'Dante 01' es la nueva película de Marc Caro, codirector junto a Jean-Pierre Jeunet de títulos tan destacados como 'Delicatessen' o' La ciudad de los niños perdidos'. Han pasado doce años desde esta última película, y su nueva odisea futurista tiene previsto aterrizar en el Festival de Sitges dentro de escasas semanas.
El advenimiento del tedio
Protagonizada por Lambert Wilson, Linh Dan Pham, Dominique Pinon, François Levantal, François Hadji-Lazaro y Dominique Bettenfeld entre otros, la película narra la historia de una prisión espacial de alta seguridad que orbita alrededor del planeta Dante, donde permanecen recluídos los psicópatas más peligrosos de la galaxia para utilizarlos como cobayas humanas en extraños y terribles experimentos. Un día, un misterioso prisionero poseído por una fuerza secreta que, cuando aprenda a controlar, empleará para acabar con la hostilidad de sus compañeros presos y liberarlos de la maligna atracción de Dante.
Bastante decepcionante resulta ser la nueva película de Marc Caro tras su primer largometraje tras dirigir 'La ciudad de los niños perdidos' junto a Jean-Pierre Jeunet en 1995. Concebida como una película profundamente introspectiva, donde la ambientación futurista sirve de atractivo pretexto para todo tipo de elucubraciones metafísicas y demiúrgicas, los cierto es que 'Dante 01' es una paja mental de mucho cuidado.
Visualmente hablando, la película de Marc Caro no puede dejar de recordarnos tanto al 'Alien 3' de David Fincher como al Alien Resurrection de Jean-Pierre Jeunet, todo ello bajo una pátina de 'Cube' y una permanente iconografía religiosa que sobrepasa la mera estética para convertirse en el alma mater de 'Dante 01'. De este modo, Marc Caro nos brinda una recargada (y cargante) suerte de avenimiento con connotaciones pseudofilosóficas en el que prima el ideario por encima de la lógica.
Así pues, 'Dante 01' posee una ambientación tan opresiva como un desarrollo irregular y verdaderamente difuso, que nos hace pensar que su director no ha sabido desarrollar una historia en base a una idea que, probablemente, era mucho más brillante que el producto final que llega a nuestras retinas. Caro peca de cierta pretenciosidad en su mensaje mesiánico, donde su protagonista, cual Ángel Exterminador, se dedida a erradicar la serpiente -en forma de face-hugger- que habita en el alma de sus compañeros de reclusión, hasta erigirse como una suerte de Salvador en un clímax final que a más de uno le recordará en más de un sentido al visto en 'La fuente de la vida', de Darren Aronofsky.
Por desgracia, la película de Marc Caro resulta tremendamente compleja, oblícua y tendenciosa, excesivamente ampulosa para la realidad de su alegórico contenido, pero que sin duda brindará una ocasión excepcional de elucubración para las mentes más calenturientas.