En 1996, y como ya había hecho en los setenta y los ochenta, Wes Craven revitalizó el cine de terror gracias a una propuesta que llegó con la intención de hacer remover los cimientos del género. 'Scream. Vigila quién llama' no solo suponía una bocanada de aire fresco para el terror, sino que servía para hacer autocrítica y satirizar las propias normas y directrices del horror.
Liderando la oleada de nuevo terror adolescente de finales del siglo XX, a ella le siguieron dos secuelas, 'Scream 2' y 'Scream 3', y la idea de una continuación había estado presente durante años hasta que, quince años después de la primera entrega, llegaba a los cines 'Scream 4'.
Nueva década, nuevas reglas
Escrita por Kevin Williamson, la cuarta (y última) entrega de la saga ponía sobre la mesa que los tiempos habían cambiado. Para ello, eran necesarias nuevas normas sobre las que regirse y con las que las nuevas generaciones pudieran verse claramente representadas. Con Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette retomando los míticos roles de Sidney Prescott, Gale Weathers y Dewey Riley, la película venía a ser una especie de relectura de los estandartes que establecía en la primera parte, además de erigirse como buen ejemplo de lo que podríamos entender como terror millennial.
Pese a que el film no dio para iniciar una nueva trilogía (que era tal y como se había concebido), nos presentó a nuevos personajes que tomaban el relevo a los adolescentes de los noventa de Woodsboro, teniendo en el casting nombres como los de Emma Roberts, Hayden Panettiere, Erik Knudsen, Nico Tortorella o Rory Culkin, a quienes también se unieron Anthony Anderson,Marley Shelton y Adam Brody, todos ellos potenciales víctimas de un Ghostface preparado para el nuevo siglo pero que continúa tan obsesionado como siempre con el cine de terror.
Curiosidades de 'Scream 4'
La despedida de Craven
Después de 'Scream 3', cuyas críticas no habían sido del todo aceptables, Wes Craven entró en un bucle de títulos sin alma que hacían que el público se preguntase dónde había quedado su experiencia como maestro del género.
Tras 'La maldición (Cursed)', 'Vuelo nocturno' y 'Almas condenadas', el realizador aceptaba dirigir una nueva entrega de la saga 'Scream' solo con una condición: que el guion fuese tan bueno como el de 'Scream. Vigila quién llama'.
Craven no solo quedó encantado con el libreto, sino que además 'Scream 4' fue su despedida como realizador, ya que esta fue la última película que dirigió.
El trío protagonista
Por si a alguien le había quedado alguna duda, el hecho de contar con Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette fue esencial a la hora de idear 'Scream 4', ya que ellos debían ser parte de la trama sí o sí.
Tanto Wes Craven como Kevin Williamson, tuvieron claro que Sidney, Gale y Dewey encajarían a la perfección entre un nuevo grupo de adolescentes, representantes de una nueva generación de Woodsboro.
Reescrituras de guion
Muchos consideran que lo peor de 'Scream 3' era el hecho de no haber contado con Kevin Williamson como guionista, ya que en esa ocasión la tarea recayó sobre Ehren Kruger.
Tras haber escrito el guion de 'Scream 4', Williamson no puedo estar al 100% durante el proceso de rodaje, ya que su contrato con The CW como creador de 'Crónicas vampíricas' se lo impedía. Fue por ello que, cuando se tuvieron que hacer reescrituras de guion, Wes Craven y Miramax no dudaron en contratara a Kruger de nuevo para que le diera una vuelta de tuerca a algunos de los personajes. Al parecer, eso no le acabó de gustar a Williamson, quien no pudo hacer otra cosa que callarse y ver cómo otros hacían su trabajo.
Emma Roberts
Antes de que el personaje de Jill recayese sobre Emma Roberts, este iba a estar interpretado por la actriz Ashley Greene.
Roberts, que siempre se había considerado una fanática de la trilogía de Wes Craven, acabó consiguiendo el papel de la icónica prima psicópata de Sidney solo con una condición: tener que llevar tacones durante el rodaje debido a su corta estatura de 1,57m.
Las estrellas mueren al principio
El prólogo de 'Scream 4' tiene dos falsos comienzos, los cuales acaban desvelados como los de 'Stab 6' y 'Stab 7', la serie de películas basadas en la vida de Sidney Prescott.
El primero, cuenta con los cameos de Lucy Hale y Shenae Grimes, mientras que en el segundo las estrellas no son otras que Anna Paquin y Kristen Bell, las cuales parecen querer parodiar lo que a su vez ya hicieron Pamela Anderson y Jenny McCarthy en el hilarante comienzo de 'Scary Movie 3'.
Según los rumores, para sus papeles se había pensado en Paris Hilton y Lindsay Lohan, las cuales se negaron a participar en la película, algo un tanto extraño si tenemos en cuenta que no es que a la dos les lluevan las ofertas de trabajo como actriz.
El comienzo alternativo
Tras el doble falso comienzo, asistimos a la verdadera primera muerte de 'Scream 4'. En esta, se nos presenta a Jenny Randall (Aimee Teegarden) y Marnie Cooper (Britt Robertson) solas en casa viendo 'Stab 7'. La fascinación de la primera por el cine de terror y los crímenes de Woodsboro, es lo que le acabará llevando a gastarle una broma a su amiga que se torcerá cuando Ghostface entre en escena y esta deba huir arrastrándose para escapar por la puerta de sótano.
En una escena alternativa, Jenny regresaba junto a su amiga, quien tenía más diálogo que en la secuencia original y ambas estaban un rato más en pantalla, apareciendo Ghostface por detrás y matando a Jenny delante de Marnie, creyendo esta que se trata de una broma par después ser apuñalada por el asesino.
Salvaje
Aunque sean pocas, y queriendo dejar claro que estamos ante un slasher, 'Scream 4' contiene varias secuencias un tanto escabrosas, dignas de una buena película de terror y las cuales nos traen a la mente la brutal muerte de Drew Barrymore en 'Scream. Vigila quién llama'.
Para rizar más el rizo y dejando claro que la película iba a tope, en un primer momento Kevin Williamson pensó que el trío protagonista debía morir en la película, y de forma brutal, para así dejar huella y dar paso de forma natural a las nuevas generaciones, algo que finalmente fue descartado por el hecho de que se trataba de personajes con los que el público ya empatizaba desde hacía tiempo y que lo mejor sería incluir sus tramas entre la del resto de jóvenes protagonistas.
Sin hijo
En el planteamiento original de los personajes, se había pensado que Gale y Dewey tendrían un hijo, algo que le daría más importancia a la consagración de la relación entre ambos y que podría hacer que el público conectase todavía más con ambos, ya que el hecho de exponerlos al asesino sabiendo que existe un niño pequeño de por medio, podía causar cierta empatía.
Finalmente, y debido a que el propio Wes Craven consideró que contar con un niño pequeño durante el rodaje podía ser un engorro por el que no estaba dispuesto a pasar, y que podía complicar ciertos aspectos de la producción de la película, decidió dejar a la pareja felizmente casada pero sin descendencia.
Sin Randy
No es de extrañar que a Kevin Williamson se le ocurriese el contar de nuevo, de alguna forma u otra, con Jamie Kennedy para que interpretase a Randy Meeks, del mismo modo en el que se las habían ingeniado para que apareciese, en formato de vídeo, en 'Scream 3' para exponer las reglas de las terceras partes.
Sin embargo, y pese a que durante la pre-producción de la película se rumoreó mucho acerca de su regreso, fue el propio Williamson quien aseguró que Kennedy no iba a volver, ya que la única forma posible para que lo hiciera sería haciendo que los hechos de 'Scream 2' nunca hubiesen sucedido, y eso era algo por lo que no estaba dispuesto a pasar.
A cambio, y como si de una herencia natural se tratase, el guionista nos presentó a Kirby Reed, la fanática del cine de terror interpretada por Hayden Panettiere, que nos pone al día acerca del estado actual del cine de terror a través de esa retahíla de nombres de remakes que le dice a Ghostface con la intención de salvar su vida.
Sin futuro
Al hecho de que a Kevin Williamson no le gustase que Ehren Kruger tuviese que reelaborar parte de su trabajo, hay que añadirle que la productora Cathy Conrad había acabado en los tribunales con The Weinstein Company por desavenencias contractuales.
Toda esa serie de conflictos en torno a a producción, sumados al hecho de que 'Scream 4' recaudó en taquilla 97 millones de dólares (había costado 40), no solo la convertían en la película menos rentable de la saga, sino que daban por finiquitado cualquier intento por traer una nueva trilogía.
En 2015, la MTV recuperaba cierto espíritu de la saga para la televisión en la serie 'Scream', convertida por desgracia en un legado audiovisual que no está a la altura de las películas de Wes Craven.