David Ayer ha provocado una sacudida entre los fans de DC. El que fuera director de 'Escuadrón Suicida' se ha visto bajo los focos de los rumores desde que en las últimas horas decidiese subir a su cuenta de Twitter una imagen sin mensaje de Black Mask, un personaje de DC que desde ahora suena como supervillano para la película 'Gotham City Sirens', el spin-off que traerá de vuelta a Harley Quinn junto a otras villanas (o antiheroínas, son etiquetas volátiles) como Catwoman o Poison Ivy.
? David Ayer (@DavidAyerMovies) 27 de febrero de 2017
Con esta imagen es como David Ayer ha conseguido disparar todos los rumores acerca de la obra que él también dirigirá. La principal razón es que, siendo un personaje importante de DC, encajaría como la principal amenaza o como el tipo malo de la película. Sin embargo, a falta de palabras, habrá que esperar para saber si este villano tendrá el papel antagonista en la película. De todos modos, no sería la primera vez que Ayer difunde personalmente contenido clave, ya que fue él mismo quien reveló el aspecto del Joker de Jared Leto en el pasado.
Black Mask, o Máscara Negra, es uno de los señores del crimen de Gotham: experto en combate, un eficaz estratega y destaca físicamente por su obsesión por las máscaras, especialmente por la calavera negra que siempre lleva puesta. Su principal enemigo era Batman, pero si algo caracteriza a la ciudad de Gotham es que las calles son una guerra sin cuartel donde el control se lo quedaba el más poderoso. Por esa razón no sería descabellado que se enfrentase a las villanas protagonistas a pesar de su condición, en Gotham hay mil guerras y frentes.
El Oscar de la discordia
Más de uno se sorprendió con la última gala de los Oscars donde, confusiones aparte, 'Escuadrón Suicida' logró alzarse con el galardón a mejor maquillaje. Y aquí no hubo error. Muchos se quejaron de que títulos como 'Star Trek: Más allá' merecían mucho más ese premio, mientras que otros consideran inadmisible que ese título pueda elevarse en el selecto grupo de películas con un Oscar bajo el brazo mientras grandes directores, obras o sagas jamás han sido reconocidas con la estatuilla. La discordia está servida.