Siempre han existido ese tipo de películas que, aunque no son ninguna obra maestra, puedes ver cuantas veces quieras y seguir entreteniéndote como la primera vez. Un buen ejemplo de ello es una de las comedias más recordadas de comienzos del nuevo milenio: 'Ratas a la carrera'.
El film nos presentaba a Donald Sinclair, el excéntrico dueño de un hotel en un casino de Las Vegas. Este introduce varias monedas de oro en máquinas tragaperras. Quien consiga una moneda de oro deberá ir a una sala de reuniones donde Sinclair le propondrá una oportunidad única en la vida. Hay 2 millones de dólares en un saco dentro de una taquilla en Silver City, Nuevo México. El primero que llegue a la taquilla se los queda. Solo hay una regla: es una carrera sin reglas.
Con esta sinopsis garante de diversión daba comienzo una cinta que, a día de hoy, no ha perdido frescura, y que juntaba a un montón de estrellas del momento para que compitieran entre ellos por miles de billetes verdes. Ahora homenajeamos a 'Ratas a la carrera' con unas cuantas anécdotas sobre ella que, quizá, no conocíais.
7 curiosidades de 'Ratas a la carrera'
El agente avaricioso
Si eres uno de los protagonistas de una película, lo normal es salir en los carteles de ella, y más si se trata de un film coral en el que tu rostro puede estar junto al de intérpretes muy conocidos. Sin embargo, Vince Vieluf, que interpretaba a Blaine Cody, no tuvo tanta suerte. Su agente parece que pidió demasiado, y se quedó fuera de los carteles y del material promocional. Tras esto, el actor despidió a su agente.
El mundo está loco, loco, loco
El film que tratamos está inspirado en otra película llamada 'El mundo está loco, loco, loco'. En esta última, también un montón de gente iniciaba una loca carrera para agenciarse un jugoso botín. En ella, los participantes debían de hacerse con un premio de unos 300.000 dólares en el año 1963, que vendrían a ser en 2001 los 2 millones por los que compiten los protagonistas de 'Ratas a la carrera'.
La ludopatía de Sinclair
Está claro que al personaje interpretado por el genial John Cleese le gusta apostar fuerte, y no desperdiciará ninguna ocasión de poner dinero sobre la mesa. De hecho, en una escena que fue eliminada, Sinclair se divertía junto a su cuadrilla jugando al Monopoly. Como no podía ser de otra manera tratándose de ellos, lo hacían con dinero de verdad.
El diplomático chino
Uno de los grandes atractivos de la película que estamos tratando era, como hemos comentado, el reparto repleto de estrellas. Eso incluía, por supuesto, a un Rowan Atkinson en estado de gracia, haciendo lo que mejor se le da. Su personaje era Enrico Pollini, un turista de origen italiano. Sin embargo, originalmente se pretendía que fuera un diplomático chino.
Un cameo de altura
A una película de este tipo siempre le sienta bien un cameo, y más cuando el que lo protagoniza puede añadirle un plus de jocosidad a la cinta. Ese, en principio, iba a ser el deber de Dallas Page. El conocido luchador llegó a grabar su cameo para el film. Sin embargo, acabó siendo eliminado del montaje final, después de que no gustara demasiado su escena en los tests de audiencia.
Todo queda en casa
Como recordaréis los que hayáis visto la película, el célebre actor Wayne Knight se ponía en la piel de Zack. Sin embargo, Knight no parecía ser la primera opción para interpretar ese papel. De hecho, Jason Alexander era el elegido para ser Zack en 'Ratas a la carrera'. Ambos actores coincidieron en la mítica serie de televisión 'Seinfeld'.
Lucys por todos lados
¿Cómo olvidar la mítica escena de las imitadoras de Lucy en el autobús? Cuba Gooding Jr. era el protagonista de uno de los momentos más recordados de la película. La peculiar escena fue escrita por el guionista Andy Breckman, tras leer un artículo en un tabloide en el que se hablaba de una convención de 'Te quiero, Lucy'.