El cuento más triste jamás contado por Steven Spielberg en su carrera sigue siendo, lamentablemente, su obra maestra más infravalorada. Desde su estreno, 'A.I. Inteligencia Artificial' fue recibida con una frialdad por parte del público tan sorprendente como inmerecida. A priori, todos los elementos idóneos estaban sobre la mesa. Estábamos ante un proyecto inacabado por parte de, nada más y nada menos, que Stanley Kubrick que Spielberg retomó y llevó a cabo a modo de homenaje. Su protagonista, Haley Joel Osment, era una de las revoluciones más impresionantes que había vivido la industria en mucho tiempo gracias a su inolvidable interpretación en 'El sexto sentido'. Por si fuera poco, la historia se desarrollaba dentro del género de la ciencia ficción, un terreno en el que Kubrick y Spielberg habían demostrado su genialidad con creces. Las expectativas, en definitiva, llegaban al infinito. La película las superaba.
Pero el público no le prestó atención y la crítica, en especial los detractores más reconocibles de Spielberg, se centraron en venderla, de una manera profundamente errónea, como uno de sus trabajos más lacrimógenos y edulcorados. Unas etiquetas que, aún hoy, siguen resultando incomprensibles después de revisar una historia tan desoladora, compleja y dramática como la protagonizada por este robot que sueña con ser un niño de verdad. Efectivamente, 'Pinocho' era la influencia directa de una película que se apoyaba en el lado más terrible de la historia para trazar una implacable ruta por las marcas de los sueños rotos, la utopía congelada, el último deseo convertido en despedida eterna. ¿Azúcar? Os habéis equivocado de película.
A lo largo de este especial, se repasan diez curiosidades y anécdotas relacionadas con una joya que no ha perdido un ápice de fuerza en su sensibilidad calmada, en su capacidad para hipnotizar y emocionar. Dentro de la carrera de su director, 'A.I. Inteligencia Artificial' continúa resplandeciendo como el milagro que es, un prodigio cinematográfico repleto de escenas memorables, perfectas en su fondo y forma, al que rendimos homenaje. Nunca son demasiados los elogios hacia ella.
Curiosidades de 'A.I. Inteligencia Artificial'
Del jurásico al futuro
Aunque a día de hoy nos parezca imposible imaginar a David sin el rostro y los gestos de Haley Joel Osment, Steven Spielberg no contaba con el protagonista de 'El sexto sentido' como primera opción para liderar 'A.I. Inteligencia Artificial'. El afortunado, al menos durante los primeros compases del proyecto, era Joseph Mazzelo, el niño que había conseguido sobrevivir a varios velociraptores y un tiranosaurio rex, entre otros dinosaurios, en la inolvidable 'Parque Jurásico'. Finalmente, Joel Osment terminó haciéndose con el papel y entregando una interpretación memorable.
Depilación obligatoria
A falta de tener un robot de verdad para protagonizar su película, un factor conflictivo al que llegaremos próximamente, Steven Spielberg tenía la obsesión de que la piel de Haley Joel Osment fuera lo más parecida a plástico posible. Tal cual. Para ello, antes de iniciar cada día de rodaje, el joven actor se depilaba todo el cuerpo que iba a aparecer en pantalla, como la cara, los brazos, las piernas o el pecho, para ofrecer una apariencia lo más robótica posible. El efecto, desde luego, cumplía su objetivo a la perfección en pantalla.
David Lecter
Parece increíble, pero David, el personaje interpretado por Haley Joel Osment, y Hannibal Lecter, el caníbal más famoso de la historia del cine, tienen un punto en común. La mirada. Y es que, por petición del propio Osment, con la que Steven Spielberg estuvo totalmente de acuerdo, su personaje no debía parpadear en ningún momento de la película. La cuestión es que, el resto de actores que interpretaban a androides recibieron la misma orden. Alguno de ellos consiguió escapar, pero la mayoría tuvieron que esforzarse para contentar a los jefes.
El gran Stephen
Tampoco podemos decir que la campaña publicitaria de la película fuera la culpable del descalabro en taquilla de 'A.I. Inteligencia Artificial' pero, desde luego, no ayudo demasiado a que sucediera lo contrario. Entre los errores más graves estuvo el de inventar un nuevo nombre para Spielberg. Y es que, todos los materiales de merchandising que se enviaron al comienzo de la promoción llevaban incluida la frase 'Dirigida por STEPHEN Spielberg', un fallo que no se pudo evitar y que terminó en los cines de todo el mundo. Afortunadamente, el apellido era más que suficiente para que los espectadores supieran de quien se trataba.
De finales Kubrick
"Steven Spielberg destrozó 'A.I. Inteligencia Artificial' incluyendo ese final tan ñoño y cursi marca de la casa". El tópico de los tópicos. La crítica más común e injustificada que recibió, y sigue recibiendo, la película se sustenta, además, en una mentira. Y es que, el polémico desenlace de la cinta surgió de la mente de Stanley Kubrick. Sorpresa. Efectivamente, el director de, entre otras, '2001: Una odisea del espacio' o 'La naranja mecánica', estaba obsesionado con que la historia tenía que tener un final similar al de un cuento de hadas, ofreciendo de esta manera una visión mucho más optimista de la inteligencia artificial, ya que la consideraba un elemento perfectamente complementario con el ser humano. De hecho, la primera versión del guión, escrito entre Kubrick y la escritora inglesa Sara Maitland, se centraba de manera casi exclusiva en la relación que se establecía entre David y su madre, una alcohólica a la que el pequeño robot ayudaría a combatir su adicción.
En esta fase inicial, la película finalizaba con un grupo de androides reconstruyendo los recuerdos de David, que le preparaba a su madre una última copa antes de escuchar su voz a modo de despedida. Kubrick, que seguía empeñado con que la conclusión debía tener un componente más 'mágico', decidió cambiar el desenlace de la historia, escribiendo el final que Spielberg terminó llevando a la gran pantalla de la manera más fiel y respetuosa. Una despedida triste, conmovedora y desoladora a partes iguales, que muchos se empeñaron en relacionar, primero, con un azúcar inexistente, y después, con Spielberg, director que no hizo más que honrar la memoria de su amigo Stanley siguiendo cada una de sus pautas.
WTC
Una de las escenas que más impactó tras el estreno de 'A.I. Inteligencia Artificial' tenía como protagonista el World Trade Center, que aparecía tras la llegada de David, Joe y Teddy a Manhattan. Tres meses después de que la película llegara a las pantallas de todo el mundo sucedieron los terribles ataques terroristas del 11 de septiembre que sacudieron Nueva York e hicieron temblar al mundo entero. A pesar de que muchos espectadores se quejaron al verlas en la película de Steven Spielberg, el director decidió mantener el citado plano en el montaje final. Una decisión basada, exclusivamente, en rendir un emocionado homenaje a un símbolo esencial de la sociedad moderna.
Toca un poco más, John
La relación profesional entre Steven Spielberg y John Williams es una de las más fructíferas y memorables de la historia del cine y su trabajo conjunto en 'A.I. Inteligencia Artificial' es un ejemplo más. Música e imágenes se funden de nuevo con una delicadeza y una precisión inolvidable, majestuosa en su calmada emoción. Un proceso creativo que encontró un momento especialmente maravilloso durante el primer visionado de la película que hicieron juntos. Para el desenlace de la historia, Williams había escrito una inolvidable melodía de piano que finalizaba en el mismo instante en el que aparecían los títulos de crédito.
En ese instante, Spielberg detuvo el protector y le pidió al compositor que dejara continuar la música. Para que se pudiera solucionar, el director habló con Michael Kahn, responsable del montaje de la película para reeditar los últimos siete minutos de metraje para que se adaptaran a la música de Williams. Un suceso muy similar al que sucedió con 'E.T, el extraterreste', obra maestra que también sufrió cambios en el montaje de su último tramo para incluir quince minutos de inolvidable banda sonora marca Williams. Dos genios absolutos en permanente estado de inspiración.
Toda la realidad posible
Lo prometido es deuda. Ya hemos comentado anteriormente que en los primeros compases de 'A.I. Inteligencia Artificial', cuando la historia todavía seguía en manos de Stanley Kubrick, el objetivo principal era contar con un robot de verdad para que fuera el protagonista de la historia. Una misión que se antojaba prácticamente imposible pero que, aún así, consiguió que el proyecto estuviera paralizado durante años. Efectivamente, si los androides hubieran avanzado a una velocidad más alta, 'A.I. Inteligencia Artificial' sería una película dirigida por Kubrick. La tecnología jugó a favor de Steven Spielberg, una vez más.
Ositos para todos
En sus intentos por evitar lo que finalmente resultó inevitable, que gran parte del público y la crítica confundieran 'A.I. Inteligencia Artificial' con una película para todos los públicos dispuesta a ser disfrutada en compañía de la familia, los responsables de merchandising decidieron no crear ninguna figura de acción basada en los personajes de la historia. Hasta que llegó Hasbro. La compañía tenía claro que sí había un miembro del reparto que merecía llegar a todas las estanterías de las principales tiendas de juguetes del mundo: Teddy, el inolvidable oso de peluche que acompaña a David a lo largo de su aventura. Las ventas no fueron demasiado bien, pero el mérito no se lo quita nadie.
Sin guiones
Steven Spielberg se tomó tan en serio la esencia de homenaje a Stanley Kubrick que rodeaba todo el proyecto de 'A.I. Inteligencia Artificial' que, siguiendo la tradición de su amigo, decidió no entregar el guión completo a ningún miembro del reparto ni del staff de producción.
Además, siguiendo la estela de Kubrick de rodear de secretismo cada uno de sus rodajes, no permitió la presencia de la prensa y obligó a todos los intérpretes que aparecían en la película a firmar un contrato repleto de cláusulas de confidencialidad.