'Awake', que llega a nuestras carteleras este fin de semana bajo el título de 'Despierto', ha sido dirigida por Joby Harold y protagonizada por Hayden Christensen, Jessica Alba, Terrence Howard, Lena Olin, Christopher McDonald y Fisher Stevens.
La película cuenta la historia de Clay Beresford, un joven multimillonario que debe someterse a un transplante de corazón. Para ello, deja que su mejor amigo, el doctor Jack Harper, sea el encargado de realizar la operación. Durante la intervención, Clay experimenta un extraño fenómeno que le hace estar consciente y completamente paralizado mientras le operan. Mientras tanto, su novia, Sam debe hacer frente a una serie de decisiones que serán determinantes para el futuro de Clay. Según transcurre la acción, todo da un vuelco, haciendo que nada sea lo que en principio parecía.
Aunque a primera vista todo parece indicar que nos encontramos a una película más cercana al género de terror que a otra cosa, 'Awake' oscila en realidad entre el cine romántico con aires teenager y el thriller conspirador.
Una buena idea, pero mal expuesta
La premisa de la que parte la ópera prima de Joby Harold es en realidad interesante, y uno deber reconocerle, en cierta manera, un desarrollo bastante original, aunque por desgracia muy poco atractivo a la par que previsible: de este modo, 'Awake' se antoja como una buena idea alargada con todas las excusas posibles para que su metraje alcance los 84 minutos.
Así pues, podríamos afirmar que el relleno desmerece al envoltorio, en forma de flashbacks que convierten la exposición de información en una compilación de escenas tremendamente edulcoradas cuyo único atractivo reside en la secreta esperanza de poder ver los generosos atributos de Jessica Alba al descubieto, cosa, por cierto, que no llega a suceder. Por el camino, nos encontramos con un Hayden Christensen que, a pesar de haberse librado ya de su estigma de joven Darth Vader, sigue sin convencerme en lo más mínimo como actor, y menos aún con títulos como esta 'Despierto' o 'Jumper'.
Escenas como la toma de conciencia del protagonista en la mesa de operaciones pasan de poder ponernos verdaderamente incómodos a ser completamente risibles, en un cortometraje prolongado hasta la extenuación a base escenas tópicas y bastante mal interpretadas (a excepción quizá de Lena Olin y Terence Howard) que apenas sí se salva de la quema por una premisa inicial interesante aunque mal ejecutada.