Si tu primera película ('American Beauty') se ha convertido en un clásico instantáneo, ¿qué puedes hacer a continuación? Doblar la apuesta, intentar innovar y aportar cosas diferentes a un género tan complejo y manido como el cine negro centrado en la mafia. Algunas de las obras maestras más importantes de la historia del cine usaron este universo para profundizar en la psicología de unos personajes de huella Shakespeare con los que, más allá de los tiroteos y maleteros de coche, podíamos sentirnos identificados. Sus miedos no distaban demasiado de los nuestros y su defensa de la familia va implícita en nuestra sociedad desde el principio de los tiempos. Son elementos básicos, elementales a una forma de ser que el cine acompañó con atmósferas oscuras, habitaciones a media luz y ofertas que no podrás rechazar. Sam Mendes aceptó el reto y se puso manos a la obra con 'Camino a la perdición', su segunda película. Y su segundo triunfo incontestable.
El director británico se centró en la novela gráfica homónima escrita por Max Allan Collins, que a su vez estaba basada en el manga 'Lone Wolf and Club', para dar forma a una historia de violencia, amor y, por encima de todo, conexión entre padre e hijo, repleta de escenas para el recuerdo y con una capacidad deslumbrante para unificar en un mismo discurso cinematográfico el aroma de sus grandes referentes y el mejor cine contemporáneo. El ayer y el (pasado) mañana.
La magnífica historia hacía el resto, al igual que un reparto que contaba con dos recitales para el recuerdo de Tom Hanks y Paul Newman. Un conjunto de virtudes entre los que brilla con especial intensidad, una vez más, la dirección de un Mendes obsesionado con el mimo a los pequeños detalles dentro de las grandes tragedias. Su puesta en escena, su pulso pausado y, al mismo tiempo, intensísimo, no nos permite apartar la mirada de una película que, con el paso del tiempo, ha confirmado lo que ya se intuía desde su estreno: ser uno de los grandes clásicos del género.
Curiosidades de 'Camino a la perdición'
Las opciones de Mendes
Tras el tremendo éxito obtenido con la maravillosa 'American Beauty', arrase en los Oscar incluido, Sam Mendes comenzó a recibir propuestas para el que sería su segundo trabajo cinematográfico. Así, el cineasta rechazó proyectos tan variados como 'Una mente maravillosa', 'K-Pax' o 'Atando cabos'. ¿Por qué se decantó por 'Camino a la perdición'? Por la ausencia de diálogos en el guion, un cambio bastante grande respecto a su debut.
Mago Law
Antes de que se iniciara el rodaje, Jude Law estuvo trabajando codo con codo con, atención, un mago para aprender a pasar una moneda entre los dedos. Las clases fueron genial, como bien se puede comprobar en la película.
Visitas y piropos
A la hora de tratar de convencer al enorme Paul Newman para que se sumara al proyecto, Sam Mendes acudió hasta su hogar y lo primero que hizo fue empezar a alabar su belleza y aspecto juvenil. Desconocemos si fue la razón principal, pero el caso es que el legendario actor terminó aceptando la oferta, así que punto para el director británico.
Favorita familiar
El polémico hijo de Tom Hanks, Chet, ha confesado en varias ocasiones que 'Camino a la perdición' es la película e interpretación favorita de la carrera de su ilustre padre. El motivo por el cual se queda con esta obra maestra es que, en su opinión, es el papel más alejado de lo que realmente es su padre en el día a día.
La emoción de Hall
El gran Conrad L. Hall, director de fotografía inconmensurable, estaba preparando una toma de Paul Newman en 'Camino a la perdición' cuando, tras observar al actor durante unos segundos, se puso a llorar de emoción. En este sentido, conviene recordar que ya habían colaborado previamente en numerosas ocasiones y que hablamos del último largometraje de acción real de ambos antes de sus respectivos fallecimientos.
El odio de Jude
La apariencia de Jude Law en la película no era, ni mucho menos, uno de los aspectos favoritos del actor. De hecho, la odiaba tanto que pidió usar una gorra cada vez que no estaba rodando. Una de las principales razones de este descontento era su extrema palidez, factor en el que el propio Sam Mendes pidió que se hiciera un mayor hincapié.
Sin Capone
En un primer momento, Anthony LaPaglia iba a aparecer en 'Camino a la perdición' interpretando al mismísimo Al Capone, llegando a rodar la escena. Sin embargo, Sam Mendes decidió finalmente dejar este momento fuera de la película, algo que provocó que el intérprete apareciera el primero en los agradecimientos ubicados en los créditos finales.
Cambios de fecha
Al ver el potencial que tenía 'Camino a la perdición' de cara a la temporada de premios, el estudio pensó en estrenarla en fechas navideñas para aumentar sus opciones. Sin embargo, Sam Mendes pidió más tiempo para terminar la película lo que provocó que viera la luz finalmente en pleno verano de 2002.
Amor a primera página
El productor Dean Zanuck confesó que no había leído nunca una novel gráfica hasta que le llegó 'Camino a la perdición' y se enamoró a la primera página. A continuación, le envió una copia a su padre, Richard D. Zanuck, para que le diera su opinión. Y el entusiasmo fue exactamente igual de grande. Así, ambos le hicieron llegar la novela a Steven Spielberg, quien les llamó dos días después para confirmar que estaba interesado en poner en marcha el proyecto, aunque nunca se planteó dirigirlo.
Aprobado en conducción
El jovencísimo Tyler Hoechlin tuvo que aprender a conducir para la película, algo que, lejos de asustarle, le hizo una tremenda ilusión. Para que consiguiera manejar el coche de la mejor forma posible, y aunque demostró una admirable soltura desde el principio, contó durante el rodaje de las escenas con la ayuda de un conductor experto sentado en la parte de atrás con su propio conjunto de controles de conducción.
