"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atraviesa esas montañas a cien millas hacia el norte, y la granja se alza a una altura de más de seis mil pies. Durante el día sentías que estabas demasiado arriba, cerca del sol; pero por las mañanas temprano, y por la tarde, todo estaba límpido y en calma, y las noches eran frías."
Hace 30 años se estrenaba en España 'Memorias de África', la adaptación de la biografía de Karen Blixen que Sydney Pollack brindó al mundo del cine. Un icono del género romántico que afianzó a Meryl Streep como protagonista absoluta de los papeles dramáticos femeninos de los años 80 y nos brindó uno de los papeles más recordados del Robert Redford maduro.
La escritora danesa relató de manera extensa y excepcional su experiencia en África, su matrimonio, su idilio con el cazador Denys Finch Hatton y, sobre todo, la sociedad y la dinámica cultural de la Kenia de principios de siglo: la cuestión racial, muy presente en sus textos, se acabó por diluir en un guión que adaptaba libremente sus vivencias, dándole el mayor peso a la trama sentimental.
No fueron los únicos cambios que el libreto hizo sobre la historia original, pero todo fue en pro de adaptarse a las necesidades cinematográficas y el espíritu de un director que ya había demostrado su magnífica y particular visión en títulos como 'Tootsie' o 'Danzad, danzad, malditos'. Con una banda sonora y un diseño de vestuario que han quedado en la memoria colectiva, solo los paisajes africanos y una excelsa dirección y fotografía les pudieron hacer sombra.
Escenas que marcaron una época, como Redford lavándole el pelo a Streep junto a un río en un derroche de complicidad y sutil erotismo, e interpretaciones determinantes en las carreras de los protagonistas son los elementos más recordados de una película que dio mucho, mucho más de sí. Para celebrar su 30 aniversario, repasamos esas otras curiosidades que también ayudaron a convertirla en el clásico que es hoy.
'Memorias de África' en 10 curiosidades
Estrellas protagonistas
Es imposible desligar 'Memorias de África' de la química del dúo protagonista, magníficos en sus dos interpretaciones. Sin embargo el director tuvo serias dudas sobre Meryl Streep, al considerar que carecía del atractivo físico que requería el papel. La actriz lo convenció presentándose a la entrevista con un top muy corto y un sujetador que realzaba sus pechos.
Quién lo diría al ver el precioso vestuario de su personaje, en general masculino y decididamente puritano, sin restarle ni un ápice de sensualidad. También sorprende saber que Robert Redford sufrió correcciones de Pollack por su acento: una forzada entonación británica hizo que se cambiara el origen de su Denys para presentar a un cazador americano en vez del inglés del libro.
Un proyecto largamente acariciado
Nombres tan míticos como Orson Welles o David Lean estuvieron detrás de un proyecto para adaptar la vida del personaje, pero hasta que Pollack no tomó las riendas, no llegó a buen puerto. Klaus Maria Brandauer sí fue la primera opción para el barón Bror; pero antes que a Streep, el papel de Karen se le ofreció a una madura Audrey Hebpurn.
El que no dejó de insistir para logar interpretar a Denys fue Jeremy Irons, que sí tenía nacionalidad británica, y que, después de mucho insistir, acabó declarando que "Redford estaba aburrido de actuar" y que era la persona "equivocada para la película, demasiado viejo y norteamericano, pero buen amigo del director, así que se cerró el contrato."
El portento de Meryl
Streep no solo demostró su compromiso con el proyecto durante el casting. Se vio sometida a duras pruebas que pusieron de relieve su talento, y que terminaron por configurar una magnífica interpretación para el recuerdo: la escena en la que llega a su nuevo hogar y es presentada al servicio se rodó en una sola y larga toma, aunque luego se insertarían cambios de plano.
Al terminar de rodar, la actriz exclamó "¡Quitadme esto de encima!"...y no se refería al sombrero, pañuelo, camisa y rígida chaqueta; un escarabajo enorme había trepado entre su ropa, aunque no dejó traslucir su pánico ni un instantey completó la secuencia con entregada profesionalidad. Meryl, no el escarabajo.
Animales salvajes
Por si un insecto del tamaño de un puño no fue suficiente, durante el icónico momento en el que el cazador le lava el pelo a la protagonista, los actores no estuvieron del todo tranquilos: unos violentos y enormes hipopótamos los observaban demasiado cerca. Como demasiado cerca estuvo también el león al que se enfrenta Karen al buscar los suministros.
Aunque la escena se pactó con el animal más alejado y atado en sus patas traseras, la lucha con el látigo se rodó finalmente con la fiera libre y a menos distancia de la prevista. Así que aunque estaba amaestrado (no se permitía filmar con ejemplares salvajes), el pánico en la cara de la actriz es genuinamente real.
Algunos fallos y anacronismos
Famosas son las escenas en las que la mancha de sangre en la cara de Karen aparece y desaparece; o la interminable cáscara de naranja que nunca termina de pelar Redford durante el desayuno. Pero además, en la conflictiva fiesta, la orquesta utiliza baquetas de nylon, material inexistente en esa época. Tampoco estaban inventados los discos de larga duración que se reproducen en algunas escenas, ni era posible bajar el volumen del reproductor de la manera en la que lo hace Denys.
Crear África
De todos modos, y más allá de errores anecdóticos, los decorados confirmaron el buen hacer de Stephen B. Grimes, diseñador de producción, que tardó un año completo en construir una réplica de Nairobi en 1913, además de la casa de Karen Blixen. Para ello se eligió un lugar próximo a donde vivió la verdadera Karen, y se trajeron de Europa muebles y objetos de la época para obtener la mayor precisión.
Tanto es así que la brújula que le regala Redford es la verdadera brújula de Denys Finch Hatton, que fue robada durante la producción. También fueron confiscadas las armas -de pasta de papel- que se ven en la cinta, ya que tanto reales como su versión en juguete, estaban prohibidas.
El tren
Como último alarde, se decidió rodar las escenas en las que un tren de vapor recorre el paisaje. El problema es que en Kenia, en 1985, no había ya ningún tren de esas características en funcionamiento. Así que se optó por construir uno de atrezzo y camuflar en su interior una locomotora diésel que lo empujara.
Pese a que hubo numerosos problemas técnicos, el efecto, acompañado de neumáticos quemados para simular el humo del carbón de la chimenea y oxígeno líquido para sustituir el vapor que expulsan los cilindros, dio un buen resultado. Además, hubo que filmar en vías que llevaban abandonadas más de treinta años, ya que el tráfico diario hacía imposible utilizar las más modernas.
Felicity era en realidad Beryl Markham
En la película aparece como Felicity (Suzanna Hamilton), pero el rol está tomado de Beryl Markham, una escritora contemporánea conocida de la pareja protagonista, que llegó a vivir un romance con el auténtico Denys cuando su relación con Karen comenzó a deteriorarse. Fue además la primera mujer en cruzar a bordo de una avioneta el océano Atlántico de este a oeste. El director conoció a la verdadera Markham, muy anciana, durante la pre-producción del film.
Cuestión de verso
En el doblaje español, el famoso brindis se tradujo en un escueto "Por la cándida adolescencia", pero la versión original utiliza un verso de A.E.Housman, uno de los autores predilectos del auténtico Denys Finch-Hatton, que dice algo así como "Doncellas de rosados labios, muchachos de ligeros pies." ("Rose-lipped maidens, light foot lads").
[Spoiler]
En el funeral del personaje de Redford, Karen lee también un poema del mismo autor, 'A un joven atleta moribundo', un homenaje del director. Además, el texto que pronuncia Streep al final de la cinta en voz en off, también fue un cambio de Pollack, modificando "El mismo Lord Nelson en Trafalgar Square tiene leones, pero son de piedra." del libro por un más poético "debo recordárselo a Denys cuando lo vea."
7 Oscars
Además de seis nominaciones tanto a los Globos de oro como a los premios BAFTA -aunque solo cinco acabaron en estatuilla-, en 1985, la película fue la absoluta vencedora de los Oscar: once nominaciones y siete galardones, entre los que figura Mejor Película. Sydney Pollack subió además a recoger también el de Mejor Director.
Sin embargo, ni Streep ni Brandauer se lo llevaron a casa, ya que resultaron sorprendentes ganadores Geraldine Page y Don Ameche respectivamente. Redford ni siquiera llegó a ser nominado en los certámenes más importantes. No se entendió que precisamente el mejor vestuario, que después ha tenido una enorme repercusión, tampoco fuese premiado: perdió frente a 'Ran', de Kurosawa.