alto. Por eso, Frank Darabont y su equipo se preocuparon por llevar a cabo ángulos de cámara lo más exactos y creativos posibles para genera la ilusión en los espectadores de que John Coffey era aquel gigante inolvidable que vimos en pantalla.
