Dante Basco prepara un spin-off de 'Hook' sobre Rufio con una campaña de crowdfunding

Vale, puede haber escenas en las que los pequeños de la casa tengan que taparse los ojos (hola, brazo de Samuel L. Jackson), pero a ver quién es el chaval que no alucina en colores con 'Parque Jurásico'. En 1993 y en 2016. Hablamos de una de las películas definitivas a la hora de entender el fenómeno taquillazo como modelo artístico en el que la genialidad no está reñida con las palomitas. Eran otros tiempos, sin duda. En cualquier caso, todos los niños que entraron por primera vez en el sueño que John Hammond hizo realidad aún no han conseguido olvidar las sensaciones que les terminaron por convertir en dinomaniacos. Una obra maestra del entretenimiento incapaz de envejecer, incapaz de perder su capacidad de deslumbrar como el primer día. Una experiencia en toda regla que ninguna secuela podrá alcanzar. Por lo nuevo, por lo desafiante, por lo inolvidable.

Tocaba elegir una. Y tras la eliminación directa e inevitable de 'Indiana Jones y el templo maldito', una de las pocas películas en las que Spielberg se ha dejado llevar demasiado en el terreno de lo desagradable, la duda entre la primera y la tercera entrega se ha terminado por decidir gracias a los puntos. Y a las muertes explosivas, claro. Por eso, 'Indiana Jones y la última cruzada', a pesar de ser una decisión que no responda a la coherencia cronológica, sí que parece la mejor opción a la hora de que los pequeños descubran a uno de esos iconos indiscutibles de la historia del séptimo arte. En el (terrible) caso de que no funcione, se puede optar por 'Indiana Jones en busca del arca perdida'. Si aún así no se muestran impacientes por vivir la aventura de sus vidas, tenéis un problema serio. MUY SERIO.

Con la maravillosa historia de la amistad entre un joven aldeano inglés y un caballo, Spielberg retrató a todos los que andaban buscándole sucesores mostrándose en plenas facultades, facturando una película emotiva, sí, pero también dura y épica, sensible y apabullante a partes iguales. Deslumbrante en sus grandes momentos (la contienda bélica, el primer ataque al campamento alemán) y abrumador en sus detalles (atención al uso que se dan a las aspas de un molino o al silencio tras una montaña), Spielberg confirmó una vez más su madurez como cineasta absoluto. Un trabajo dirigido con la pasión de un niño emocionado con el regalo de hacer películas pero con la sabiduría y destreza de un maestro. 'War Horse' es puro Spielberg. Para pequeños y mayores.

Pisamos terreno complicado. Esta visión de Peter Pan, convertido en un abogado absorbido por su trabajo que reencontrará en el país de Nunca Jamás su auténtica personalidad y recordará el valor de la familia en su vida, nació siendo un musical y terminó convertido en una de las películas más detestadas de la carrera de Spielberg. Ni siquiera el director se muestra satisfecho con el resultado final de un trabajo que, sin embargo, se ha convertido en una especie de joya de culto para varias generaciones que nos descubrimos fascinados por esos primeros vuelos de Robin Williams acompañados por la maravillosa banda sonora del maestro John Williams. Desde luego, si hay alguien que podría volver a descubrirla, esos serían los más pequeños. Puestos a elegir entre 'Pan' y 'Hook', no dudéis.

En esta aventura de barcos piratas, tesoros escondidos y torpes carteristas, podemos encontrar algunas de las escenas más deslumbrantes de toda la carrera de Spielberg, alcanzando su cima ese plano secuencia por las calles de Baggar que merece todos los aplausos y justifica, de largo, su visionado. El director, pese a no conseguir una respuesta de la taquilla tan entusiasta como se merecía, facturó un trabajo cuyo acabado visual alcanza sin problema alguno la excelencia. Pero, más allá de sus aspectos técnicos, lo mejor de este primer Tintín es su sentido de la aventura, la búsqueda del entretenimiento masivo, del disfrute general, de contar una historia sin permitir un segundo de descanso a los espectadores, pequeños y mayores, que no podemos hacer nada más que dejarnos llevar por una película repleta de gloriosos momentos y que supone, además, la comunión definitiva entre el lado más clásico del género y la tecnología más actual. En definitiva, todos aquellos amantes de Tintín, disfrutarán, todos aquellos que no lo son, también, y, cualquier persone que ame el cine, más de lo mismo. No importa la edad. Aquí hay disfrute para todos.

No puedo mentiros, puede que vuestros pequeños exijan una conversación después de ver 'A.I. Inteligencia Artificial', pero también es cierto que os merecerá la pena. Con creces. Este proyecto inacabado de Kubrick llegó a las manos de un Spielberg que vio en él el remake definitivo sobre 'Pinocho', potenciando el dramatismo, la soledad y la melancolía implícita que recorre ciertas fases de la infancia. Un cuento visualmente fascinante que mantendrá a los más pequeños pegados a la pantalla y que, pese a que puedan perderse en algunos momentos especialmente complejos, terminarán entendiendo un poco más la importancia de la familia. Porque no hay nada mejor que el beso de buenas noches de una madre. ¿Que se ponen a llorar después de verla? Pues os unís. Aquí no se libra nadie.

Es complicado escribir sobre la película que hizo que te enamoraras del cine para siempre. Por eso, aunque peque más que nunca de subjetivo, me cuesta creer, por no decir que me parece absolutamente imposible, que un niño no se conmueva con la mejor película de Steven Spielberg, o lo que es lo mismo, una de las obras maestras definitivas de la historia del cine. Monumento a la amistad, a la lealtad, a la belleza del encuentro entre dos almas perdidas, 'E.T., el extraterrestre' tiene todo lo que se le puede pedir a una película para que un niño se quede enganchado para siempre al arte de contar historias. Imposible enumerar las escenas, virtudes y logros de una película que se mantiene a día de hoy con la misma fuerza y grandeza que la convirtió en un clásico desde su estreno. Para introducir a los pequeños al cine y al universo de Spielberg, sencillamente, no hay mejor opción. Y perdonad el exceso, escribe el niño que nunca he dejado de ser.