No he estado nunca en Roma. Y sin embargo, siempre que regreso a 'La gran belleza', la obra maestra de Paolo Sorrentino, parece que he vivido toda mi vida allí, que conozco cada uno de sus rincones, que me he enamorado en cada una de sus esquinas, que he dormido en cada una de sus habitaciones, que he buceado en cada uno de sus museos, que me he decepcionado en cada una de sus conversaciones, que me he emborrachado en cada una de sus fiestas, que me he pateado cada una de sus calles. Que me he emocionado recordando mi infancia y adolescencia, mis primeros amores, mis primeros poemas. Y también los últimos.
Porque de eso trata 'La gran belleza', de prólogos y epílogos. Aunque una película así parece eterna o, mejor dicho, inmortal. Una experiencia sensorial fascinante a nivel visual y narrativo, hipnótica de inicio a fin, magnífica en su exceso y hermosa hasta el límite de sus posibilidades. Sorrentino creó una ciudad de unas calles ya existentes, edificando así un milagro cinematográfico realmente inolvidable.
A continuación, volvemos a ella para descubrir diez curiosidades relacionadas con su proceso tanto de creación como de elaboración, sumergiéndonos de esta forma en una película infinita. No existen despedidas en 'La gran belleza'. Y benditos reencuentros con ella.
8 curiosidades de 'La gran belleza'
Presupuesto cinco estrellas
Para convertir 'La gran belleza' en una exultante realidad, Paolo Sorrentino contó con un presupuesto que superaba los nueve millones de euros. Una cantidad que en pantalla lucía de la manera más brillante y espectacular posible, desde lo máximo a lo mínimo.
Dedicatoria especial
Paolo Sorrentino quiso dedicar 'La gran belleza' al jugador de rugby y periodista Giuseppe D'Avanzo, uno de sus mejores amigos, después de que falleciera durante la producción de la película. El mejor homenaje (cinematográfico) posible.
Título alternativo
Durante una entrevista promocional de 'La gran belleza', Paolo Sorrentino confesó que, en algunos momentos de la producción de la película, se llegó a plantear la posibilidad de que su título fuera 'L'Apparato Umano'. ¿Os suena? Efectivamente, se trata del mismo nombre que tenía la novela escrita por el protagonista de la película, Jep Gambardella.
Extensión original
Tras el primer montaje realizado por Paolo Sorrentino y su equipo, la duración de 'La gran belleza' era de, nada más y nada menos, que 183 minutos. Sin embargo, los productores le pidieron que usara la tijera y redujera considerablemente la extensión, algo que el cineasta llevó a cabo, más o menos, dejando a la película en 'solamente' 142 minutos. Eso sí, pasan como un auténtico suspiro.
Influencia literaria
En una de las escenas de 'La gran belleza', el personaje de Jep recuerda en voz alta una novela que comienza con la siguiente pregunta: "¿Quién soy yo?". La obra a la que se hace referencia en este diálogo es 'Nadja' de André Breton, un libro en el que, además, se basa considerablemente la parte central de la película.
La clave Flaubert
El escritor Gustave Flaubert declaró en una ocasión que tenía la firme intención de escribir una novela que fuera, literalmente, sobre la nada. Un concepto que entusiasmó a Paolo Sorrentino, quien afirmó que: "Por 'nada', Flaubert se refería a los rumores y los chismes, a las mil maneras en las que perdemos el tiempo, a las cosas que nos irritan o nos deleitan, pero que son tan efímeras que nos hacen dudar del significado de la vida. Ese 'nada' conforma la vida entera de muchas personas". En este sentido, el cineasta trató de convertir esta idea en una película. Y así surgió 'La gran belleza'.
Homenaje artístico
Talia Concept, uno de los muchos personajes memorables que aparecen en 'La gran belleza', era un homenaje/referencia de Paolo Sorrentino a una de sus artistas favoritas: Marina Abramovic.
Cameo del director
La escena del cónclave, una de las mejores de 'La gran belleza', fue rodada por Francesco Rosi, amigo de un Paolo Sorrentino que quería tener un cameo en la película durante este momento, pero que, al mismo tiempo, no quería tener que dirigirse a sí mismo. Ya se sabe, no se puede tener todo en la vida.