Hablemos de la ambición sin medida, de la innovación constante, de la búsqueda exhaustiva de la perfección, del control de gigantes, de la intención de mantener la corona del Más Todavía dentro de una industria tan hambrienta de poder, fama y éxito como la de Hollywood. En definitiva, hablemos de James Cameron, un director absolutamente esencial para entender el término 'espectáculo cinematográfico' en su definición más excesiva y apabullante. Y se trata de mirar más allá de un público que, de manera continuada, ha mostrado una devoción total hacia su cine, o hacia las sensaciones que desprenden los fenómenos que sobrepasan la gran pantalla y se instalan en la sociedad.
De acuerdo, puede que no te gustaran 'Avatar', 'Titanic' o 'Terminator 2: EL juicio final', pero no quisiste perderte 'esa experiencia' de la que hablaba todo el mundo a tu alrededor. Y es normal, de eso se trata también este juego, de formar parte de una conversación universal que mantienen espectadores de todo tipo, desde los que van al cine dos veces al año hasta aquellos que tienen entradas reservadas cada semana. Un terreno en el que Cameron siempre se ha movido con especial talento. Lástima que, en muchas ocasiones, esta capacidad se le haya vuelto en contra, facilitando la crítica fácil hacia su trabajo, simplificando el alcance emocional y el interés artístico de un conjunto de películas que, en la gran mayoría de casos, no merecían otra suerte que no fuera el aplauso unánime.
Porque estamos ante un cineasta que, partiendo de la base de una perfección formal fuera de toda discusión, siempre tiene y demuestra un interés total por contar de la mejor manera posible la mejor historia posible. Y aunque es evidente que su talento como guionista es infinitamente menor al de su estatura como director, Cameron demuestra película a película una evolución por encima de la media. Su cine, mucho más cercano al estatus de autor que al del realizador de blockbusters palomiteros al uso, superó hace muchos años cualquier barrera que los prejuicios quisieran imponer. Por lo tanto, no nos queda más que seguir celebrando su ambición, cerramos el círculo, por seguir ampliando nuestra mirada de la manera más espectacular posible.
Curiosidades de James Cameron
Guiones fallidos
Punto para aquellos que opinan que el James Cameron guionista está muy por debajo del James Cameron director. Más que nada porque, a su lado, se sitúan algunos de los grandes productores de Hollywood, valientes que se atrevieron a decir 'NO' a propuestas firmadas por uno de los tipos más egocéntricos y hambrientos de poder de la industria.
Una negativa que, además, es especialmente representativa ya que, antes de meterse de lleno en el universo 'Avatar', Cameron presentó guiones para 'Spider-Man' y 'El planeta de los simios', dos de las superproducciones más apabullantes de comienzos de la década de los 2000. Ambos libretos fueron desestimados, ya que los estudios prefirieron las versiones de Sam Raimi y Tim Burton. Adivinad quien hizo más dinero de los tres con sus respectivos proyectos.
Echando la vista atrás
A pesar de que la industria se atreviera a tumbar varias de sus propuestas, la faceta como guionista de James Cameron viene de lejos y ha formado parte de su carrera desde hace más de una década.
Por ejemplo, en lo que respecta a su éxito más reciente, 'Avatar', el cineasta había escrito el guión, atención, quince años antes de ponerse manos a la obra con su rodaje. Sin embargo, la redacción de la historia fue hecha a modo de novela lo que, sumado a la necesidad de contar con una tecnología más avanzada, llevó a Cameron ha posponer su adaptación a la gran pantalla.
Amante de la ciencia ficción
Una de las grandes aficiones de James Cameron durante su adolescencia, en especial en su etapa en la escuela secundaria, era la lectura. El cineasta era capaz de pasar tardes enteras devorando libros sin descanso, sobretodo si se trataban de obras clásicas de la ciencia ficción.
Entre sus autores favoritos encontramos a Arthur C. Clarke, Larry Niven, Alfred Elton Van Vogt o Harlan Ellison, entre otros. Es evidente que la influencia que todos ellos tuvieron sobre Cameron se vio reflejada posteriormente en algunos de los mejores momentos de su cine.
Fiebre robótica en Roma
En 1984, la historia del cine recibía con los brazos abiertos a 'Terminator', una de las obras cumbres del blockbuster de las últimas décadas. Además, estamos ante el primer gran éxito de la carrera de un James Cameron que tuvo la idea inicial para la película en un hotel de Roma en el que se encontraba durante el rodaje de un anuncio televisivo. En concreto, la inspiración le llegó al director durante una noche de fiebres y mareos en la que despertó con la imagen de un Terminator surgiendo de una bola de fuego. Consciente de estar ante un punto de partida más que interesante para comenzar a escribir un guión, Cameron se levantó de inmediato y corrió a dibujar lo que serían los primeros bocetos de uno de sus personajes más memorables.
Meses más tarde, con el proyecto en plena fase de negociación, el cineasta se reunió con la productora Gale Anne Hurd para vender los derechos de 'Terminator' por, atención, un dólar. Eso sí, con la condición de que él se encargaría de dirigir la película. Salieron ganando todos.
Pocas bromas
Si tus compañeros de rodaje, convertidos en algo similar a unos súbditos, deciden ponerte el apodo de 'Iron Jim' (Jim de hierro), es que algo no va del todo bien. Especialmente para ellos. Pero, claro, si hablamos de James Cameron las cosas encajan un poco más, principalmente porque su carácter duro y autoritario en los rodajes va mucho más allá de la leyenda siendo, desde hace muchos años, una certeza absoluta (y temida) dentro de la industria de Hollywood. Si estás de su lado, todo bien. Si no compartes su opinión, reza.
Influencias varias
Más allá de la influencia que tienen en su trayectoria las novelas clásicas de ciencia ficción, como hemos mencionado anteriormente, James Cameron tampoco duda a la hora de señalar sus referentes cinematográficos más relevantes. Un conjunto de películas que tuvieron un impacto profundo y duradero en la vida del cineasta y cuyo eco, en mayor o menor medida, se puede identificar en algunas de sus cintas más destacadas.
Preguntado al respecto, Cameron ha confesado que las obras que más le han servido de inspiración a lo largo de su carrera han sido, '2001: Una odisea del espacio', 'Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza', 'Woodstock. 3 días de paz y música', 'Trampa 22', 'Easy Rider', 'El graduado', 'Bonnie y Clyde' y, por supuesto, 'El Padrino'. No tiene mal gusto, desde luego.
Cameo sonoro
El ego de James Cameron es demasiado grande como para no permitirse aparecer en alguna de sus películas, aunque sea en forma de cameo irreconocible. Eso, claro, siempre que no conozcas a la perfección las cuerdas vocales del cineasta. Y es que, tanto en 'Terminator' como, diez años después, en 'Mentiras arriesgadas', la voz de Cameron aparecía de manera puntual en alguna de las escenas. Una presencia no acreditada que no deja de ser pura anécdota pero que demuestra lo implicado que estaba el director con estas dos cintas claves dentro de su carrera.
Cerebro privilegiado
Ok, puede ser egocéntrico, insoportable, exigente hasta el límite de cualquier paciencia, ambicioso y excesivo delante y detrás de la cámara, pero está claro que James Cameron es mucho más que todo eso. Hablamos de un cineasta único que ha sido capaz de convertir la inmensa mayoría de cosas que toca en millones y millones de dólares. En el fondo, él es la viva representación de Hollywood como factoría de éxitos por encima de sueños.
Un mérito que habría sido imposible de conseguir si Cameron no contara con una de las mentes más brillantes de la industria, una intuición que se convirtió en contundente realidad cuando, el pasado año 2007, fue clasificado por Entertainment Weekly como la tercera persona más inteligente de todo Hollywood. Por si quedaba alguna duda.
James, el pintor
Tuvimos que esperar hasta 2004, siete años después de su estreno, para hacer uno de los descubrimientos más sorprendentes relacionados con esa obra maestra, no hay discusión posible, que es 'Titanic'. Ya estábamos tardando demasiado en hablar, y reivindicar, la mejor película hasta la fecha de James Cameron.
Y es que, volviendo al terreno de las curiosidades, la maravillosa Kate Winslet fue la encargada de desvelar que las manos que aparecían en la película pintando su retrato desnuda no eran las de Leonardo DiCaprio, ni las de un artista profesional, sino las del propio director, quien encontró la oportunidad perfecta para mostrar al mundo otra de sus grandes aficiones, la pintura.
Aspirante a mutante
Además de sus comentadas intenciones de dirigir 'Spider-Man', James Cameron tenía claro que quería probar suerte en el género de los superhéroes. Por eso, y con la ayuda de su ex mujer, la estupenda directora Kathryn Bigelow, el cineasta se puso manos a la obra en una película protagonizada por los X-Men. Lástima que nunca terminaran de perfilar el proyecto a la altura de lo que querían y lo dejaran aparcado. Nos quedamos con la duda de saber que habrían hecho con nuestros mutantes favoritos dos mentes tan dotadas para el cine de acción.