Ser víctima de uno de los asesinos en serie más icónicos del cine no va a ser la experiencia más traumática de la actriz Daisy McCrackin, una de las protagonistas de la octava entrega de la saga 'Halloween': McCrackin ha sido víctima de un secuestro.
Según la información de NBC, dos atacantes robaron el coche de la actriz. A continuación, consiguieron una pistola y recogieron a una tercera persona. Después se dirigieron a la casa de McCrackin, que se encontraba junto al también actor Joseph Capone, y los atacaron. Les pusieron una capucha negra y se los llevaron.
Peor que cualquier película de terror
El secuestro se prolongó durante dos días. Capone fue retenido en una bañera, desnudo y sin comida, durante 30 horas. De acuerdo con los informes policiales, los supuestos captores llegaron a "amputar a Capone un miembro de su cuerpo y hacerlo inservible". También le hicieron cortes en la lengua, nariz, oreja y labios y le dejaron medio ciego, además de pegarle una paliza cuando intentó proteger a Daisy McCrackin.
Los presuntos criminales exigieron a McCrackin y Capone hasta 10.000 dólares. Incluso trasladaron a McCrackin a varias sucursales de Bank of America para que obtuviera la cantidad en efectivo. Al final se conformaron con un cheque y el cambio del registro de propiedad del coche de McCrackin al de una de las secuestradoras (Amber Neal, de 26 años).
Finalmente, McCrackin consiguió escapar y llamar a la policía, que detuvo a los tres presuntos implicados en el secuestro: Neal, Keith Andre Stewart, de 32 años, y Johntae Jones, de 25. A diferencia de lo que ocurría con su personaje en 'Halloween: Resurrection', McCrackin pudo sobrevivir a este duro trance. Capone, que se llevó la peor parte de este secuestro, ha sobrevivido.
10 asesinos que quisimos que nos mataran
Catherine Tramell (Sharon Stone)
Catherine Tramell fue mito sexual en los noventa, encarnado por Sharon Stone en 'Instinto básico', el thriller erótico de Paul Verhoeven.
Escritora bisexual acusada de asesinato con cierto gusto por los picahielos como arma, la que bien podría ser considerada como la personificación del morbo, regresaba años después en 'Instinto básico 2. Adicción al riesgo'. Seguía siendo sexy, pero ya a nadie le importaba el lío en el que se había metido e hizo que amásemos aún más a la Sharon Stone de 1992.
Patrick Bateman (Christian Bale)
Mary Harron nos regaló en el año 2000 a uno de los personajes referencia del nuevo siglo: Patrick Bateman.
Christian Bale fue quien se encargó de dar vida a un personaje salido de la mente de Bret Easton Ellis en 'American Psycho', un yuppie del Wall Street de los años ochenta, con un cuerpo cincelado por los dioses y cuyas rutinas de ejercicios y belleza harían ensombrecer al mismísimo Narciso.
No nos importa que en su mente exista un lado oscuro y que disfrute asesinando a prostitutas o a sus compañeros de trabajo. Porque morir a manos de Bateman después del acto sexual tampoco debe ser tan duro. Eso que te llevas.
Rachael Newman (Mila Kunis)
Con el aspecto de la adorable vecinita de al lado, en el albor de su carrera Mila Kunis decidió protagonizar (y seguro que hoy en día se arrepiente) una de las secuelas más innecesarias del cine del nuevo siglo: 'American Psycho 2'.
En ella era Rachael Newman, una joven que en su día sobrevivió a uno de los ataques de Patrick Bateman (contado a través de un bochornoso flashback), y que vive obsesionada con los asesinos en serie y estudia para formar parte del FBI. Uno de sus sueños es el de convertirse en la ayudante de su profesor, y hará todo lo que haga falta por cumplir su sueño, aunque eso requiera eliminar a la competencia.
Billy Loomis (Skeet Ulrich)
Estaba cantado que el novio de la virginal Sidney Prescott en 'Scream. Vigila quién llama', era quien se escondía bajo la máscara de Ghostface, por mucho que Wes Craven y Kevin Williamson se empeñasen en querer confundirnos.
Skeet Ulrich fue el guaperas Billy Loomis, el novio perfecto al que no le importaba esperar a que su novia quisiese perder la virginidad, y cuya aura de malote y ese peinado tan noventero hicieron suspirar a todas las quinceañeras del mundo. Además, hay que reconocer que hasta con cara de loco y empapado en sangre diciendo eso de "todos nos volvemos locos alguna vez", estaba guapo.
Brittany Foster (Susan Ward)
Puede que a muchos la cara de Susan Ward no les resulte conocida, y teniendo en cuenta su filmografía es algo que entendemos.
Esta bomba sexual nacida en 1976 en Louisiana, es una de las protagonistas de uno de los guilty pleasures más interesantes de principios de siglo: 'The in crowd'. Dirigido por Mary Lambert ('Cementerio viviente') y con un casting que derrochaba sensualidad (o más bien, sexualidad), compuesto por Matthew Settle, Lori Heuring y Ethan Erickson, se trataba de un thriller centrado en un grupo de jóvenes millonarios en un club de campo, una especie de cruce entre 'Crueles intenciones' y 'Revenge', donde una joven recién salida de un psiquiátrico será aceptada en la pandilla. Cuando Brittany vea peligrar su estatus de líder con la recién llegada, se convertirá en una despiadada máquina de matar, algo a lo que muchos no les importaría sucumbir.
Ward intentó seguir explotando su sex appeal en 'Juegos salvajes 2', y desde entonces ya nadie se acuerda ella.
Adam Carr (David Boreanaz)
Jamie Blanks nos traía en 2001 'Un San Valentín de muerte', uno de los últimos títulos de la oleada surgida a partir del renacimiento del terror adolescente gracias a 'Scream. Vigila quién llama', y en el que un asesino con una máscara de querubín empieza a acosar y a asesinar a un grupo de jóvenes veinteañeras. Todo estará relacionado con Jeremy Melton, a quien en el colegio las protagonistas rechazaron durante el baile de San Valentín y que, por culpa de una de ellas, acabó humillado y enviado a un reformatorio.
David Boreanaz encarna a Adam Carr, el novio de la prota, Kate Davies (Marley Shelton), y en un twist final acabará revelado como el verdadero asesino. Y es que si las jóvenes hubieran sabido que, con el tiempo, el feucho de Jeremy Melton acabaría convertido en un hombre como Boreanaz, se hubieran planteado lo de darle calabazas.
Tamara Riley (Jenna Dewan Tatum)
Tamara Riley era la típica looser del instituto que nos intentaban vender como feucha (todo lo fea que puede llegar a ser Jenna Dewan Tatum con gafas y el pelo recogido en una coleta), practicante de brujería y secretamente enamorada de su profesor. Tamara fue víctima de una macabra broma que salió mal y acabó con su muerte, la cual sus compañeros intentaron ocultar.
Al día siguiente reaparece más sexy y despampanante que nunca, en lo que bien podría ser una adaptación al terror del cuento del Patito Feo, dispuesta a vengarse con sus nuevos poderes adquiridos de todos aquellos que le hicieron daño en vida.
Thomas (Wes Bentley)
Franck Khalfoun dirigió en 2007 'Parking 2', sobre un guion escrito por Alexandre Aja y Grégory Levasseur. En ella, Rachel Nichols sale tarde de trabajar en Nochebuena y es secuestrada por Thomas, el guarda del aparcamiento, quien quiere pasar una velada inolvidable con ella.
El loco en cuestión fue Wes Bentley, a quien ya veníamos observando desde su Ricky Fitts de 'American Beauty'. Y aunque esté un poco psicótico y tenga tendencia al homicidio, al menos es uno de esos caballeros que siempre invitan a cenar.
Abby Russell (Paz de la Huerta)
La película fue tan horriblemente mala y ella actuó tan absolutamente mal, que no sería de extrañar que dentro de unos años se recuperase 'Nurse 3D' como una de las cumbres del trash contemporáneo.
Paz de la Huerta estaba sexy en plan asesina psicópata, pero también hay que reconocer que el gran reclamo de la película era el verla desnuda empapada en sangre. El film, supuestamente de humor negro, es un despropósito como pocos, el cual la propia actriz tacha de haber sido el que acabase con su carrera (porque todos sabemos que tiene una carrera repleta de éxitos y que nunca ha destacado por pegar a la gente, emborracharse allá por donde pisa o por ser una exhibicionista).
El Conductor (Luke Evans)
Ryûhei Kitamura nos presenta en 'Nadie vive' a uno de los asesinos más despiadados vistos en pantalla, el cual se pirra por la casquería al más puro estilo de 'The Collector' o de la saga 'Saw'.
Luke Evans es el encargado de dar vida al implacable psicópata de la película, al que conocemos como "el Conductor" y que conseguirá que mueras por sus huesos, literalmente.