Netflix no para de encargar nuevos proyectos, siendo el último de ellos 'Cursed', basado en la novela gráfica de Frank Miller y Tom Wheeler sobre una revisión de las leyendas del Rey Arturo. El pasado 22 de marzo la editorial Simon & Schuster lanzaba un comunicado anunciando esta nueva novela y ahora parece que Netflix ha comprado sus derechos para hacer una serie sobre ella y en la que además, ambos autores colaborarán en su adaptación.
De esta forma, Netflix no ha querido desaprovechar la oportunidad de adelantarse a cualquier otra cadena para encargar esta serie que contará con 10 episodios y que tendrá a Miller y Wheeler como co-creadores y productores ejecutivos.
Según recoge The Hollywood Reporter, Netflix describe la serie como: "Una reimaginación de las leyendas del Rey Arturo contada a través de los ojos de Nimue, una heroína adolescente con un poder misterioso y que está destinada a convertirse en la poderosa (y trágica) Mujer del Lago. Después de la muerte de su madre, encuentra en Arturo a un compañero inesperado, a un joven mercenario que quiere encontrar a Merlin y entregar una antigua espada. Durante su viaje, Nimue se convierte en el símbolo de valentía y rebelión contra los terroríficos Paladines Rojos y su cómplice, el rey Uther".
Frank Miller, una auténtica leyenda
Y es que Frank Miller es una leyenda en el mundo del cómic y de la novela gráfica, teniendo en cuenta que es uno de los autores de 'Daredevil', cuya historia ha sido adaptada en forma de película (teniendo a Ben Affleck como protagonista) y también en forma de serie para Netflix, la cual cuenta en la actualidad con dos temporadas.
"Esta historia representa una oportunidad increíble y un reto emocionante para mí como ilustrador. Estoy muy emocionado por colaborar con Thomas Wheeler en la creación de esta historia. He heredado de mi madre una colección de libros antiguos para niños, y siempre he querido probar a hacer algo así. Es un sueño hecho realidad", decía así Miller en el comunicado de prensa de Simon & Schuster.
Además, Wheeler también aprovechaba la oportunidad para comentar cómo se siente al trabajar con Miller: "Sus personajes, sus dibujos, y sus mundos oscuros me han perseguido y me han fascinado desde que tenía diez años".
La novela se publicará en otoño de 2019 y algunos medios comentan la posibilidad de que la serie también se emita para ese entonces.
Las mejores adaptaciones del Rey Arturo
El primer caballero (Jerry Zucker, 1995)
En cierto modo el destino de 'El primer caballero' se fraguó cinco años atrás con las dos principales películas románticas de 1990. Con 'Pretty Woman' Richard Gere se había convertido en todo un caballero y carne de dramas románticos. Por su parte, Jerry Zucker había demostrado saber tocar la fibra del romanticismo y del éxito con el romance fantástico 'Ghost'. El encuentro cinco años después del actor y director sólo podía desembocar en algo como 'El primer caballero'.
La historia se centra en el romance entre Lanzarote del Lago, un torturado caballero errante con la cara de Richard Gere, y la reina Ginebra (Julia Ormond). Con la majestad de Sir Thomas Sean Connery entre ambos como Arturo, con menos sangre en las venas que cuando era chico James Bond. Salvo por las batallas con el villano Malagant a las que les hizo un flaco favor tener que medirse ese año con 'Braveheart', la película consistía en una balada romántica muy casta entre reina y caballero, con los consabidos conflictos entre amor y deber y el beneplácito final del rey, herido de muerte, que reemplaza por cuernos la corona.
La última legión (Doug Lefler, 2007)
Basada en el libro del escritor de novela histórica Valerio Massimo Manfredi, 'La última legión' pertenece a aquellas interpretaciones de la leyenda artúrica en clave revisionista e historicista que conectan a Arturo con la caída del Imperio Romano Occidental.
La gracia de la película, aparte de unas batallas en las que los efectos digitales causan estragos, está en esta especulación histórica en la que lo que parecía un péplum familiar de romanos se conecta progresivamente con los orígenes de la leyenda artúrica. De manera que la espada de Julio César, la descendencia de los últimos emperadores romanos y un sabio y mentor del Imperio se abren hueco en ella y reescriben los orígenes artúricos.
Los caballeros del rey Arturo (Richard Thorpe, 1953)
El director de películas de aventuras como 'El prisionero de Zenda' o 'Ivanhoe', Richard Thorpe, dirigió en 1953 la que sería la versión clásica de la leyenda. El enfoque no dista mucho del de 'El primer caballero', aunque está mejor justificado por su época: la película relata el romance entre Lancelot y Ginebra con todos sus conflictos en lo que refiere a la pureza y el deber. Un amor casto que no llega a ser consumado, termina con Ginebra en el convento y ambos perdonados por Arturo y Dios por haber resistido al pecado.
La película se centra en una Edad Media caballeresca y cortesana en la que Merlín ha pasado de brujo a consejero, no hay rastros paganos y se mantiene un ideal de pureza que puede provocar sarpullidos hoy. Todo en un cinemascope a todo color que debió impresionar mucho más las retinas entonces de lo que lo hace ahora, pero que conserva una claridad y un clasicismo en el narrar y en las escenas de batalla que, viendo el caos y la gratuidad de algunas de las versiones actuales, llega a producir nostalgia.
La espada mágica: En busca de Cámelot (Frederik Du Chau, 1998)
En 1998, Warner Bros. sorprendió con esta película de animación que recuperaba lo mejor del espíritu de aventuras animadas que hasta el momento se había asociado con Disney. Para ello, en lugar de reescribir la archiconocida historia de Arturo, partía de su conocimiento por parte del espectador para ofrecer un nuevo relato que bien podría incorporarse dentro de los episodios de los caballeros de la Mesa Redonda si estos fueran animados y aceptaran mujeres (¡y adolescentes!) en su club.
Porque una de las grandes aciertos de la película (estamos en el mismo año de 'Mulan', cuando aún se asociaban los dibujos con cuentos de princesas) consiste en desplazar el protagonismo de los varones a Kayle, una muchacha que quiere ser caballera como su padre. En su aventura la acompañaban un muchacho ciego, el halcón de Merlín (y no es metafórico, literalmente el personaje del mago es sustituido por su halcón) y dos dragones siameses.
Merlín el Encantador (Wolfgang Reitherman, 1963)
Décadas antes de la película de Warner, en 1963, Disney había lanzado su propia versión de la historia. Entonces Wolfgang Reintherman era el director de cabecera del estudio, y nadie puede dudar de que esta versión de una leyenda medieval se ve extrañamente enriquecida por la música que escogió el mismo director de 'El libro de la selva' y 'Los aristogatos'.
De nuevo la trama evita astutamente recontar los hechos conocidos de la leyenda. Al igual que con otros mitos, entre poco y nada se sabe de la infancia de Arturo cuando aún era criado por Sir Héctor y era el hermano adoptado de Sir Kay (aquí un bruto), antes de extraer al espada y ser reconocido como rey de Inglaterra. La película se sitúa en este periodo para relatar, tal vez de manera demasiado episódica, el aprendizaje de Arturo a cargo de Merlín. Un aprendizaje en que el éxito y el progreso lo son todo, y la inteligencia, y no la violencia, el medio para alcanzarlo.
El rey Arturo (Antoine Fuqua, 2004)
Con el subtítulo "la verdadera historia que inspiró la leyenda", Antoine Fuqua dirigió en 2004 una de las revisiones más importantes del relato de Arturo en clave histórica. Como 'La última legión', se inspira en la hipótesis de que Arturo fue un caudillo britanorromano que dirigió la defensa de Gran Bretaña contra los invasores sajones a inicios del siglo VI. Pero en este caso la película se centra directamente en los protagonistas de la leyenda.
Arturo se convierte en un comandante romano de nombre Arcturus y sus caballeros provienen de las tribus conquistadas por el Imperio. A pesar de que los Romanos, en plena caída, pretenden abandonar la isla a las barbaridades de los invasores, Arcturus se queda para defender sus tierras. En esta revisión que se dice apoyada en evidencias arqueológicas y que pretende desvelar, desde un punto de vista historicista, todos los grandes temas de la leyenda (la caída del Imperio Romano de Occidente, las tensiones entre paganismo y cristianismo y la unificación de Inglaterra), Merlín se convierte en un druida líder de los pictos y Ginebra en una bretona que convence a Arturo por la causa justa.
Camelot (Joshua Logan, 1967)
A partir de un musical homónimo que se basaba a su vez en la novelización moderna de la leyenda de T. H. White, la película 'Camelot', de Joshua Logan, es una de las adaptaciones más curiosas de la historia de Arturo y el triángulo Arturo, Ginebra, Lancelot. Un pastiche tan kitch y ridiculamente cursi y pop, que resulta fascinante. Además de situarse entre el musical clásico y el moderno. De hecho, como vimos en 'Jackie', era uno de los musicales favoritos de JFK, y es curioso en una película que relata el intento idílico (y el fracaso) por parte de una élite de construir una sociedad de hombres justos.
Con una dirección artística impresionante, que le valió un Oscar (y otro a vestuario y banda sonora), 'Camelot' puede parecer cursi o entusiasmar con su manierismo a partes iguales. Sin embargo, todo su manierismo responde a una convención genérica y es puesto al servicio de crear una idílica corte de Camelot que fue perdida para siempre por sus personajes. Las canciones se entendían como monólogos interiores que profundizaban en los personajes y una de sus bellas líneas resume perfectamente el espíritu de la película:
«Pregunta a todo el mundo si ha oído la historia de Camelot y si no la conocen, cuéntasela, no dejes que se olvide que, una vez, hubo un lugar que por un breve y brillante momento, fue conocido como "Cámelot".»
Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (Terry Jones y Terry Gilliam, 1975)
De entre todas las comedias y parodias sobre el Rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda, la loca película de los Monty Python merece un lugar de honor. Los geniales cómicos británicos aprovecharon la trama episódica de la búsqueda del Grial para organizar algunos de sus mejores gags sobre la vida moderna: los caballeros de la Mesa Cuadrada (sic) deben partir en busca del Grial y enfrentarse con groseros soldados franceses, un conejo carnívoro, Scotland Yard y... "caballeros que dicen ni".
Cuenta además con uno de los mejores diálogos de los Monty Python en el que se burlan de la monarquía, toda forma de represión y, por supuesto, la pompa del Rey Arturo, Rey de los Bretones por la Gracia de "una mujer a la que le dio por repartir espadas mojadas".
Excalibur (John Boorman, 1981)
'Excalibur', de John Boorman, es hasta ahora el intento heróico más ambicioso (algunos dirían grandilocuente) y completo de trasladar al cine la leyenda completa de Arturo para adultos. Siguiendo en lo máximo posible 'La muerte de Arturo', pero interpretándolo a su manera.
A Boorman le interesan dos cosas: la épica, y la dimensión fantástica y pagana del mito. Lo primero explica una estética barroca, que no oculta la brutalidad y violencia de la época, y las marchas a caballo mientras suena 'Carmina Burana'. Lo segundo, todo el peso que tiene Merlín en el relato como profeta, agente, testigo y demiurgo de la leyenda.
Uno de los méritos de la película es haber sabido articular a todos los personajes y a todos los episodios de la leyenda de manera coherente insertándolos en un mito sobre el crepúsculo de la magia y de lo pagano al que, a pesar de todo, Boorman parece no querer renunciar. Incluso lo hace resurgir, junto a Merlín, en el final. El momento en que se cruzan todas las historias principales: la de Merlín y Morgana, Lancelot y Ginebra, Arturo y Excalibur es una de los mejores que ha dado el ciclo artúrico en el cine. El resultado general es una película densa, compleja y tan fascinante que disculpa todos sus problemas de ritmo y tono.
Lancelot du Lac (Robert Bresson, 1974)
Puede sorprender que un autor a menudo considerado tan hermético como Robert Bresson realizara en 1974 una versión, personalísima, de un relato tan dado al espectáculo y las aventuras como el del Rey Arturo. Sobre todo cuando, sin renunciar a ellos, Bresson radicalizó y depuró su estilo como pocas veces hizo. Y el resultado es asombroso, diferente de cualquier otra versión de la leyenda.
El uso elíptico y metonímico de la película, donde un plano detalle como las patas de un caballo o las partes de una armadura sustituyen al todo (y de veras que a veces no es necesario más para atrapar la emoción de un torneo medieval o una batalla física o pasional), así como la concepción bressoniana de la actuación, basada en el rechazo de actores profesionales y el uso de modelos inexpresivos o el diseño sonoro en el que se concentra todo el realismo, con tal detalle, que no cabe en las imágenes... todo ello colabora en 'Lancelot du Lac' para, a partir de lo poco que se ve de lo que sucede ante la cámara en el tiempo presente del rodaje trascender a otro tiempo (pocas películas dan esa sensación de estar rodadas en el pasado) y al núcleo de la leyenda.
Como el título indica, la trama se centra en Lancelot y sus amores con Ginebra. Es significativo que todo comience con el fracaso en la búsqueda del Grial, con los caballeros deambulando sin un objeto para sus búsquedas. Una vez consumado el amor entre ellos, con una sensibilidad nunca vista en los amores a menudo tan melodramáticos de ambos personajes, Bresson relata los últimos episodios de la leyenda y cómo fueron marcados por la culpa de Lancelot tras haber traicionado a su amigo. Hasta el final apasionado de Arturo, Lancelot y la leyenda, perfecto para todos los que consideraban a Bresson un director frío.