Diez años después del maravilloso debut que había supuesto 'La matanza de Texas', Tobe Hooper podía presumir de haber seguido ligado al cine de género a través de las producciones que, siempre pegado a la serie B, estuvo aportando.
Desde la genuina adaptación de 'Salem's Lot' sobre la novela de Stephen King, a puros divertimentos de la talla de 'Trampa mortal' (con un primerizo Robert Englund sobre un redneck con predilección por alimentar a su gigante aligator con la carne de despistados turistas) o 'La casa de los horrores' (slasher con monstruo incluido que sirvió como una de las bases para el terror presentado en ferias ambulantes). Hasta que en 1982 llegó el título con el que realmente llegó a ser considerado por los grandes estudios como un realizador de género a tener en cuenta: 'Poltergeist'.
Hooper y la ciencia ficción
Dejando a un lado la eterna polémica sobre la verdadera autoría de aquella y la implicación real que tuvo Steven Spielberg, aquel fenómeno de culto sí que sirvió para que Hooper consiguiese un contrato estrella con la Cannon, productora de cine de bajo presupuesto en la que el realizador estuvo bastante cómodo durante un tiempo, y para la que debutó con su primera incursión en el cine de ciencia ficción: 'Lifeforce, fuerza vital', la cual recordamos en el presente especial como uno de los títulos clásicos del género de los ochenta, el cual venía además con el sello de otro nombre consagrado como el de Dan O'Bannon, guionista de 'Alien, el octavo pasajero'.
Con una premisa que podía recordar al 'Drácula' de Stoker (un vampiro llega a Londres y empieza a propagar el horror a través del contagio de su maldad), la película que bien podría haber pasado como un ejemplo más de título exploit, acabó siendo el claro ejemplo de que la ciencia ficción y el terror pueden ir de la mano sin problemas, habiendo sido el paso de los años lo que haya acabado convirtiendo aquel genuino título de la Cannon en una de las pequeñas joyas de una década totalmente fructífera para el género.
Curiosidades de 'Lifeforce, fuerza vital'
Inspiraciones
Basada en la novela 'The Space Vampires' de Colin Wilson, las principales referencias de las que partió la producción de 'Lifeforce, fuerza vital' fueron claras desde un principio, pues al igual que en la novela, se pretendía hacer un pequeño acercamiento al horror cósmico.
Muchos serán los que piensen en 'Terror en el espacio' como el título clave de Mario Bava que sirvió como fuente de inspiración para infinidad de títulos de ciencia ficción de terror que llegaron con el tiempo, pero para este caso, hay que tener en cuenta que Tobe Hooper y el resto del equipo de producción tuvieron en mente un título clásico de la Hammer de 1958: 'Quatermass and the Pit', en la que un equipo de investigadores descubría bajo el suelo de Londres los restos de una nave alienígena.
El contrato de Hooper
Tras el arrollador éxito que había tenido 'Poltergeist', Tobe Hooper llegó a un acuerdo con la Cannon para dirigir una serie de películas.
La productora, que no quería dejar escapar al realizador que había creado 'La matanza de Texas' y que había dirigido aquel título producido por Steven Spielberg, hizo firmar a Hooper un contrato de tres películas, siendo 'Lifeforce, fuerza vital' la primera de ellas y a la que siguieron en 1986 'Invasores de Marte', remake del clásico de 1953 de William Cameron Menzies, y 'La matanza de Texas 2'.
La comparación con la novela
Dan O'Bannon y Don Jakoby fueron los encargados de escribir el guion basándose en la obra original de Colin Wilson, y durante el proceso de creación fueron conscientes de que debían hacer una serie de cambios para que la película fuese la suficientemente atractiva para el público de los ochenta.
Para empezar, se cambió el hecho de presentar la historia a mediados del siglo XXI para llevar la narración hasta el presente. Además, el propio Tobe Hooper fue quien propuso que se podía utilizar el cometa Halley como parte de la trama, aprovechando que en 1986 el asteroide iba a pasar cerca de la Tierra.
Cambio de nombre
El proyecto de la película se había presentado como 'The Space Vampires', y así era como se había empezado a publicitar.
Sin embargo, y con la producción ya iniciada, se decidió cambiar el nombre por el de 'Lifeforce', con la intención de no parecer que se trataba de una película exploit más, que era lo primero en lo que podría pensar el público al leer aquello de "vampiros del espacio".
Ese fue otro de los motivos que hizo que el novelista Colin Wilson acabase por decepcionarse totalmente con el resultado final.
Buscando a la Space Girl
La actriz francesa Mathilda May fue la que acabó consiguiendo el papel de Space Girl, el nombre con el que viene acreditada y que fue fundamental para la trama (a pesar de aparecer únicamente durante siete minutos en pantalla).
Pese a que ya había debutado ante las cámaras, fue acreditada en 'Lifeforce, fuerza vital' junto a un "Introducing", teniendo que estudiar inglés de forma exhaustiva para ese pequeño papel, pues se había presentado a la audición aprendiéndose sus líneas fonéticamente.
El desnudo de la polémica
Aunque solo fuesen siete minutos, gran parte de esos el personaje de la Space Girl aparecía desnudo en pantalla. En un primer momento, los productores decidieron que debía aparecer completamente depilada, creyendo que así la sensación de desnudez no sería tan exagerada, pero pronto se dieron cuenta de que el resultado en pantalla podría ser aún peor.
Finalmente, Mathilda May apareció totalmente desnuda sin más añadidos que el maquillaje y unas suelas de goma especiales para que no se cortase al caminar.
Baile de nombres
Michael Winner había sido la primera opción para dirigirla, antes de poner sobre la mesa el nombre de Tobe Hooper.
Por lo referente a los actores que sonaron para aparecer en ella, hubo alguno que se desvinculó de la misma tras caer en un error, como fue el caso de Olivia Hussey, quien creyó que tendría que interpretar a la Space Girl y que decidió apartarse porque no quería aparecer desnuda, cuando en realidad a quien iba a interpretar era a Ellen Donaldson, rol que acabó cayendo sobre Nancy Paul.
El cantante Billy Idol iba a hacer un cameo como vampiro espacial, y durante la pre-producción de la película, salió a la luz un listado de nombres para promocionarla, entre los que estaban los de Klaus Kinski, John Rhys-Davies, Marina Sirtis, Jim Broadbent y Michael Caine, quienes finalmente no tuvieron nada que ver con ella.
La casa por la ventana
Tobe Hooper se mostró totalmente satisfecho con la forma de trabajar de la Cannon, pues se trataba de un equipo que mimaba a los cineastas y que de verdad creía en lo que hacían, más allá de poder sacar rentabilidad a sus productos.
Tal fue la confianza que tuvo la productora con Hooper, que 'Lifeforce, fuerza vital' se convirtió en su película más cara hasta aquel entonces, costando la friolera de 25 millones de dólares, de los cuales consiguió recaudar 11,6 tan solo en Estados Unidos. A ella, le siguieron en 1987 'Masters del Universo' y 'Superman IV: En busca de la paz' como las producciones con presupuestos más altos, los cuales no llegaron a alcanzar la cifra de 'Liferforce' debido a que esta no había llegado a lo que esperaban por lo que a recaudación se refiere.
La trama espacial
El primer montaje de la película alcanzaba los 128 minutos de duración, y la cual daba mucha importancia a lo que sucedía en la nave espacial Churchill.
Tobe Hooper no estuvo de acuerdo con que 'Lifeforce, fuerza vital' tuviese que pasar de nueva por la sala de montaje, llegando a tener que recortar un total de doce minutos, los cuales eran, sobre todo, secuencias espaciales.
El actor Nicholas Ball, que interpretaba a Derebridge, uno de los astronautas, declaró en una entrevista su descontento con el resultado final de la película, la cual había obviado la gran mayoría de las escenas que él había rodado.
La partitura
El compositor James Horner había sido la primera opción para que se encargase de la banda sonora de 'Lifeforce, fuerza vital', pero por problemas de agenda no pudo aceptar el cargo.
Henry Mancini ('Desayuno con diamantes') aceptó encantado el puesto, pues le fascinó la idea de que la película comenzase con quince minutos sin diálogo en los que los astronautas de la Churchill descubrían los tres sarcófagos con los vampiros espaciales, para la cual compuso su "ballet espacial".
La banda sonora al completo estuvo incluida en la versión europea de la película, pues para su distribución en el mercado norteamericano, Tri-Star Pictures realizó algunos recortes y añadió música de otro compositor.