La financiación de Pink Floyd y otras curiosidades de 'Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores'

Aunque las risas inunden cada proyección de la película, los actores no lo pasaron tan bien durante el rodaje de la misma. Las condiciones climatológicas propias de las regiones de Escocia e Inglaterra en las que desplegaron la grabación les mantuvieron en una humedad perpetua, acentuada por los disfraces de lana que debían enfundarse a diario. Situación adversa que se remediaba al darse una ducha caliente en el hotel cuando finalizaba la jornada, pero el establecimiento en el que se alojaba el equipo no contaba con agua caliente ilimitada, por lo que al final de cada día de rodaje la gente salía disparada al hotel para no tener que someterse a una ducha gélida.

Como preparación para la película, Terry Gilliam y John Cleese, que interpretaron al Caballero Verde y al Negro, tuvieron que aprender a manejarse con imponentes espadas. Durante el hilarante enfrentamiento entre los dos personajes, no se recurrió a especialistas de acción, ya que ambos actores declararon que se lo pasaban demasiado bien con los duelos como para delegar en otras personas.

Los dos Terrys, Jones y Gilliam, compartieron el crédito de director en 'Los caballeros de la mesa cuadrada', pero no hubo una alegre sintonía entre ellos durante la ejecución del filme. Mientras que Jones estaba plenamente en que la comedia saliera a flote, la gran preocupación de Gilliam residía en el apartado técnico, por lo que pactaron que a partir de entonces el único encargado de dirigir las películas de los Monty Phyton sería Jones.

Es una costumbre muy extendida en el cine comercial, y cada vez más en el independiente, subrayar cada instante clave de una película con notas musicales que lubriquen la manipulación emocional. En el caso de 'Los caballeros de la mesa cuadrada', Terry Jones observó que debía hacer lo contrario. Durante las primeras proyecciones con público, el codirector se dio cuenta de que los chistes que iban acompañados de música recibían menos risas que los que iban sin envoltorio musical, por lo que se fue directo a la sala de montaje para ajustar la mezcla sonora. En la siguiente proyección comprobó que estaba en lo cierto, y aplicó la técnica en el resto de su filmografía.

La afirmación de que ningún animal fue dañado durante el rodaje de 'Los caballeros de la mesa cuadrada' se podría poner en duda ante un tribunal. Para el final de la secuencia del conejo asesino, los Monty Phyton tiñeron de rojo al pequeño pero letal animal, con tan mala suerte que el tinte no era temporal, como ellos pensaban, sino permanente. Y para incrementar el drama, el dueño del conejo se encontraba presente durante aquel día de rodaje, por lo que los cómicos trataron de lavar al animal, pero no fueron capaces de revertir la situación. El conejo no sufrió ningún daño, pero su pelaje no volvió a ser el mismo.

Vivir un rodaje de los Monty Python debía ser una locura. Cada uno de los miembros del grupo destilaba un sentido del humor muy espontáneo, por lo que del guion a la pantalla se produjeron algunas variaciones. Entre ellas el nombre del Encantador. En la escena en la que John Cleese debía pronunciar el nombre de su personaje, de repente se olvidó de cómo se llamaba, por lo que hizo una breve pausa y bautizó al anciano como Tim.

La falta de recursos despierta el ingenio, y precisamente de ingenio no andaban cortos los Monty Python. Ante las limitaciones propias de un presupuesto muy ajustado, el grupo de cómicos tuvo que recurrir a medidas que incentivaron la riqueza cómica de su película. Por ejemplo, tomaron prestada de la radio la idea de utilizar dos mitades de un coco para generar el sonido del galope de un caballo. Y tuvieron que hacerlo básicamente porque no tenían dinero para alquilar caballos de verdad.

La escasez económica obligó a los actores a poner en peligro su integridad física en diversas ocasiones. Entre ellas, la escena en la que Tim el Encantador se encontraba en un pináculo. John Cleese se encontraba realmente a esa altura, y confesó que si se hubiera caído hacia uno de los lados podría haber muerto y por el otro habría quedado lisiado. Todo eso mientras el viento le golpeaba de lleno, por lo que debió practicar su equilibrio si quería terminar el día de una pieza.

El rodaje de la película no comenzó con buen pie. En el primer día de grabación, tras una larga caminata para llegar al lugar indicado, la cámara se estropeó. Tuvieron que recurrir a otra cámara que no capturaba audio, por lo que no pudieron grabar escenas que incluyeran diálogo y se limitaron a tomar los planos del cruce del Puente de la Muerte. Pero en ese momento surgió otro inconveniente, ya que a Graham Chapman le entró vértigo y el ayudante de dirección tuvo que cruzar el puente como si fuera su doble de acción.