La solvencia interpretativa nunca ha sido una virtud especialmente destacada en Hollywood. Se suele preferir la espectacularidad del comúnmente definido como 'recital' antes que el trabajo bien hecho. Ni más ni menos. Y el caso de Matt Damon es uno de los más evidentes en este sentido. Es decir, estamos ante un actor al que pocas, muy pocas veces se le ha visto fallar. Acción, comedia, drama... poco importa el género, él aparece en pantalla, realiza su trabajo de la mejor y más convincente manera y fin.
Hacer que parezca sencillo lo (muy) complicado es una de las especialidades de un actor que, a lo largo de su carrera, ha demostrado siempre unas inquietudes artísticas más interesantes de lo que uno podría esperar. Incluso sus coqueteos con los blockbusters se han situado siempre por encima de la media, aportando cosas distintas y sorprendentes. Damon se ha alejado de cualquier cosa que se pareciera a una zona de confort y, en la mayoría de los casos, lo ha hecho con considerables dosis de acierto.
A continuación, analizamos los diez trabajos más destacados de su filmografía, interpretaciones siempre al servicio de buenas historias con las que Damon ha demostrado merecer su envidiable estatus dentro de la industria. Lejos de la excelencia, sí, pero efectivo al cien por cien. Pura solvencia. En el mejor de los sentidos.
Los 10 Mejores papeles de Matt Damon
'Una vida a lo grande'
Pese a ser una obra menor dentro del maravilloso catálogo de Alexander Payne principalmente por culpa de una extensión incomprensible, 'Una vida a lo grande' tenía tantas buenas ideas, escenas brillantes y momentos de auténtico cine, que sería absurdo e injusto obviarla. Especialmente si, como es el caso, se trata de hablar del talento de Matt Damon.
Porque el actor entrega aquí una de esas interpretaciones marca de la casa, sin estridencias ni excesos, mimetizado con la historia que está protagonizando, natural, fluida, tremendamente precisa. Se trata, en definitiva, de la última demostración, hasta la fecha, de la maravillosa capacidad de Damon para mantener en pie todo tipo de propuestas.
'Marte (The Martian)'
No tomarse demasiado en serio. Ahí estaba la clave, ¿quién nos lo iba a decir? Para recuperar al mejor Ridley Scott, perdido desde 'American Gangster' (2007), intuíamos que tendríamos que recurrir a la ciencia ficción pero, más allá de eso, todo eran incógnitas. Hasta que llegó la novela de Andy Weir y puso las cosas en su sitio a base de aventura clásica, sentido del humor sano y amable, tecnicismos que no pesan y emoción palomitera.
Por fin, 'Marte (The Martian)', nos traía de vuelta a un director tan obsesionado por crear una fascinación visual que se olvidaba con demasiada frecuencia del alma de sus películas, del corazón de las historias, de ir más allá del festín para los ojos. Para esta enésima resurrección, el cineasta se servía de una interpretación central de Matt Damon absolutamente maravillosa. Capaz de cargar sin problema alguno con el peso de toda la película, el actor conseguía encandilar al público de inicio a fin, haciéndonos partícipes de su historia y potenciando la sensación de identificación con él. Todos fuimos Matt Damon. Y mereció la pena.
'Behind the Candelabra'
De primeras, la combinación de Steven Soderbergh y HBO, ya pone los dientes largos. Por eso, cuando se anunció que el proyecto que el director planeaba llevar a cabo en 2013 era una película destinada a su emisión en el canal estrella de la televisión de las últimas décadas, la impaciencia se adueñó por completo del lugar. Sin embargo, en el momento en el que se detalló que la propuesta, 'Behind the Candelabra', sería un biopic sobre Liberace, una de las estrellas más delirantes y extravagantes de la historia del mundo del espectáculo estadounidense, algo no terminaba de encajar. Pero, claro, hablamos de Soderbergh, por lo que nunca se puede contar con la evidencia. Y, evidentemente, nos volvimos a equivocar con nuestras inquietudes y nos dimos de bruces con una de las mejores obras de la carrera del director.
Un trabajo deslumbrante en su factura técnica, algo que siempre se da por hecho con Soderbergh, pero más emocionante que ninguna de sus películas anteriores, capaz de llevar al espectador hasta ese punto tan ansiado en el que la sonrisa y la lágrima se descubren de manera simultánea. Todo ello no sería posible sin las interpretaciones de Matt Damon y Michael Douglas, impresionantes en dos trabajos que dejan huella.
'El soplón (The Informant)'
No es 'El soplón (The Informant)' la mejor película de Steven Soderbergh ni la mejor versión de Matt Damon, pero, sin embargo, resulta francamente complicado no admirarlas con insistencia.
Propuesta extraña de historia enrevesada, casi imposible de seguir, juguetona en su puesta en escena, perfecta en su montaje, ejemplar en su dirección y decididamente brillante en su interpretación protagonista. Y es que, más allá de la transformación física, lo que entrega aquí Damon es un trabajo de una precisión milimétrica, adaptándose con decidida entrega a las paredes cinematográficas y narrativas generadas por Soderbergh. Y no era nada sencillo. Un deslumbrante ejemplo de actor fusionado con el espíritu de una película.
'Infiltrados'
Sigue siendo tan incomprensible como indignante que los ÚNICOS Oscar a Mejor Director y Mejor Película que hayan caído entre las manos de Martin Scorsese sea el de 'Infiltrados'. Ojo, no porque estemos ante una mala película, ni muchísimo menos, hablamos de un thriller con todas las virtudes y señas de identidad de su genial autor, pero, maldita sea, hablamos de Scorsese.
En cualquier caso, bienvenidos aquellos premios que recompensen la labor de un cineasta absolutamente imprescindible, incluso cuando solamente se trate de un (gran) remake. La original, 'Juego sucio', ya era un potentísimo artefacto de acción y tensión realizada con importantes dosis de talento, suponiendo un más que asequible punto de partida para que Scorsese se sintiera en su elemento. Y vaya si lo hizo. Una explosión cinematográfica marca de la casa en la que Matt Damon se mostraba encantado de participar, entregando una interpretación modélica. Nada falta y nada sobra en ella.
'El buen pastor'
Ni siquiera los excesivos 160 minutos de duración de 'El buen pastor' suponen un inconveniente lo suficientemente serio como para hundir la cinta dirigida con un gran pulso por el mismísimo Robert de Niro. Mitad thriller y mitad melodrama, la película transcurre siempre desde el frío y la pausa, con un ritmo voluntariamente lento que, sin embargo, cautiva con su mezcla de inquietud y extraña tensión. Un escenario tan complejo como atractivo en el que Matt Damon despliega uno de sus recitales interpretativos más notables, siempre coherente con el tono y estilo de la historia, comedido e hipnótico en su austeridad gestual. En definitiva, un trabajo admirable.
'Ocean's Eleven (Hagan juego)'
La relación entre la taquilla y Steven Soderbergh no ha sido nunca especialmente intensa. Mientras la inmensa mayoría de la crítica se rendía película a película ante el talento del cineasta, el público nunca terminaba de responder con excesiva pasión. Hasta que llegó 'Ocean's Eleven', remake de la película homónima de 1960 en la que un grupo de once delincuentes se ponen manos a la obra para redondear el golpe perfecto, desplumar a la vez tres de los casinos más importantes de la ciudad de Las Vegas. Si buscamos razones para su éxito mundial, la respuesta fácil y evidente sería citar a su reparto.
Y es que contar con, atención, Matt Damon, Brad Pitt, George Clooney o Julia Roberts, entre muchos otros, es jugar sobre seguro, con infinitas garantías. Pero es que además Soderbergh volvía a entregarse en cuerpo y alma, elevando al infinito su capacidad para entregar el espectáculo más elegante posible. Uno es plenamente consciente de que todos los participantes se lo están pasando bomba en esta historia repleta de sorpresas, carisma y diversión. Rozando el entretenimiento perfecto con la punta de los dedos.
'El talento de Mr. Ripley'
Empecemos por la contundencia: 'El talento de Mr. Ripley' tiene la mejor interpretación de la carrera de Matt Damon.
La relación entre su personaje y el de un notable Jude Law durante la primera mitad de la historia, antes de que la trama abrace de manera ejemplar el tono de thriller asfixiante, deja momentos cinematográficos de primer nivel, con escenas tan perfectas como aquella en la que una partida de ajedrez en una bañera nos permite conocer los demonios y debilidades de ambos personajes en cuestión de minutos. Damon entiende a Ripley, lo quiere y respeta, lo valora y trata de comprender sus acciones. Por eso se mimetiza de una manera tan maravillosa con él y por eso su interpretación es tan memorable.
'El indomable Will Hunting'
El papel era todo un bombón. Después de todo, se lo había escrito él mismo. Por eso, no es de extrañar que Matt Damon aprovechara cada segundo en pantalla para demostrar su inmenso talento a la hora de conquistar el corazón de todos esos espectadores que convirtieron a 'El indomable Will Hunting' en algo más que una película de culto. En la película de sus vidas.
Y lo cierto es que, aunque algunos no compartamos esa pasión por la cinta que elevó al actor y a Ben Affleck a los altares de Hollywood, Oscar a Mejor Guion Original incluido, pocas objeciones se pueden hacer a una de esas historias contadas con cariño y ausencia total de pretensiones egocéntricas.
'El ultimátum de Bourne'
Palabras mayores. Si hablamos de cine de acción alejado de historias de superhéroes, la trilogía de Jason Bourne es, de manera prácticamente indiscutible, una de las cimas que ha alcanzado el género en estos últimos años. Y la mayor parte de culpa en la consecución de este envidiable logro la encontramos en la segunda y tercera entrega, dirigidas ambas por ese director asombroso llamado Paul Greengrass que agarró al personaje y la trama de la notable primera entrega y lo convirtió en algo más, en algo diferente, en algo único.
En este sentido, 'El ultimátum de Bourne' tenía la complicadísima tarea de superar a la sobresaliente 'El mito de Bourne' y, además, cerrar la historia principal del protagonista ofreciendo todas las respuestas que llevábamos años esperando. Misión más que cumplida. Sus impecables escenas de acción deberían ser obligatorias en cualquier escuela de cine, Matt Damon nunca estuvo mejor como Bourne y todas las incógnitas se resolvieron de una manera bastante sólida. Podríamos buscar elementos en contra, pero nos lo sigue poniendo muy difícil. Si hablamos de relevancia, es simple, el cine de acción reciente no se entendería sin Jason Bourne. Es decir, sin Matt Damon.