Cuando regresó, Oulson le preguntó a Reeves si había ido a hablar con el dueño de los cines y comenzaron a discutir. La situación se fue acalorando, hasta que Curtis Reeves sacó un revólver y comenzó a disparar a Chad y a su esposa. El pánico cundió en la sala y un hombre consiguió reducir al tirador. Dos enfermeras que estaban en la sala hicieron todo lo posible por salvar la vida de los dos heridos, pero aunque su esposa está fuera de peligro, Chad murió mientras lo trasladaban en helicóptero a un hospital local.
En defensa propia
El asesino le dijo a los detectives que había accionado el arma de fuego porque estaba siendo atacado por la víctima, que le tiró un objeto desconocido a la cara. Más tarde, los inspectores descubrieron que Oulson le había tirado palomitas al acusado, en ningún momento hubo puñetazos. Es por esto que se ha rechazado que el acusado alegara la defensa propia como motivo del crimen.
Mientras tanto, otros espectadores que suelen concurrir el mismo cine en el que tuvieron lugar estos hechos, afirman que Reeves les acosaba por mandar mensajes con sus teléfonos móviles durante las proyecciones de otras películas. A pesar de que un juez haya rechazado la fianza del ex-policía diciendo que "la evidencia de culpabilidad es significante", Reeves sigue manteniéndose firme en su declaración. Lo más probable es que el hombre de 71 años pase el resto de sus días entre barrotes.