'Baby Driver' ha sido uno de los pelotazos del verano, al menos en crítica. La película de Edgar Wright arrasa gracias, en gran parte, a su cuidadosamente escogida banda sonora, disco que ha tenido una puntuación de 95% en Rotten Tomatoes. La música es su gran punto fuerte pero también se puede convertir en un quebradero de cabeza, y es que Sony ha sido demandada por el uso sin licencia de una canción.
Rolan Feld ha demandado a la compañía por el uso de 'Debora' en 'Baby Driver'. El hijo de Marc Bolan, cantante de T.Rex fallecido en 1977, obtuvo en 2014 los derechos de las canciones de su padre y asegura que Sony no tiene potestad para utilizarla: "Inexplicablemente, el demandado no obtuvo - ni buscó - el permiso del dueño de los derechos en Estados Unidos de las composiciones, Rolan Feld".
Según la demanda, "en las seis semanas desde que Feld hizo saber esta infracción a Sony, el demandado no ha hecho más que acusar a unos y a otros - y ni han pedido perdón o se han ofrecido a pagar a Feld una tasa razonable por la licencia". El hijo de Bolan se enteró del uso de 'Debora' en la película cuando un representante de Sony contactó con uno de sus abogados para pedir una licencia para la banda sonora.
"Al menos una división de Sony no tuvo problemas para determinar que el demandante era el dueño de los derechos de composición en Estados Unidos", continua la demanda. Según Feld, Sony ha acusado a otras divisiones y ha pedido tiempo para investigar lo ocurrido, pero ha cortado las comunicaciones. Por el momento, la compañía no ha querido hacer declaraciones al respecto.
Las canciones necesarias
Edgar Wright ha meditado mucho qué canciones aparecerían en 'Baby Driver'. Según contó, tenía ocho canciones en las que basó la idea y el resto las incluyó durante la escritura de guion. Para una película así en la que cada canción está relacionada con una escena, necesitas tener muy claro que puedes usarlas y según parecía en la entrevista a Variety, Wright estaba seguro.
"Tenemos a esta persona, Kirsten Lane, de una compañía llamada Right Music, que se encargó de todo. Antes de presentarle la película a Sony, empezamos a obtenerlos. Porque, no puedes hacer una película llamada Baby Driver e intentar usar esa canción y que Simon and Garfunkel te digan «Venga, pagadme. Sabemos que la queréis»". ¿Se les habrá olvidado 'Debora'?
Las películas de Edgar Wright, de peor a mejor
'Zombies Party'
Si miramos el vaso medio vacío, y estableciendo las siempre odiosas comparaciones, 'Zombies Party' supone el eslabón más débil dentro de la Trilogía del Cornetto creada por Edgar Wright y Simon Pegg, superada por la contundencia cómica de 'Arma fatal' y la espectacularidad narrativa y formal de 'Bienvenidos al fin del mundo'.
Sin embargo, quedémonos con el lado positivo y celebremos esta gamberrada a costa del cine de zombies como lo que realmente es, un debut más que prometedor de un cineasta que llegaba arrasando a base de influencias evidentes como George A. Romero, Quentin Tarantino o Martin Scorsese, entre otros, pero que conseguía desarrollar un discurso propio y carismático. Por eso, a pesar de haber terminado ocupando un lugar menor dentro de la filmografía de su director, basándonos en lo puramente cinematográfico, 'Zombies Party' sigue manteniendo intacta su frescura e inteligencia, su dinamismo y efectividad, su merecida relevancia dentro del género.
'Bienvenidos al fin del mundo'
Reventados desde dentro, y a base de carcajadas, el cine de zombies y el de acción, Edgar Wright y Simon Pegg tenían clara su siguiente víctima: la ciencia ficción. El género con el que cerrar su Trilogía del Cornetto parecía la apuesta más idónea y con mayor potencial, una intuición que el director y el actor, ambos repitiendo también en labores de guionistas, terminaron por confirmar con 'Bienvenidos al fin del mundo', una nueva comedia repleta de aciertos.
Comenzando por un reparto tan entregado como inspirado de inicio a fin y terminando con un desenlace capaz de mezclar el absurdo más hilarante con la complejidad dramática más inesperada, esta tercera entrega de la particular saga firmada por Wright y Pegg mantiene intactas sus señas de identidad más esenciales, comenzando con ese monumento a la amistad honesta y entrañable que se dibuja en cada una de las escenas y que supone el mejor legado posible de esta trilogía única. Puede que su desarrollo pierda ligeramente el sentido del ritmo haciendo peligrar el conjunto, pero sus responsables tienen siempre la solución para todos los problemas. Si esta película era la despedida del Cornetto, podemos sentirnos más que satisfechos.
'Arma fatal'
Después de revolucionar el panorama cinematográfico con su debut tres años atrás, Edgar Wright estrenaba 'Arma fatal', una comedia impecable y desenfrenada que, a la postre, se convertiría por méritos propios en la mejor entrega de su Trilogía del Cornetto. Repitiendo con el dúo protagonista de 'Zombies Party', brillantes Simon Pegg y Nick Frost, el director plantea una historia que es puro thriller y en el que los giros de la trama están perfectamente equilibrados con una sucesión de gags que nunca fallan el tiro.
De esta manera, nos encontramos con una película que es más un homenaje repleto de diversión que una parodia facilona y evidente del cine de acción más característico de los ochenta. Dos horas que pasan como un suspiro y a las que solamente se les puede achacar cierta previsibilidad en su tramo final. Pocos contras para una propuesta que confirmaba a Edgar Wright como cineasta al que seguir con especial atención.
'Scott Pilgrim contra el mundo'
La adolescencia tiene un ritmo trepidante. Edgar Wright lo entendió a la perfección y, en 2010, regaló una joya de culto llamada 'Scott Pilgrim contra el mundo' que se servía de la novela gráfica homónima de Bryan Lee O'Malley para captar esa sensación sin permitir un minuto de descanso. Tras unos epilépticos títulos de crédito, Wright comienza un festín visual arrollador en el que los ochenta, la sitcom, la psicodelia, el punk rock y, claro, el videojuego se dan la mano en una montaña rusa que cuenta, sencillamente, la clásica historia de chico conoce a chica.
Michael Cera lidera junto a Mary Elizabeth Winstead una aventura en formato arcade que, tras un primer tramo plagado de referentes, consigue su principal objetivo en una segunda mitad repleta de aciertos visuales, escenas de acción trepidante, mensajes algo tópicos pero cien por cien efectivos y diversión de altos vuelos. Probablemente, la comedia adolescente más sorprendente de los últimos años, 'Scott Pilgrim contra el mundo', consigue capturar el frenesí adolescente, catapultar la imaginación generacional hasta el infinito y sacar todo el jugo posible a la relación cine-novela gráfica. Partida ganada. El concepto de película generacional llevado al extremo. Fuegos artificiales, besos y batallas. Una locura (de) adolescente.
'Baby Driver'
Tocar techo. Redondear la jugada. Mantener el equilibrio, elevar el listón y dar en el mismísimo centro de la diana. Se pueden buscar todas las metáforas del mundo, pero ninguna estará a la altura de la certeza que supone 'Baby Driver', de lejos, la mejor película firmada por Edgar Wright hasta la fecha. Así, la propuesta de su filmografía más cercana a un género perfectamente reconocible, cine de atracos con persecuciones trepidantes y subtrama romántica, se convierte en todo un tour de force en fondo y forma en el que Wright no deja de reinventar escena tras escena un modelo de blockbuster que, ojalá, suponga un punto de inflexión en este terreno.
Más allá de que su reparto esté deslumbrante y de que su trama sea todo lo imprevisible que hubiéramos soñado, lo que tenemos con 'Baby Driver' es el acto de madurez cinematográfica de un autor, estrenemos galones, que se ha ganado el futuro que se abre ante él. Wright en permanente estado de gracia. Y de contagiosa euforia.